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Si el Volkswagen Escarabajo fue fundamental para motorizar Alemania y el Renault 4CV hizo lo propio en Francia, y los Fiat Topolino y 500 cumplieron el mismo papel en Italia, en España fue el SEAT 600 el responsable del definitivo abandono de la moto a las cuatro ruedas, envueltas en una compacta y asequible carrocería «todo atrás».
En 1964, SEAT llegó al millón de unidades producidas ©SEAT
Fue a partir de 1963 cuando el 600 empezó a despuntar realmente, con el lanzamiento de la versión D. De las 80 unidades diarias que se producían a principios de 1961 se llegó a finales de 1964 a los 240 ejemplares. Pese a las trabas de Fiat, los responsables de la firma barcelonesa se las compusieron para exportar 150 unidades del 600 a Colombia.
SEAT 600 ©SEAT
Dichas dificultades finalizaron con una nueva distribución del capital, en la que el INI y Fiat pasaban a tener un porcentaje en torno al 36% cada uno. Gracias a ello, el potencial exportador de SEAT se extendió a 12 países distintos.
Por aquella época SEAT ya se atrevía a crear sus propios diseños y, derivado del 600, creó el 800, una versión 4 puertas del primero que, pese a las expectativas, no tuvo la repercusión del original.
SEAT 1500 berlina ©SEAT |
SEAT 1500 Familiar ©SEAT |
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Antes de todo esto, sin embargo, había llegado el SEAT 1500, una derivación del 1400 C lanzado en 1960. De hecho, en la primera serie del 1500 se utilizó el mismo bastidor y carrocería de su antecesor, aunque con un motor de 1.481 cc que le daba el nombre.
Del mismo modo que ocurrió con el 1400, el nuevo buque insignia de la marca tuvo múltiples aplicaciones, desde coche de representación (con una limusina de 7 plazas) a taxi, pasando por la ambulancia que aprovechaba la estructura del 1500 Familiar lanzado a finales de los ’60.
La producción, en 1968, se lanzó a los 200.000 vehículos anuales gracias a la aparición de nuevos modelos, como el 124 ese mismo año o el 850 el curso anterior.
60 años de SEAT
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