Prueba realizada por Roger Escriche
El Audi A3 no es un cualquiera. La exitosa primera generación del modelo fue capaz de pegarle un codazo al hasta entonces intocable Volkswagen Golf como vehículo aspiracional entre la juventud, ya fuera de edad o de espíritu, que es lo mismo. Ese primer A3 no envejeció muy bien, pero Audi supo sacar un brillo a la segunda generación de su compacto que perdura hasta hoy.
En esa primera generación de Audi A3 era bastante corriente ver las siglas 1.9 TDI en el portón del maletero. Con el tiempo, la opción intermedia del compacto de los cuatro aros ha pasado a ser la variante de 140 CV del motor de 2.0 litros TDI que traemos a Cochesafondo.com, una posición que tendría que ofrecer el balance perfecto entre prestaciones y consumos. Veremos si es así.
En cuanto a los rivales del Audi A3, una cosa es la teoría y otra muy diferente la práctica. La teoría es que como compacto diésel con tracción delantera (o total) de una marca premium no tiene rival. Así de sencillo.
El BMW 118d de 143 CV está únicamente disponible con tracción trasera (a pesar de que parece que las cosas van a cambiar bastante en Múnich durante los próximos años) y Mercedes-Benz sólo cuenta entre sus tropecientasmil carrocerías con el CLC, un compacto de 3 puertas al que en Stuttgart llamaban SportCoupe. Las cosas en Lexus van a ir también por otros derroteros, puesto que el esperadísimo CT 200h será un híbrido.
La práctica, sin embargo, es bastante diferente. Como simple compacto diésel de 140 CV los rivales están por todas partes y aparecen en los lugares más insospechados. Lo más previsible y recurrente se encuentra en el propio Grupo Volkswagen, y se llama evidentemente Golf. Mismo motor y parecida aura de exclusividad. El trillizo en discordia es el SEAT León, que también cuenta con el motor 2.0 TDI de 140 CV.
A partir de aquí, lo que ya conocemos. Ford Focus TDCi de 136 CV, Subaru Impreza 2.0D de 150 CV, Mazda 3 2.2 CRTD de 150 CV o Alfa Romeo Giulietta 2.0 JTDm-2 de 140 CV son los que pueden atacar con más éxito al compacto de los cuatro aros por el flanco del precio ofreciendo un buen comportamiento y prestaciones.
Volvamos al portón trasero, donde encontramos la combinación de letras y números 2.0 TDI, signo inequívoco de su pedigrí germano. Esta versión del bloque de 2.0 litros diésel con inyección directa common-rail y sobrealimentación es un motor brillante a medio régimen, donde ofrece un empuje destacable hasta el final de la zona de par máximo -320 Nm- sobre las 2.500 rpm. Los 140 CV llegan oficialmente a las 4.000 rpm, pero más arriba el rendimiento decae perceptiblemente.
El resultado es que nos ofrece un buen nivel de prestaciones para la mayoría de situaciones, y lo hace con una gran suavidad de funcionamiento en todo el rango de revoluciones, sin transmitir vibraciones ni exigir un uso constante del cambio. Por si alguien es particularmente aficionado a los números, los 8,9 segundos que necesita para completar el 0 a 100 km/h dan una idea de que la palabra ‘diversión’ puede encajar sin problemas en el diccionario de esta variante.
La novedad del asunto es un sistema Start & Stop perfecto en cuanto a funcionamiento que contribuye en los ciclos urbanos a mantener los consumos a raya. Es cierto que hoy en día 140 CV ya no engullen carburante como antaño, pero terminar la prueba con una media de consumo de 6,5 l/100 km es como para estar bastante orgulloso de la eficiencia del motor.
En realidad, el primer síntoma de que esta variante del A3 no nos dará la excusa perfecta para ir a comprar golosinas en todas las áreas de servicio que nos encontremos por el camino llegó minutos después de recoger el vehículo con los 55 litros de carburante en el depósito, cuando por arte de magia la autonomía que indicaba el ordenador de abordo alcanzó los 1.000 km.
El motor está asociado a un cambio manual de seis velocidades que, confieso, utilicé más de lo que era estrictamente necesario durante toda la prueba por el simple gusto de notar su impecable tacto. Pensé que arrancarlo antes de devolver el coche hubiera sido demasiado, así que lo dejé en su sitio.
Un pequeño detalle a tener en cuenta: este ejemplar de Audi A3 2.0 TDI contaba entre su equipamiento opcional con el pack S-Line. En el señorial Audi A6 Avant que tuvimos ocasión de probar, las suspensiones deportivas y la carrocería rebajada no pretendían ocultar el talante aposentado de la berlina de lujo, pero en el compacto A3 es un aspecto muy a tener en cuenta para los más volantistas.
El elaborado bastidor tiene bastante que ver con que el Audi A3 no sólo no se ponga nervioso cuando delante del morro aparece una curva tras otra, sino que entregue agilidad y bastante contención respecto al decepcionante subviraje, además de un aplomo tremendo en las curvas más rápidas. La distancia entre lo que el conductor cree que va a pasar y lo que pasa es realmente muy corta en el A3.
Como creación de Audi que es, sin embargo, todo lo dicho es perfectamente compatible con un enorme mimo a los ocupantes. Las suspensiones deportivas son firmes y eficaces, pero igualmente cómodas. Esta combinación entre funcionamiento intachable y comodidad transmite una sensación de calidad que concuerda perfectamente con los cuatro aros incrustados en el volante.
Hablar de la dirección, ya que viene a cuento, sería redundar en la virtud del punto medio, con una dureza y rapidez perfectas sólo empañadas por la forma achatada del volante, que es muy bonito pero cuesta encontrarle la utilidad.
Los neumáticos de 225/45 en unas preciosas llantas de 17 pulgadas se mostraron adaptados a las características del vehículo a pesar de sus generosas dimensiones, y lo mismo se puede decir de los frenos, que superaron sin apenas despeinarse los tramos más exigentes.
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A estas alturas de la película, a nadie le puede pasar por alto que dentro del segmento de los compactos el Audi A3 ofrece lo mejor de lo mejor en cuanto a calidad de terminación. Algunos dirán que el interior es algo sobrio, pero nadie podrá negar que sea elegante.
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Lo que tampoco nadie podrá negar es que todo, los plásticos, las pieles, los selectores y botones, las palancas y cualquier otro sustantivo que utilicemos para referirnos al habitáculo del A3 transmiten calidad de tacto y agrado de uso.
Los asientos del paquete S-Line, por ejemplo, destacan por su calidez y comodidad, ofreciendo a sus ocupantes una especie de suave firmeza. A partir de aquí, encontrar la posición óptima al volante está más que chupado.
El acceso a las plazas traseras es tan poco práctico como el de cualquier compacto de tres puertas, un aspecto agravado en este caso por unos asientos delanteros de considerable peso y tamaño, pero una vez conseguimos aposentarnos en la banqueta las formas regulares en la parte trasera ayudan mucho a encontrar una postura cómoda.
El único punto negativo reseñable del interior del Audi A3 es la visibilidad trasera, que es bastante reducida.
Lo mejor de todo esto es que Audi no necesita esconder nada. Podemos hurgar en cualquier parte del vehículo, como el maletero, y nos encontraremos la misma calidad de acabado. En cuanto a capacidad, sus 350 litros están en la línea de lo que se ofrece en su segmento, con el añadido de que la boca de carga es bastante amplia. Con una superficie de carga más plana cuando se abate la banqueta trasera se hubiera tocado la perfección.
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Parece que en Audi querían poner difícil eso de encontrarle defectos a su compacto. El término medio entre el 1.6 TDI y la versión con 170 CV del mismo bloque de 2.0 litros nos ofrece el preciado equilibrio entre consumos y prestaciones. Es un coche cómodo con una calidad de terminación excelente.
En carretera, se destapa como un buen rutero que no le hace ascos a los puertos de montaña, especialmente con el paquete S-Line. Y encima pocos se atreverían a decir que no es un coche agradable a la vista…
El único pero es que aquí también habría que hablar de dinero, como de costumbre. Con este propulsor, el Audi A3 arranca en los 24.970 € del acabado Attraction, aunque podemos llegar sin problemas hasta los 31.710 € si nos decidimos a montar la transmisión total permanente quattro. La opción con el acabado Ambition tiene un precio básico de 28.100 €, una cifra que sin ser ninguna ganga le permite competir en igualdad de condiciones con los más elitistas del segmento.
Después está todo el mundo de las opciones, y aquí sí que pronto queda caro que Audi es una marca de las consideradas premium. La cantidad de tapicerías, inserciones interiores de diferentes materiales, volantes y llantas disponibles son para volverse loco, así que nos detendremos directamente en algunas opciones interesantes.
La luz adaptativa Dynamic Adaptative Light nos costará 420 €, el asistente de luces de carretera 170 € y el asistente para arranque en pendientes 130 €. Los asientos delanteros calefactables 410 €, mientras que el asistente de aparcamiento delantero y trasero 995 €. Para montar el excelente equipo de sonido Bose nos pedirán 730 €, más 460 € si queremos un
intercambiador de seis CD y 255 € con la consola para iPod. Los sistemas de navegación arrancan en los 950 € hasta los 2.600 €. El receptor de TV 1.180 €, y el bluetooth 370 €.
También es cierto que podemos cortar por lo sano instalando directamente el paquete deportivo S-Line por 2.070 €, y aún así continuaremos disponiendo que un sinfín de opciones. Por ejemplo, si al paquete deportivo S-Line le añadimos el paquete exterior S-Line tendremos que desembolsar 1.810 € más. E incluso después de todo esto, todavía quedan algunas opciones más de Audi Exclusive disponibles. ¿Es humanamente posible que circulen dos Audi A3 iguales?
Garantizo que no es una invención y que no me lo ha dicho una, ni dos, ni tres personas, sino muchas:
que el Audi A3 es un coche de chica. ¿Lo es? No lo sé… ¿cómo es un coche de chica? ¿Es verdad, señores de Audi, que el A3 es un coche de chica?
No puede ser por el color, porque la mayoría de Ferrari serían de lo más femenino… ¿Las puertas? ¿No tienen puertas todos los coches? ¿Los faros, quizá? Entonces, ¿los faros de chicos son redondos?
Respondan, señores de Audi. Quiero aclararlo, porque si efectivamente es un coche de chica, durante los últimos días he estado explorando a conciencia mi lado femenino. Y la experiencia me ha gustado, tengo que añadir.
Supongo que otro día conduciré un pick-up lleno de barro, transportaré sacos de arena y si es necesario bajaré la ventanilla y escupiré al exterior para reencontrarme con mi lado más rudo. Pero hasta que no llegue ese día, creo que no tengo claras las diferencias hay entre un coche de chica y otro de chico…