Prueba Citroën C3 1.6 VTi 120: el rompecorazones

Prueba realizada por Roger Escriche

Tras la aparición del Citroën DS3, el C3 ha tenido necesariamente que reencontrar su lugar en la firma del doble chevrón. Si la nueva familia DS recibe todas las atenciones y el tratamiento exclusivo de marca premium, lo que le queda al C3 es reivindicarse como lo que ya era: una de las opciones más racionales y con una buena relación calidad-precio en el segmento de los polivalentes.

Esto deja en un segundo término su apuesta por la calidad, y es una lástima porque la evolución de esta última generación del C3 respecto a la anterior es muy significativa, por no hablar ya respecto al Saxo, con el que por planteamiento ya solo comparte el logotipo de la marca.

Ir de coche racional en el segmento de los utilitarios es apuntar muy alto, porque la cantidad de opciones similares a precios competitivos asusta. Comenzando por los otros dos superventas franceses, el Peugeot 207 y el Renault Clio, el primero lógicamente disponible con este mismo 1.6 VTi de 120 CV y el segundo con un bloque de 1,6 litros de gasolina y 110 CV.

El otro trío que vendrá a la cabeza de forma inmediata es el formado por el SEAT Ibiza, que en opciones de gasolina pasa del 1.2 TSI de 105 CV directamente al 1.4 TSI de 150 CV, el Opel Corsa, cuyo tope de potencia en gasolina es el 1.4 16v de 100 CV, y el Ford Fiesta con su 1.6 Duratec también de 120 CV. Más allá de el escalonamiento de potencias por versiones, sin embargo, el C3 parece tener muy claro cuáles son sus puntos fuertes, y se dedica a explotarlos sin tapujos.

Lo más habitual hoy en día en el segmento de los utilitarios es que los topes de potencia en motores de gasolina se encuentren en bloques de 1,6 litros, mientras que las variantes más sencillas recurran a unidades que rondan los 1.200 cc. Este es el caso del C3, cuya oferta arranca en el 1.1i de 60 CV para escalar hasta este 1.6 VTi de 120 CV.

Ya están asomando por abajo las variantes ultra eficientes de menos de 4 cilindros, pero de momento en Citroën han reservado su 1.0 12v de 68 CV para el C1, mientras que todos los motores disponibles para el C3 son tetracilíndricos de toda la vida.

El bloque de 1.598 cc e inyección electrónica multipunto que equipa el protagonista de la prueba entrega sus 120 CV a 6.000 rpm y un par motor de 160 Nm a 4.250 rpm, algo que le permite rozar los 10 segundos en aceleración de 0 a 100 km/h y alcanzar una muy generosa velocidad máxima cercana a los 200 km/h. Con todo, estas prestaciones no pretenden en ningún momento modificar el talante cómodo y sosegado que define el Citroën C3.

La disponibilidad de potencia es palpable y no nos dejará a la estacada durante un adelantamiento, pero está básicamente enfocada al confort de marcha y no tanto a las posibles aspiraciones deportivas del conductor. En definitiva, el C3 VTi 120 es un buen rodador con el que no sólo podremos ir cada día a la oficina, sino también devorar largas distancias durante el fin de semana a velocidades generosas sin sentir que desfallezca en ningún momento. En nuestra unidad de pruebas, el motor estaba acoplado a un cambio manual de 5 velocidades, aunque también está disponible una transmisión automática secuencial de 4 relaciones que encaja con el perfil de rutero del que hablábamos hace un momento.

La forma cómo Citroën entiende sus vehículos de calle es exactamente la opuesta a cómo desarrolla sus coches de rally que, por lo visto en los último años, no tienen rivales a la altura. Incluso en modelos claramente prestacionales, como el C5 V6 HDi de nada menos que 240 CV que tuvimos ocasión de probar, lo importante es que los ocupantes casi floten por el asfalto.

El Citroën C3 es, probablemente, el modelo más cómodo de su segmento. La mayoría de las grandes berlinas que se comercializan en la actualidad están, como es lógico, desarrolladas pensando ante todo en la comodidad de sus ocupantes, pero sorprende en un coche de menos de 4 metros como el C3 cualquier irregularidad del asfalto pase totalmente desapercibida.

Este planteamiento se agradece mucho cuando tenemos que enfrentarnos a distancias largas, porque la fatiga tardará en aparecer y en algunos momentos nos parecerá rodar en una berlina de grandes dimensiones. La contrapartida a este planteamiento es el dinamismo, una cualidad escasa en el Citroën C3. La suavidad radical de sus suspensiones genera acusadas inclinaciones de la carrocería si se nos antoja aumentar un poco el ritmo en una carretera de curvas. El lógico, por lo tanto, que el C3 sea la opción predilecta de conductores a los que les guste tomarse las cosas con calma y degustar el trayecto.

Aunque las posibilidades de personalización interior del C3 son claramente inferiores a las de su hermano anti retro, el DS3, los materiales empleados en el habitáculo son los mismos que tanto han contribuido a ese salto en calidad percibida que la firma francesa ha protagonizado en los últimos años.

Si algo tiene Citroën son unos interiores con un diseño muy particular y bastante diferenciado del resto de marcas, especialmente en su última generación de modelos. En el acabado Exclusive, el único disponible para este motor de 120 CV, todas estas sensaciones son todavía más acusadas, gracias al uso por ejemplo de tapicerías que desprenden calidad como en a unidad de la prueba.

Un aspecto muy destacado en el habitáculo del C3 es la luminosidad y sensación de holgura que se consigue con el parabrisas Zenith, opcional para el resto de acabados pero de serie en el Exclusive. El cristal llega hasta la cabeza de los ocupantes delanteros, aunque en cualquier disponemos de una configuración tradicional del techo simplemente desplazando hacia delante un panel de plástico que incorpora los parasoles, aunque estos han perdido la función de movimiento en lateral. Las formas exteriores del C3 favorecen a los ocupantes traseros especialmente en altura, aunque el espacio para las piernas no es holgado. Los asientos se encuentran en consonancia con la comodidad del vehículo, con unas plazas delanteras a los que no les habría ido mal un poco más de sujeción lateral. El maletero dispone de unos 300 litros de capacidad bastante aprovechables. Se podría mejorar, sin embargo, el sistema de plegado de la banqueta trasera, que está útilmente dividida en una proporción 70/30 pero en cambio no ofrece una superficie de carga plana.

El Citroën DS3 puede que sea más exclusivo, tenga millones de opciones de personalización y versiones con potencias realmente destacables, pero el C3 es un modelo bastante más coqueto. A más de uno y de dos ya les ha robado el corazón. Para los que no tengan como prioridad salir del rebaño, la buena noticia es el C3 sigue en el mismo sitio que siempre, ofreciendo unas cotas de comodidad difícilmente igualables en un coche de menos de 4 metros y una buena relación calidad-precio.

Esta variante VTi 120, disponible únicamente en el acabado Exclusive, nos ofrece un plus en cuanto a reservas de potencia, porque a pesar de sus 120 CV mantiene el perfil cómodo y asosegado del resto de opciones mecánicas.

Su precio de salida es de 16.850 €, solo superado por el 1.6 HDi 110 con Stop&Start, que cuesta 17.100 €. Las versiones de entrada a la gama C3 son más parcas en detalles, pero también mucho más económicas, con un precio inicial de 9.900 € para el 1.1i en el acabado Atraction. En el acabado Exclusive Citroën nos equipa de serie con limpiaparabrisas y luces automáticas, apoyacodos central delantero, el muy recomendable parabrisas Zenith, lantas de aluminio de 16 pulgadas, lunas traseras tintadas, retrovisores del color de la carrocería y el Pack Eléctrico (retrovisores abatibles térmicos, elevalunas eléctricos traseros). Incomprensiblemente, el ESP es opcional, junto al navegador y la pintura metalizada.