El Renault Laguna, lanzado en octubre de 2007, supuso el primer paso de la marca francesa en una nueva dirección. Los coches de la firma del rombo ofrecían, hasta ese momento, una apreciada relación entre equipamiento y precio.
Gabriel Esono.- La calidad percibida de sus realizaciones y el talante muy familiar de la gama condicionaban, sin embargo, a muchos de sus potenciales clientes.
En esta nueva generación de modelos, Renault ha hecho especial hincapié en la calidad percibida, en la robustez y en la fiabilidad. También se ha tratado de proporcionar aquello tan intangible que se suele llamar «placer de conducir», para lo cual se ha diseñado un chasis pensado para reaccionar con inmediatez.
El Laguna Coupé se beneficia de esta nueva interpretación, y la mejora gracias a las propias características de su carrocería y a un bastidor especialmente puesto a punto. La dirección a las cuatro ruedas, que estrenaron las versiones GT de la berlina y el familiar, es uno de los elementos que colocan a la gama medio-alta de Renault en un nivel superior respecto a la que sustituye. El nivel de equipamiento y el aporte tecnológico, serían otros de los puntos mejorados. Y esta nueva carrocería redondea una oferta que mira de frente a la de otras marcas como la de la también francesa Peugeot, que ofrece el 407 Coupé, o los Alfa Romeo Brera y los A5 de Audi, Serie 3 de BMW y CLK de Mercedes.
Renault es consciente, sin embargo, de que para competir en este segmento, copado especialmente por los fabricantes premium alemanes, tenía que ofrecer mecánicas más solventes que el ya veterano gasolina V6 que diseñó conjuntamente con PSA. Por ese motivo ha adaptado el seis cilindros de 3.498 cc de gasolina, de origen Nissan, y ya montado en modelos tan dispares como el Renault Vel Satis o el deportivo Nissan 350Z. Con 240 CV de potencia y 330 Nm de par, este motor ejercerá como tope de gama, aunque su tacto será menos deportivo que el del otro gasolina de la gama, un dos litros derivado del conocido en el Mégane RS, cuyo turbo Twin Scroll le permite ofrecer 205 CV. En cuanto a los diésel, inicialmente habrá dos variantes del 2.0 dCi, con 150 CV y 180 CV, y más tarde llegarán una versión intermedia, con 175 CV, y un poderoso 3.0 dCi V6, con turbo de geometría variable, que entrega 235 CV y 450 Nm. Estos cinco motores cumplen con la normativa antipolución Euro 5. Por otra parte, los 6 cilindros montarán de serie una caja de cambios automática, mientras que para el resto será manual. Ambas con 6 velocidades.
La gama se estructurará en 3 niveles de acabado: Coupé, GT e Initiale. Esta última es la que ofrecerá las terminaciones más lujosas de serie, como los asientos delanteros eléctricos con memoria y calefactables o el sistema de navegación DVD con Bluetooth. También contará, como en el GT, con el radar de proximidad delantero, faros bi-xenón y la tapicería de piel. Sin embargo el GT se distinguirá por incorporar de serie el sistema de dirección a las cuatro ruedas (opcional en los Initiale V6), que en Renault llaman Chasis 4Control.
Presentado el pasado marzo en las versiones GT de la berlina y Grand Tour, este sistema mejora la agilidad y maniobrabilidad del vehículo a baja velocidad, al girar las ruedas traseras hasta 3.5º en sentido contrario a las delanteras. Con ello se reduce el diámetro de giro del coche y, a la vez, se consigue una dirección más directa. A partir de 60 km/h, cambia la ley de actuación y entonces el eje posterior gira en el mismo sentido que el anterior, con lo que el Laguna GT se comporta como si tuviera mayor batalla, lo que le otorga un mayor aplomo en curva rápida.
Si la seguridad activa está garantizada con la dirección a las 4 ruedas, así como con los controles de tracción y estabilidad, las 5 estrellas obtenidas en el test EuroNCAP también demuestran el interés de la marca en equipar al nuevo Laguna con una estructura estudiada para soportar impactos. Los 8 airbags contribuyen a reforzar este aspecto que los fabricantes se toman cada vez más en serio.