Puede que la imagen de Bentley se acerque más a la de los automóviles aposentados y exageradamente lujosos que a la de los coches de carreras, pero lo que nadie puede poner en duda es la fabulosa tradición de la marca británica en competición. O sus cinco victorias absolutas en las 24 Horas de Le Mans, la última en el cercano 2003 con el Bentley Speed 8.
El Salón de París ha sido el escenario elegido para confirmar el regreso a la competición del histórico fabricante británico. Aunque en los motivos reales pese bastante la entrada en un negocio bastante suculento como es el de las carreras-cliente, siempre tendrá un punto romántico el retorno de una marca como Bentley a los circuitos.
En el segment, además de una infinidad de ejemplos de Porsche, ya se encuentra la marca matriz de Bentley, que va por su segunda generación del R8 de carreras, pero también los bávaros de BMW, la última joya de AMG Mercedes-Benz, y otros compatriotas británicos como Aston Martin y McLaren.
El nuevo GT3 de Bentley, basado en el Continental, se encuentra todavía en pleno proceso de desarrollo a manos de un equipo de ingenieros de la marca en la propia fábrica de Crewe.
El Director Ejecutivo de la compañía, el Dr. Wolfgang Schreiber, quiso lanzar un mensaje muy claro a los clientes y entusiastas de la marca: “Bentley pertenece a los circuitos, y el Continental GT3 es la realización de un sueño que tuvimos cuando lanzamos el Continental GT”.
Schreiber también aseguró que el Continental GT3 demostrará pronto al mundo su enorme potencial como coche de carreras, y que será el primer paso en los planes de Bentley para establecer un programa de carreras de larga duración.