El principal mérito de General Motors ha sido anticiparse a todos los demás en lo que se refiere a sistemas de propulsión eficientes, una circuntancia que no ha pasado desapercibida para el jurado de los International Engine of the Year Awards.
Bajo la carrocería de los automóviles prácticamente clónicos, el Chevrolet Volt y el Opel Ampera, el constructor americano ha dispuesto dos motores eléctricos que se encargan de mover las ruedas delanteras, uno principal y otro que aporta energía suplementaria cuando es requerida, hasta alcanzar una potencia de 150 CV.
La fuente de alimentación es una batería de ión-litio de 16 kWh que, cuando está completamente cargada, permite a esta berlina recorrer entre 40 y 80 km (la climatología tiene mucho que ver en el rendimiento del acumulador) en modo completamente eléctrico.
Pero entonces, ¿qué tiene de especial este coche respecto al resto de vehículos eléctricos del mercado? Pues que cuenta en el vano delantero, junto a los dos eléctricos, con un motor 1.4 Ecotec de gasolina, cuyos 86 CV se encargan única y exclusivamente de generar electricidad para mantener la carga necesaria de batería. De ese modo, GM ha conseguido solventar el mayor inconveniente de los vehículos eléctricos, cuya escasa autonomía no permite aventurarse a realizar largos desplazamientos, ya que con el Volt y el Ampera se pueden recorrer más de 500 km sin repostar.