Toyota toma medidas

Ciudad Toyota (Japón).- Los últimos meses están resultando críticos para el mayor fabricante del mundo, cuyas marcas han visto drásticamente reducido su crédito como consecuencia de los problemas de calidad que han afectado a una parte significativa de sus marcas más importantes, Toyota y Lexus.

Durante años, Toyota se mantuvo como el segundo productor a nivel mundial, por detrás del gigante americano General Motors, hoy en pleno proceso de reinvención. Sus dirigentes aseguraban que no tenían ningún interés en convertir Toyota en el número uno, si eso era a costa de reducir la calidad de sus modelos.

Sin embargo, desde el caso «pedalgate» aparecido a principios de año, en el que más de 4 millones de vehículos estaban afectados por un defecto que podía implicar que el acelerador se quedara atascado, parecía que a la firma japonesa le habían crecido los enanos. En poco tiempo han salido a la luz otros defectos que afectaban a la seguridad, como por ejemplo un fallo en el funcionamiento del control de estabilidad del VSC del Lexus GX 460, modelo de lujo derivado del Toyota Land Cruiser.

Según Automotive News, en los últimos días también se ha desvelado un informe de la misma Toyota, en el que se identificaba una avería recurrente en motores V6 y V8, montados tanto en modelos de la marca generalista como en la premium entre marzo de 2007 y agosto de 2008.

Más de 270.000 unidades fueron llamadas a revisión en Asia y Norteamérica debido a la rotura de muelles de válvula. Aunque esta avería afectaba al rendimiento de los propulsores, más que a la seguridad, no ha sido hasta ahora que se decidió hacer una llamada masiva, sobre todo después detectar desde octubre de 2009 un incremento de informes de «fallo total del motor» y de rotura de los muelles de válvula de 3,3 mm.

Hasta ahora, todas las respuestas de Toyota en este sentido habían ido encaminadas a resolver el problema a posteriori, con infinidad de llamadas a revisión que, por lo visto, han afectado mucho más a otros continentes, donde la penetración de sus productos es superior a la Europea.

Ello no ha impedido, sin embargo, que su imagen se esté viendo deteriorada de una forma global, de ahí que finalmente se hayan decidido a invertir más tiempo (y por tanto, dinero) en el desarrollo de sus modelos.

Katsutshi Sakata, director general de la nueva división de diseño, calidad e innovación, reconocía que «en el pasado, no prestamos suficiente atención al punto de vista del cliente», y continuaba afirmando que «a menudo, nuestra gente de I+D creía que nuestra tecnología era correcta». Reconocido el error, a partir de ahora tratarán de tomar un punto de partida más objetivo y de detectar los problemas más fácilmente.

El método para conseguirlo será extender en un mes el tiempo destinado a pulir los modelos antes de empezar la fase de producción. El vicepresidente ejecutivo de la compañía, Takeshi Uchiyamada, condiciona el futuro crecimiento de Toyota a su capacidad de ingeniería, algo que no ha ocurrido en la última década. Uchiyamada, que es el máximo responsable de I+D, ha anunciado que Toyota ha destinado a 1.000 ingenieros para trabajar específicamente en temas de calidad, lo que supone un incremento del 50%.

Cien de estos ingenieros formarán un nuevo grupo que trabajará de forma independiente para evaluar la calidad de los vehículos desde la perspectiva de los conductores.

Pese al reconocimiento de los errores de su compañía, Uchiyamada también ha lanzado una advertencia a sus proveedores. Toyota, que ya era reconocida -y temida a la vez- por sus altos niveles de exigencia hacia las empresas que le suministran componentes, asume que la comunicación con éstas, así como los ingenieros externos, no era todo lo clara que debería haber sido.

Por ese motivo, de aquí en adelante, a medida que se vayan renovando contratos de compra, habrá una mayor implicación de Toyota para conocer el proceso de producción utilizado por los fabricantes de piezas.