Claro que la enorme promoción que supusieron los Juegos Olímpicos de Barcelona al año siguiente ayudó lo suyo, pero fue la utilización de componentes del Grupo Volkswagen, así como la llegada de procesos de producción más eficientes, lo que desmarcaba a la nueva SEAT de la anterior.
Esos procesos se integraban en la nueva planta de Martorell, inaugurada a principios de 1993, que presumía de una capacidad para producir 1.500 coches diarios. La segunda generación del SEAT Ibiza ya salió de allí, igual que su derivado con carrocería de dos volúmenes y medio, el Córdoba, que sustituyó al Málaga.
Ese mismo año se trasladó la producción del Toledo a la nueva factoría, lo que supuso prácticamente el cierre de la antigua fábrica de la Zona Franca. Pese a la evidente mejora del producto, la empresa tiene que llevar a cabo un severo y conflictivo saneamiento que trajo consigo grandes protestas por parte de los trabajadores.
Los planes de la marca, sin embargo, seguían su curso y fruto de ello fue el lanzamiento en 1995 del SEAT Alhambra, el monovolumen del segmento alto que se producía en la planta que Volkswagen posee en Palmela, Portugal,
la misma de donde salían el VW Sharan y el Ford Galaxy. Posteriormente llegó el Córdoba SX, de dos puertas, y el Inca, el derivado comercial de la familia Ibiza.El polivalente de SEAT siempre se destacó por unas dimensiones que lo acercaban al segmento de los compactos, pero en 1997, con la llegada del primer Cupra, el talante deportivo que la marca pretendía imprimir a sus modelos comenzaba a ser algo más que un apelativo impreso en los catálogos.
De hecho, las victorias obtenidas en el Mundial de Rallies, en la categoría de dos ruedas motrices entre 1996 y 1998, refrendaban el buen hacer de SEAT en este sentido y, especialmente, de SEAT Sport, que llegó a competir con un Córdoba WRC que logró el título alemán de rallies.
Otra de las buenas noticias comerciales fue la entrada en escena, en 1998, del nuevo León, modelo con el que SEAT recuperaba la presencia en el fundamental segmento de los compactos y que había abandonado con el cese de la producción del Ronda. Diferentes eran las pretensiones del Córdoba Vario, cuya carrocería familiar tuvo más adeptos fuera que dentro de nuestras fronteras, y del pequeño Arosa, que compartía muchos elementos con el Volkswagen Lupo.El Salón de Ginebra de 1999 supuso un nuevo punto de inflexión para SEAT, que estrenó allí el actual escudo de la marca, presidiendo la parrilla del concept car Fórmula y del Toledo Cupra V6.
Continuar leyendo: nueva cara para el siglo XXI