Salón del Automóvil de Frankfurt: Bentley Mulsanne

Redacción (Frankfurt).- El lanzamiento de un Bentley es siempre noticia, pero si encima la marca se atreve a recuperar el nombre Mulsanne, la novedad se convierte en nostalgia.

Esto ocurre porque, al bautizar con ese nombre a su nueva limusina, el constructor de coches de lujo rinde tributo a la curva que sigue a la larguísima recta del circuito de Le Mans, donde puede presumir de haber conseguido la victoria en seis ocasiones en la prueba de resistencia más mítica del automovilismo.

Los guiños con el pasado no se acaban aquí, puesto que el frontal del Bentley Mulsanne se inspira en el S-Type de la década de los 50, con un frontal en el que domina la tradicional rejilla y los faros interiores redondos. La tecnología de vanguardia, sin embargo, no puede dejarse de lado, y anticipo de ello son los pilotos traseros tipo LED.

El interior hace también acopio de aportes tecnológicos como un sistema multimedia con un disco duro y pantalla de 8 pulgadas con el que se controla el navegador, el audio, vídeo y el teléfono. Aunque estos dispositivos suponen un mero aporte de contemporaneidad en un habitáculo en el que se cuidan detalles que van desde el diseño y la combinación de colores hasta el olor y la elaboración artesana de los materiales.

Se ha incrementado el uso de madera y cuero para dar mayor sensación de lujo, y se combinan con salidas de aire con forma de ojo de buey y otros detalles como acabados en acero inoxidable e interruptores de vidrio.

Como un Bentley sin un motor V8 perdería gran parte de su esencia, para la ocasión se ha optado por renovar el conocido de 6 ¾ litros y dotarlo de las últimas tecnologías. Las novedades más significativas tienen que ver con la distribución, que ahora es variable tanto en tiempos de apertura y cierre de las válvulas como en alzado.

Una de las aplicaciones de estos dispositivos consiste en la posibilidad de mantener cerradas las válvulas de 4 cilindros del V8 para ahorrar combustible cuando se circula a velocidad de crucero. El cambio automático ZF de 8 relaciones, que envía la fuerza del motor a las ruedas traseras cuenta, por primera vez en Bentley, con levas en el volante y también pone su granito de arena en el apartado del consumo, donde la marca asegura haber logrado un descenso de la media del 15%.

En cualquier caso, habrá que saber qué velocidad consideran que es la de crucero, porque con 512 CV de potencia que salen de este V8 con dos turbocompresores y un par máximo de 1020 Nm disponible antes de las 1.800 rpm lo probable es que la media siga estando muy por encima de la del tráfico del pueblo.

El chasis del Mulsanne, por su parte, incorpora un sistema de control dinámico de conducción que, mediante un selector ubicado en la consola central permite al conductor elegir entre tres tipos de respuesta de la nueva suspensión neumática variable y de la dirección: Bentley, Deportivo y Confort.

Los enormes neumáticos de 265/45 sobre llanta de 20″ de serie (265/40 R 21 opcionales) ponen la guinda a un comportamiento dinámico que se supone de primer nivel, siempre teniendo en cuenta que se trata de un automóvil de más de 5 metros y medio de longitud y casi dos metros de anchura.