Con el LIFECar, la firma británica se plantea una potencial revolución del diseño de los sistemas de propulsión en un coche netamente deportivo de elevadas prestaciones, sin emisiones contaminantes y que permanezca fiel a los principios de la marca. Ni más ni menos que un Morgan con cero emisiones y que continúe siendo un Morgan.
El coche está equipado con una pila de combustible de hidrógeno. La electricidad generada por el sistema se envía a cuatro motores conectados a cada una de las ruedas, que también se encargan de almacenar energía en las fases de deceleración y frenado para posteriormente reutilizar entorno al 50%, un 40% más que los sistemas actuales montados en grandes series. El empleo de baterías para el almacenamiento de electricidad que se utiliza en los actuales sistemas eléctricos no cuadra con los planteamientos de Morgan por su excesivo peso. Por ello, en el LIFECar se han descartado en favor de un banco de ultracapacitores que permite proyectar un vehículo mucho más liviano y con un mejor reparto de masas, acorde con los planteamientos de siempre en Morgan. Este sistema cuenta con un control electrónico desarrollado específicamente por la Universidad de Cranfield.El LIFECar ha sido desarrollado para arrojar un consumo equivalente a 1,8 l/100 km de gasolina. Tiene una velocidad máxima potencial de 130 km/h, una aceleración de 0 a 100 km/h por debajo de los 7 segundos y una autonomía de unos 400 km.
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