Capó más arqueado, parrilla y paragolpes modificados, aros más destacados y faros rediseñados: visto de frente, el nuevo Audi A4 se distingue fácilmente del modelo de partida, aunque las dimensiones apenas hayan variado unos pocos milímetros.
El interior estrena una nueva colección de volantes con detalles cromados y brillantes, a juego con las inserciones que pueblan el salpicadero y otros paneles del habitáculo, en el cual también se han revisado las combinaciones de colores y tapicerías.
Es el trabajo realizado en los motores lo que, sin embargo, más destaca la firma de Ingolstadt del restyling de su gama media-alta, en la que la oferta de motores 2.0 TDI sigue siendo su núcleo principal.
Cinco posibilidades aparecerán en el catálogo, que van desde el modesto 120 CV al más prestacional de 177 CV, pasando por el eficiente 2.0 TDI 136, el de 143 CV y el 163 CV. La variantes de 136, 163 y 177 CV con tracción total, reciben un nuevo volante de inercia de doble masa, con un amortiguador centrífugo de tipo péndulo que reduce las vibraciones y la rumorosidad a bajas revoluciones y que consigue, por sí solo, bajar los consumos en 0,2 l/100 km. Así, el 136 CV requiere en la berlina 4,2 litros de gasóleo para recorrer 100 kilómetros, el equivalente a la emisión de 112 gramos de CO2 por kilómetro, mientras que el escalón superior, el de 163 CV, apenas necesita 0,2 l/100 km más.
Todos los 2.0 TDI están disponibles con la tradicional carrocería berlina de cuatro puertas y tres volúmenes y con el familiar Avant. Además, salvo el TDI 120, se pueden solicitar en formato allroad quattro. A la gama de los diésel tetracilíndricos se suman otras tres opciones V6 TDI, una de 204 CV (que no aparecerá con el allroad) y otras dos de 245 CV, una de las cuales será especialmente limpia.
La familia de motores de gasolina de inyección directa también empieza en 120 CV de potencia. Se trata del 1.8 TFSI, que sin embargo cuenta con variante más sofisticada, de 170 CV, que incorpora control variable de tiempo y alzado de válvulas, un novedoso sistema de gestión térmica, así como otras mejoras en el sistema de inyección y el turbo, a los que se añade la integración del colector de escape en la culata. Entre la reducción de peso (3,5 kg) y de fricciones internas, la marca presume de un descenso de los consumos en un 19% respecto al 2.0 TFSI anterior, con lo que la berlina se queda en 5,6 l/100 km (emisiones de 134 g/km de CO2).
Las ambiciones cambian significativamente en el resto de motores de gasolina, empezando por el conocido 2.0 TFSI de 211 CV (el único de gasolina que podrá verse en el allroad), al que seguirá más tarde el 3.0 TFSI, un V6 que entrega 272 CV en el A4 y 333 CV en el nuevo S4.
Si habitual es desde hace tiempo el empleo de la inyección directa y la sobrealimentación en los motores de Audi, no menos frecuente es la variada oferta de transmisiones. El cambio manual de seis velocidades, de serie en las variantes con tracción delantera, se puede sustituir en la mayoría de ellos por el cambio de variador continuo multitronic. En las versiones con tracción total quattro (de serie en los allroad y disponible a partir del TDI 143 en la berlina y el Avant), con diferencial central autoblocante, en lugar de la caja de cambios manual se puede optar por la de doble embrague y 7 relaciones S tronic. Para los motores V6, la opción del diferencial trasero deportivo es un suplemento más dinámico para este tipo de tracción, que en todos los modelos hace un reparto del par motor del 40/60 entre el eje delantero y trasero respectivamente.