Las caras de estupor de los transeúntes poco informados eran todo un poema cuando se daban cuenta que lo que estaba circulando por las calles de su ciudad era un auténtico prototipo de Le Mans que todavía conservaba algunas de las cicatrices de una guerra librada durante 24 interminables horas en el mítico trazado francés. «Traer el Peugeot aquí es algo muy difícil» recordaba Marc Gené al inicio del acto.
El piloto catalán admitió que la dificultad de una exhibición como esta no consistía precisamente en saltarse los semáforos en rojo y no ser multado, sino en moverse tan despacio con un vehículo con unas relaciones de cambio concebidas para rodar a 360 km/h. Con todo, las sensaciones desde el interior del vehículo eran más que satisfactorias: «Tenía un sueño que era ganar las 24 Horas de Le Mans, pero nunca había soñado con hacer todo esto en Sabadell«.
El prototipo estuvo mimado en todo momento por el equipo de ingenieros que se hizo cargo del coche en Le Mans, a los que Marc saludó uno por uno y agradeció su presencia en Sabadell.