Prueba realizada por Roger Escriche
Volkswagen se ha hartado de vender ‘Touranes’. Desde su lanzamiento en 2003, la firma de Wolfsburg ha colocado más de 1,1 millones de unidades de un monovolumen compacto que, especialmente en Alemania y probablemente por eso del orgullo patrio, se lleva la palma en cuanto a cota de mercado. Fuera de Alemania la cosa cambia, porque los especialistas en este segmento son numerosos, pero el rendimiento comercial del modelo ha sido hasta ahora remarcable.
Es por ello que su renovación pasaba por tocar solo lo necesario, sin pasarse. El aspecto exterior por supuesto, un elenco de motores más modernos y eficientes también, y por descontado todas las novedades disponibles en cuanto a equipamiento tecnológico y de confort. Más allá de estos tres elementos, sin embargo, la filosofía Touran no se ha alterado. Sin puertas correderas ni nada por el estilo. Lo importante para Wolkswagen es que su Touran siga siendo una opción lo más lógica posible dentro del segmento.
Alrededor de los 4.397 mm de longitud del Touran y desarrollados sobre una plataforma compacta, la lucha en el mercado de los monovolúmenes es feroz. Están representadas casi todas las marcas, incluyendo a los grandes especialistas del género, los franceses. Por estar, incluso está el Golf Plus. Ahora bien, la lista de monovolúmenes compactos capaces de albergar a 7 ocupantes no es tan extensa, e incluye los modelos más previsibles: Peugeot 5008, Opel Zafira, Mazda 5, Renault Grand Scénic, Ford Grand C-Max, Citroën C4 Grand Picasso, Toyota Verso y el recién llegado Chevrolet Orlando.
Hay motores que, aun siendo buenos, no cuadran con la filosofía del coche al que se han incorporado. Otros ni son demasiado buenos ni llegan a encajar en el perfil del modelo. Este 2.0 TDI de 140 CV, en cambio, es un gran motor y encaja perfectamente en las aspiraciones del Volkswagen Touran.
Con el paso de los años, los usuarios hemos empezado a exigir a las marcas que combinen en los motores que fabrican dos aspectos a priori contrapuestos: que gasten lo mínimo y que corran lo máximo. En realidad, siguen siendo dos características con una relación bastante conflictiva, pero mucho menos que antaño.
Este bloque de aluminio con inyección directa common-rail, turbo y compresor es una muestra de ello. Nos permite llevar el Touran de 0 a 100 km/h en menos de 10 segundos, lo que no está nada mal para un coche que pesa 1,5 toneladas. A medio régimen, su funcionamiento es sobresaliente gracias a sus 320 Nm de par, y lo que nos pide a cambio para funcionar es muy razonable: 5,3 l/100 km de promedio según los datos homologados por Volkswagen en condiciones ideales, alrededor de los 7 l/100 km en la vida real. Aunque la variante Bluemotion Technology del Touran está representada por el 1.6 TDI de 105 CV, en otros modelos del catálogo no se ha dudado ni un segundo en emplear este propulsor a tal efecto.
En Cochesafondo hemos probado profusamente esta versión de 140 CV del 2.0 TDI en modelos de características muy diferentes: monovolúmenes, familiares, compactos y descapotables, y siempre nos ha parecido que encajaba bien. Pues bien, el Touran sigue con la tónica dominante. La variante de 170 CV también está disponible para el monovolumen compacto de Volkswagen, pero nos cuesta verle la utilidad disponiendo de esta versión de 140 CV que nos dará prácticamente lo mismo (en cualquier caso todo lo necesario para un monovolumen familiar) con unos consumos ligeramente inferiores.
Las opciones en cuanto a transmisiones para este propulsor y modelo son dos: el cambio manual de 6 velocidades que montaba la unidad de la prueba y el DSG de 6 velocidades. Ambos son tan satisfactorios que la decisión sobre una u otra obedece más a gustos personales que a ventajas concretas. El DSG siempre será más cómodo, pero también hará que gastemos un poco más. El manual, para aquellos que prefieran los cambios de toda la vida, nos ofrece un tacto preciso y firme como pocos.
Los monovolúmenes tienen sus propias exigencias en cuanto a comportamiento. Una altura considerable (1.674 mm en el caso del Touran) y un peso también considerable, al que en ocasiones tendremos que sumarle otros 450 kg de humanos, exigen un poco de mimo a la hora de encontrar el equilibrio entre confort y dinamismo.
El chasis tiene que ser capaz de digerir todas estas inercias sin que los ocupantes sientan vértigo por las inclinaciones de la carrocería en una carretera de montaña, pero a su vez puedan echar una cabezadita sin despertarse a cada bache. La ventaja del Touran a este respecto es que, todo lo dicho anteriormente, es una buena descripción de cómo Volkswagen piensa en sus coches. Cómodos pero con un buen aplomo.
Así se las gasta este monovolumen compacto con el equipo de suspensiones de serie, en ese punto intermedio que permite hablar de un coche decididamente cómodo sin entrar en el terreno los flanes y derivados. Los que además quieran darse una alegría de vez en cuando con el coche familiar tienen dos opciones: o comprar la suspensión deportiva rebajada en 15 mm (160 €), que el resto de la familia no sentirá en absoluto como una agresión directa porque sigue siendo cómoda, o pensar a lo grande y optar por la suspensión electrónica adaptativa (840 €), que esta sí puede modificar sustancialmente el comportamiento del Touran según se seleccionen sus modos Comfort, Normal y Sport.
En el acabado Sport del protagonista de esta prueba, Volkswagen monta además de serie unas llantas específicas de 17 pulgadas cubiertas por neumáticos de 225/45 R 17.
Entre los nuevos dispositivos de confort disponibles para el Volkswagen Touran también se encuentra el Park Assist 2.0, el sistema de aparcamiento asistido que en su última evolución permite aparcar bien en línea, bien en batería. Aunque no siempre nos entretenemos en hablar del funcionamiento de este tipo de herramientas, cabe decir que el que ha desarrollado Volkswagen es uno de los más satisfactorios que han pasado por nuestras manos.
El habitáculo del Touran desprende calidad. Si alguien duda entre este modelo y otros algo más económicos de la competencia, tiene que saber que parte del dinero extra que va a desembolsar si se queda con el Volkswagen se encuentra precisamente aquí, en la calidad percibida.
Los asientos, por ejemplo, nos han parecido excelentes. Ofrecen un mullido cómodo y envolvente, especialmente los delanteros, que son deportivos en el acabado Sport, y un tacto cálido gracias a la tapicería de alcántara y tela, también de serie. Todos los materiales y acabados rayan al nivel que uno espera de Volkswagen.
Pero entrando en lo que realmente interesa de los monovolúmenes compactos, la modularidad y el espacio interior, hemos apreciado ciertos aspectos de mejora. La segunda fila de asientos es suficientemente amplia, cómoda y permite todas las configuraciones imaginables en inclinación y desplazamiento, pero el aspecto de los asientos plegados y los movimientos necesarios para hacerlo no son los mejores que hemos visto.
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Sí se ha alcanzado un buen compromiso en la última fila. Si no la necesitamos, nos deja un piso completamente plano, y si la vamos a utilizar disponemos de suficiente espacio para las piernas, en altura y en anchura para acoger a un adulto, aunque obviamente sin las comodidades de la segunda fila. El acceso a esta tercera fila no es malo teniendo en cuenta que el Touran cuenta con puertas convencionales, pero sería todavía mejor con una puerta deslizante.
En cuanto a capacidad de carga, disponemos de 121 litros en el maletero si optamos por los 7 asientos (710 €), que alcanzan los 1.913 litros con las última filaabatida y la segunda fila desmontada. En el caso de la versión de 5 asientos, estos datos pasan a ser unos muy respetables 695 litros de base para un máximo de 1.989 litros. La que no pasa nada desapercibida es una boca de carga enorme, plana y baja que nos facilitará enormemente cualquier tipo de maniobra con bultos en las manos.
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Volkswagen no se ha apartado del camino para renovar su Touran. Unas formas exteriores todavía más cuadradas que las de su predecesor son un ejemplo más de que, por encima de todo, lo que interesaba era conseguir un monovolumen tremendamente lógico que, con este motor, alcanza sus máximas cotas de practicidad.
La modularidad interior presenta todavía algunos puntos de mejora, y esto a pesar de que la sensación de calidad en el habitáculo es persistente.
Como era previsible, los precios para este Touran están ligeramente por encima de opciones similares de competencia. Con el 2.0 TDI 140 cuesta un mínimo de 27.420 € en el acabado Advance y 31.250 € en el acabado Sport, el de la prueba, en ambos casos combinado con el cambio manual de 6 velocidades. Si queremos optar por el DSG, tendremos que añadir a estos precios unos 2.000 €, además de tener en cuenta que los consumos serán ligeramente superiores.
Si finalmente escogemos esta versión Sport, tendremos un monovolumen equipado hasta los dientes con elementos como las barras longitudinales cromadas en el techo, las llantas específicas de 17 pulgadas, los faros bi-xenón autodireccionales con luz diürna LED, asistente de aparcamiento o el ordenador de abordo con pantalla a color.