©Mini
Hace poco más de 50 años un tal Alec Issigonis presentó un concepto de automóvil que revolucionaría la concepción tradicional de lo que un coche popular debe ser, el Mini. Su motor pequeño motor transversal delantero de cuatro cilindros permitía diseñar un habitáculo para cuatro ocupantes y equipaje en apenas tres metros. Además, era muy divertido de conducir.
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En ese mismo año 1959, Jack Brabham lograba el primer título mundial de Fórmula 1 para el equipo John Cooper. Casualidad o destino, lo cierto es que dos acontecimientos aparentemente inconexos hace medio siglo ahora se han reunido en la forma de una serie especial del Mini John Cooper Works, denominada World Championship 50.
El hijo de John Cooper, Mike, ha sido el que ha inspirado esta especial celebración, que contará con su firma estampada en una placa y en una de las franjas del capó de las 250 unidades numeradas que verán la luz, convenientemente personalizadas con numerosos detalles específicos, como el color verde Connaught.
Los faros bi-xenón tienen el fondo negro, igual que la carcasa de los faros auxiliares, a juego con las aplicaciones de carbono en la entrada de aire del capó, los retrovisores exteriores o el difusor trasero. También el interior está salpicado de inserciones exclusivas, donde los asientos de cuero negro contrastan con los remates rojos, del mismo color que algunos acabados en el salpicadero y las puertas.
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Mecánicamente se ha respetado la base conocida del John Cooper Works original, cuyo motor 1.6 de inyección directa y turbocompresor Twin-Scroll es capaz de entregar 211 CV y un par motor de 260 Nm entre 1.850 rpm y 5.600 rpm. Gracias a la función overboost, el par se puede incrementar puntualmente hasta los 280 Nm. Las llantas de aleación Challenge de radios cruzados en color negro ‘Jet’ pertenecen al paquete aerodinámico de la preparación de base.
