Prueba realizada por Gabriel Esono
El SEAT Exeo ha supuesto para la firma española un importante empujón para su imagen de constructor de automóviles. Establecido desde hace décadas como productor de vehículos populares, de talante barato antes y más dinámico ahora, esta auténtica berlina media está demostrando que también puede hace coches con un buen nivel de representación y calidad.
No en vano, el Exeo parte de la base del anterior Audi A4 y, además, no es por nada que la firma de Ingolstadt ha decidido que sea SEAT la que produzca el nuevo Audi Q3.
Igual que existe un Audi A4 Avant, SEAT aprovechó para recuperar una tradición que se remonta casi a sus orígenes. Estrenadas en el Exeo, las letras ST definen a una nueva generación de carrocerías familiares que ha tenido continuidad con el SEAT Ibiza ST y que se consolidará con la próxima generación del León.
A pesar de que el bastidor del Exeo admite motores de gran potencia y sistemas de tracción total, de momento en SEAT han preferido centrar su oferta en las motorizaciones de mayor demanda, todas de cuatro cilindros de hasta 200 CV y con tracción delantera.
El 2.0 TDI de 143 CV, que ya habíamos probado en el SEAT Ibiza FR y en el Exeo ST con caja de cambios manual, se coloca en la parte media de la oferta y, con el cambio Multitronic, aporta un plus de suavidad que siempre es bienvenido en un automóvil de este segmento.
La gama de motores diésel que SEAT comparte con el resto de marcas del Grupo Volkswagen tiene en el bloque 2.0 TDI, ahora common-rail, su principal valor.
En el catálogo del SEAT Exeo aparece disponible con tres niveles de potencia, que van de los 120 a los 170 CV, de forma que el de 143 CV viene a ser el punto intermedio y más equilibrado, el que ofrece a partes iguales economía de consumo y prestaciones suficientes.
¿Qué son para mí prestaciones suficientes? Dudo que pueda haber una definición universalmente aceptada, pero yo me quedaría con aquellas que, en vías con un solo carril por sentido, permiten realizar un viaje largo en menos tiempo del que el navegador ha establecido al iniciarlo.
Me refiero a que este turbodiésel, que siempre nos ha mostrado una predilección por los largos recorridos a velocidad mantenida más que por la búsqueda de récords al sprint.
Su suavidad a la hora de subir de vueltas no riñe con la contundencia si se elige correctamente el régimen en el que comenzar a tirarle de las orejas, así que no hace ascos a repentinos cambios de ritmo, si el tráfico de camiones o de coches cargados hasta los topes así lo requiere, pero resulta más satisfactorio ver cómo es capaz de mantener cruceros elevados sin aparente esfuerzo.
El cambio Multitronic enfatiza este especial carácter y convierte los desplazamientos por autopistas y autovías en auténticos viajes de placer. La gracia del variador continuo está en que, al eliminar los saltos entre marchas, la finura se vuelve en la auténtica protagonista desde el momento en el que nos ponemos en marcha, y no la pierde aunque nos dé por usar las pequeñas levas instaladas tras el volante.
El inconveniente nos lo encontramos en el visible incremento de los consumos respecto al manual. Si la sobriedad con este cambio me pareció digna de admiración, en una utilización convencional, alejada de las condiciones ideales de cualquier homologación, los consumos se alejan bastante de las cifras oficiales. La marca declara una media de 5,8 l/100 km con el CVT, apenas una décima más que el manual, pero nosotros lo devolvimos con 8,0 l/100 km en el ordenador de a bordo, cuando el ST de 6 velocidades con el mismo motor apenas requirió unos 7 l/100 km.
La mayor virtud del SEAT Exeo no se encuentra en su silueta, que calca sospechosamente las del Audi A4, ni en su sobrio y solícito motor, que campa a lo ancho y largo de las diferentes factorías del Grupo Volkswagen.
Para encontrar lo que realmente distingue al buque insignia de la firma española y lo coloca muy por encima de cualquier modelo que haya producido hasta hoy, tienes dos opciones: o lo subes a un elevador y te pones a mirar debajo, o simplemente lo conduces.
Tanto de una forma como la otra podrás darte cuenta de que se trata de un bastidor “pata negra”, que para algo hereda la estructura diseñada para la segunda generación del Audi A4. Es decir, entre el elaborado multibrazo delantero y los exquisitos trapecios traseros, nadie puede decir que la pisada del SEAT Exeo, incluso en esta carrocería familiar, no sea de auténtico lujo.
En este caso, sin embargo, nos encontramos con un pequeño pero. Aunque los técnicos de Martorell han minimizado el congénito subviraje al límite, la suavidad del cambio Multitronic no ayuda a hacer las reducciones como sí lo hace la caja manual, con lo que, una vez más, se resiente la conducción deportiva.
No así la turística que, como en las otras ocasiones en que hemos probado este coche, se desmarca con mucho de cualquier otra cosa con ruedas hecha antes por SEAT.
El salpicadero del SEAT Exeo es uno de los detalles que demuestran las ventajas de pertenecer a un grupo industrial como el de Volkswagen. Sus líneas maestras, al igual que las de la carrocería y el bastidor, vienen de Audi, con lo que sólo faltaba que los materiales y ajustes se correspondieran con lo que se espera de un automóvil de este porte.
Pues, si normalmente conduces un Audi A4 Avant y un día te secuestran y te meten con los ojos vendados en un Exeo ST, es muy probable que no notes la diferencia.
Ni siquiera tumbado en el maletero echarás de menos el tacto aterciopelado de su tapizado, ni las anillas cromadas para enganchar la red, ni la plancha metálica protectora en el borde inferior…
Vamos, que cuenta con todos los detalles que se esperan (o no) de un coche premium, más uno que cada vez es menos frecuente: si tienes la desgracia de pinchar un neumático un día, con este Exeo no tendrás que pasar la vergüenza de pasarte un fin de semana entero circulando a una velocidad máxima de 80 km/h, porque su rueda de repuesto es como el resto.
Como no todo podían ser ventajas, hay que decir que los 460 litros de capacidad que ofrece su diáfano y aprovechable maletero se ven superados por los 490 litros de la carrocería del A4 actual, probablemente debido a un diseño de la suspensión menos intrusivo.
Hace unos días fui a buscar al aeropuerto con el SEAT Exeo a una prima que traía en brazos a su hijo de casi un año. Ella pudo ver la marca del coche porque nos acercamos de frente aunque, como es natural, no le dio demasiada importancia, que bastante tenía con descargar todo el arsenal de utensilios que acompañan a las criaturas hoy en día.
Nos metimos en el coche y, tras los primeros comentarios tipo “El vuelo bien, pero Bruno le ha vomitado al señor de al lado” o “Ay, que caló. Pon el aire primo”, se hizo el silencio. Por el retrovisor podía ver como la prima empezaba a mirar en todas direcciones, tocando los asientos, las puertas, los interruptores… Estaba desorientada. “Oye primo”, dijo ella, “¿Qué?”, respondí yo. “Este coche, ¿no era un SEAT?”.
Hasta ahora, en Cochesafondo.com habíamos probado anteriormente dos SEAT Exeo. La primera la titulamos “Bienvenido a la cumbre”, porque nos había dejado claro el significativo salto de calidad dado por la marca con este modelo. La segunda, con otro ST, la llamamos “Devorador de prejuicios”, precisamente porque, como ha demostrado ahora mi prima, en cuanto te subes en él te das cuenta de que este coche está muy por encima de la imagen de marca accesible que aún tiene SEAT.
Y es que, el actual líder de ventas en nuestro mercado ha estado mucho tiempo jugando la baza de productor de coches de batalla, de ahí que aún le quede bastante camino por recorrer hasta que el público en general se dé cuenta de que sus coches, cada vez tienen menos que envidiar a los de cualquier fabricante “top”.