Contacto Fiat 500L: el glamuroso del barrio

 

Contacto realizado por Gaby Esono

El concesionario oficial Turiauto ha sido uno de los primeros elegidos por la marca para mostrar en España el Fiat 500L, la variante más versátil de la gama 500. De esta forma se materializa por fin, aunque con casi un año de retraso respecto a los planes iniciales, la noticia que publicamos en abril de 2010, en la que nos hacíamos eco de los planes que la marca italiana tenía para este modelo.

Podría decirse que el Fiat 500L aprovecha del original dos cosas: el nombre y una parte del espíritu. De este modo, aunque la plataforma es específica (la batalla de 2612 mm supera a la del Panda e incluso la del veterano Bravo), Fiat ha preferido mantener el nombre y añadirle una L (al estilo de lo que hace SEAT con los Altea y Altea XL), en vez de tomar el del Fiat 600 Multipla con el que las familias numerosas del país transalpino se movieron en los años 50 del siglo XX.

Su planteamiento, sin embargo, poco tiene que ver con el su modesto ancestro. No en vano, el posicionamiento con el que Fiat está barnizando esta gama, sin ser directamente premium (para eso ya están los Mini que produce BMW), sí desliza ese cierto sabor ‘chic’ que tanto gusta (y si no, que le pregunten a Volkswagen, que va por la segunda generación del nuevo Beetle). Y es que los fabricantes tienen cada vez más claro que el usuario quiere poder distinguirse a través de su coche, y parece que subirse a un SUV ya no es siempre la solución a esta necesidad.

En este sentido, quizá sea Fiat la que mejor esté dando en el clavo, porque ha sabido potenciar su identidad (lleva toda la vida haciendo coches pequeños) y ha conseguido a la vez que los propietarios de la actual generación de 500 los luzcan con bastante orgullo.

El siguiente paso, pues, caía por su propio peso. El encanto de su redondeada pero pequeña carrocería limita su habitabilidad y, aunque el coche mola (bien con el motor TwinAir, o más aún con carrocería descapotable), cuatro personas no disfrutan viajando en él igual que una o dos. Por eso hacía falta una variante más grande y práctica, adecuada para las necesidades urbanas de una familia media.

Es aquí donde entra el Fiat 500L, un monovolumen cuyos 4147 mm de longitud lo sitúan en la órbita de modelos como el Ford B-Max, el Opel Meriva, el Citroën C3 Picasso, el Honda Jazz o el Mini Countryman. Su enfoque tiene bastante que ver con el del todocamino anglo-germano, por eso de que su estética se inspira en antiguos (y exitosos) automóviles y porque la marca asegura que su aspecto también es de SUV. Me faltan plásticos y elevación en la carrocería para acabar de creérmelo (y tracción 4×4, aunque en estos casos casi es lo de menos), pero a mí me gusta tal como está.

El meollo del Fiat 500L se encuentra en su habitáculo, que para algo se trata de un monovolumen. De los guiños al pasado que hacen el tres puertas y el 500C casi no hay ni rastro en este familiar compacto, en cuyo interior cuesta encontrar relación con sus compañeros de gama, para lo malo y para lo bueno.

En el debe, por ejemplo, nos encontramos con el mismo volante que el del nuevo Fiat Panda (no es que disguste, es que es más «convencional»); en el haber, en cambio, se agradecen detalles como la doble guantera en el salpicadero o las redes y las bandejas frente a los asientos traseros, casi imprescindibles si quieres ser tomado en serio en el mundo de la versatilidad.

La postura de conducción es más bien elevada, lo cual se agradece en ciudad, y los asientos dan una primera sensación de comodidad cuando los ves, que se confirma cuando te sientas. Esa sensación incluso se ve superada por la de espacio, tanto delante como detrás, especialmente en la cota de altura.

En este sentido, el recurso de desplazar longitudinalmente los asientos posteriores también es un gran qué, porque permite elegir entre maletero grande o tratar a los ocupantes de atrás con más o menos cariño. De todas formas, incluso en la posición más adelantada me da que se puede viajar sin demasiado agobio, gracias a la forma que le han dado al respaldo de los asientos delanteros.

La marca declara que la capacidad del maletero es de 400 litros, y que sus formas son tan regulares que permiten alojar 5 maletas de cabina (de avión). No tenía ninguna a mano, pero si se aprovecha el volumen del doble fondo (esa solución siempre me ha encantado) y se echan los asientos algunos centímetros para adelante, se dispone de un coche suficientemente capaz para un viaje de fin de semana y algo más.

Si lo que queremos es hacer una mudanza o, quizá más apropiado, usar nuestra plancha de surf, entonces se puede recurrir al plegado de los asientos traseros. Digo plegar y no ocultar porque, igual que ha sucede con el Ford C-Max o con el Skoda Roomster, la solución de Fiat implica tener un gran volumen ocupado. De todas formas, frente a éstos, el sistema del 500L cuenta con un amortiguador que facilita enormemente la tarea. Y eso sí que es un detalle premium.

Las primeras unidades del Fiat 500L se entregarán a partir del 26 de octubre de 2012 con un único nivel de equipamiento y tres posibilidades mecánicas: 16.700 euros el 1.4 de 95 CV; 17.800 euros el TwinAir de 105 CV y 18.300 euros el 1.3 Multijet II de 85 CV.

Entre los equipamientos de serie se encuentran el volante en piel multifunción, radio con pantalla táctil y conexiones USB y Bluetooth, aire acondicionado, 8 airbags y llantas de aleación de 16 pulgadas, entre otros.

Por otra parte, ya se pueden realizar pedidos de la serie especial de prelanzamiento “Opening Edition”. Se trata de 200 unidades que, por 570 euros el diésel y 590 euros el gasolina, incluyen la pintura bicolor, llantas negras de aleación de 17 pulgadas (en la convencional serán de 16 pulgadas), faros antiniebla, elevalunas traseros eléctricos, cristales tintados, sensor de aparcamiento trasero y techo de cristal.

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