Museo Lamborghini: Espada

Roger Escriche.– El Espada responde al deseo inicial de Ferruccio Lamborghini de ofrecer una gama completa de GT, y no un único deportivo de altas prestaciones. El modelo fue presentado en el Salón de Ginebra de 1968 como Tipo 108 Espada, sin que por lo visto nadie tuviera muy claro si se trataba de un prototipo o de un auténtico coche de producción.

Esta vez el diseño se encargó a Carrozzeria Bertone, que supo dibujar unas líneas puras y de una elegancia sin fisuras, inspiradas en el futurista Marzal de Gandinivisto el año anterior en Ginebra y con inequívocos paralelismos con el Jaguar Pirana. En el proyecto prevaleció la necesidad de contar con cuatro plazas reales y habitables.

El Espada fue uno de los Lamborghini con más éxito comercial, el auténtico respaldo económico de la compañía durante 10 años. Mecánicamente difería muy poco del 350 GT/400 GT: montaba el mismo V12 a 60º con cuádruple árbol de levas, aunque con algo menos de potencia que en el Islero. La transmisión era también idéntica, pero en este caso el diferencial de deslizamiento limitado se ofrecía únicamente como opción.

La única diferencia importante -en este caso, enorme- era el totalmente nuevo diseño del chasis, con una estructura de acero en la que se acoplaba el motor y las suspensiones. Buena parte del montaje del Espada fue subcontratado y cada vehículo pasaba por varios exilios antes de regresar a Sant’Agata Bolognese para acoplar los componentes mecánicos.

El interior del Espada era amplio -apto realmente para cuatro adultos- y muy luminoso, pero en cuestión de acabados era un desastre, especialmente las unidades de la primera serie. Uniones verdaderamente pobres, paneles que no encajaban, pintura exterior deficiente y un velocímetro prácticamente inútil tarado en kilómetros cuando el contador de distancia total estaba tarado en millas.

En 1970, Lamborghini introdujo el Espada Series II o 400 GTE, con un motor de 350 bhp, frenos con discos ventilados y un interior mejorado. La tercera serie del Espada llegó en 1973, con nuevo diseño del salpicadero y suspensiones y frenos revisados a conciencia.

En 1974 se ofreció como opción una transmisión automática de procedencia Chrysler que no sintonizaba en absoluto con un motor de su categoría y caballaje, a pesar de ser más flexible que muchos de los V12 de la competencia. La imprudencia del cambio automático duró exactamente siete unidades del Espada, la mayoría de ellas exportadas a los Estados Unidos.

Cochesafondo en el Museo Lamborghini I

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