Vuelven los descapotables con capota blanda. O, al menos, parece que están recuperando la fuerza que durante la última década les habían restado las propuestas de techo rígido plegable, representadas en el segmento de los compactos por modelos como el Peugeot 308 CC, el Renault Mégane Coupé-Cabriolet o el Volkswagen EOS, entre otros.
El mismo Opel Astra contó en su generación anterior con este tipo de carrocería, en la cual se pretende aunar las ventajas de un cuerpo cerrado con el placer de conducir a cielo abierto. La capota de lona, sin embargo, tiene un cierto encanto añadido, incluso cuando está desplegada, del que no pueden presumir los coupé-cabrio.
El Opel Cascada se enmarca en un segmento superior al de su hermano compacto, lo que le convierte en una suerte de versión descapotable del Opel Insignia, y de momento estará solo entre las marcas generalistas. De hecho, tira de historia para encontrar un antecesor en su gama, como fueron los Kapitän y Rekord de los años 50 y 60.
Un vistazo a la lista de los coches descapotables que ronden los 4,70 metros de este alemán limita los candidatos a modelos de marca premium como el Audi A5, el BMW Serie 3 o el veterano Lexus IS 250C, a la espera de que Mercedes-Benz se decida a desvelar una carrocería abierta del Clase C, todos ellos probablemente más caros que el cabrio de Rüsselheim.