Prueba realizada por Roger Escriche
Cuando uno de los paradigmas de fabricante generalista como Citroën se saca de la manga una nueva línea de modelos con filosofía premium, es interesante estar atento a varios detalles que nos indicarán hasta dónde ha sabido (o querido) llegar la marca por ese camino.
Porque una de las fronteras naturales entre marcas generalistas y premium es, sin duda, la calidad percibida en materiales y acabados que desprende su interior, pero también, y muy importante, la potencia que alcanza su gama de propulsores, aunque solo sean aquellos reservados para los clientes con más posibles.
Aunque de todo ello hablaremos en profundidad en los respectivos apartados, el DS4 de la prueba representa un comienzo prometedor. Si en el Citroën C4, con el que comparte plataforma, el tope de potencia ronda los 150 CV tanto en opciones de gasolina (asociado al 1.6 THP 155 que probamos recientemente con el cambio automático CMP6), como diésel (con el 2.0 HDi 150 de 163 CV con el que tuvimos contacto en el C5), aquí disponemos de una reluciente cifra de 200 CV que invitan a tomarse las cosas de otra forma, como pasa con los máximos exponentes de la categoría, como el Mercedes-Benz Clase A, el Audi A3, o el Lexus CT200h.
Lo interesante del asunto es que, si para el Citroën DS4 estos modelos representan los referentes premium de los que hay que aprender, en el aspecto estético la firma francesa ha ido completamente a su bola. ‘Coupé polifacético’, llaman al DS4 en Citroën, lo que significa que estamos hablando de un particular compacto emparentado con las formas de un coupé pero también de un SUV, con una silueta claramente sobreelevada y unos pasos de rueda decididamente marcados. En cualquier caso, diferencias mucho más sustanciales que las que presenta su hermano menor, el DS3, con respecto al modelo con el que comparte plataforma, el C3.
La estandarización en motores de gasolina a los 1,6 litros es sin duda una de las tendencias más evidentes en el actual mercado del automóvil, un movimiento que también alcanza, cómo no, el mundo de la competición.
El Grupo PSA Peugeot-Citroën es uno de los máximos exponentes de esta tendencia gracias al desarrollo conjunto con BMW de este bloque 1.6 THP del que se extraen una gran cantidad de potencias gracias a la inyección directa de gasolina, al compresor twin-scroll y a la admisión variable. Solo en Citroën, este tetracilíndrico está disponible con 156 CV, 160 CV, 200 CV y 207 CV. En Mini han ido un poco más lejos con los 211 CV de las variantes John Cooper Works, que llegan a los 218 CV del Countryman John Cooper Works, aunque la versión más generalizada es la que en Cochesafondo hemos probado en varias ocasiones, la de 184 CV.
La buena relación entre prestaciones y consumos de este propulsor no ha pasado desapercibida para el jurado de los Engine of the Year Awards, que lo consideraron el mejor motor de la categoría de entre 1,4 y 1,8 litros en 2012. Pero lo que importa aquí es que este motor sirve tanto para pequeños diablos como el Citroën DS3 Racing, el Mini Cooper S o el Peugeot RCZ como para modelos de perfil señorial como el Citroën C5 o el Peugeot 508. Eso sí, la variante de 200 CV no está disponible en todos ellos.
El Citroën DS4 se encuentra claramente en el segundo grupo, el de las berlinas con una buena disponibilidad de potencia pero sin aspiraciones deportivas. El DS4 no deja de ser un modelo de perfil sosegado, aunque también sabe dejar bien claro al conductor que, si en algún momento necesita moverse rápido, solo tiene que pisar con firmeza el pedal de la derecha para obtener a cambio una aceleración realmente contundente. Los 7,9 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h, o los 27,9 segundos para alcanzar los 1.000 metros desde parado así lo atestiguan.
La suavidad del cambio manual de 6 velocidades, algo a lo que nos tienen muy acostumbrados en Citroën, también invita a pensar en este DS4 como en un modelo cuyas generosas dosis de potencia están ante todo enfocadas a la comodidad de sus ocupantes.
Inevitablemente, las sesiones de pruebas con este Citroën DS4 THP 200 comenzaron con una clarísima referencia en mente, la del C4. Y si decimos inevitablemente es porque el C4 es un modelo que nos ofrece una comodidad y capacidad de absorción prácticamente sin rival en su segmento, pero por el contrario adolece de una total falta de cintura cuando se trata de liarse a trazar curvas.
Nos incomodaba pensar en un comportamiento como el del C4 pero con 200 CV situados debajo del capó, y por ello, ya desde los primeros kilómetros, el DS4 fue una agradabilísima sorpresa. A pesar de compartir esquema de suspensiones, el nuevo tarado de muelles y amortiguadores convierten al DS4 en un coche que, sin dejar de ser cómodo, es mucho más efectivo.
En recta o vía rápida las diferencias son menores, es decir, tenemos entre manos un vehículo cuya calidad de rodadura nos hace pensar en segmentos superiores. Devorar kilómetros con él es lo más fácil (y menos cansado) del mundo.
Fue en una habitual carretera de curvas donde salieron a relucir diferencias importantes, y todas ellas positivas. El guidado de las ruedas delanteras, sin ir más lejos, es netamente superior, y en plena curva, a pesar de la carrocería sobreelevada, el DS4 se muestra siempre seguro de lo que está haciendo y consigue transmitírselo al conductor.
Que Citroën ha conseguido subir un peldaño en calidad percibida no es solo mérito de la línea DS, sino de toda la gama al completo. Por ello, más que la calidad de acabados, nos llamó la atención del DS4 el diseño y materiales empleados en el habitáculo, de tacto suave y agradable.
A veces pensamos que en general en Citroën se exceden con la cantidad de botoncitos y ruedecillas que colocan en el volante y el salpicadero, pero también somos conscientes que este aspecto puede resultar atractivo para muchos compradores.
Otra cosa es la capacidad del habitáculo en sí. Mientras que en las plazas delanteras disponemos de un fabuloso parabrisas panorámico y de dos grandes asientos con muchos reglajes que nos permiten encontrar fácilmente una postura cómoda, las plazas traseras sufren en sus carnes la línea coupé de este DS4.
La sensación de espacio detrás no es especialmente generosa, y en particular nos parece cuanto menos discutible el diseño de la puerta trasera, con el tirador colocado en una zona puntiaguda que nos amenaza cuando accedemos al habitáculo.
Nada que decir del maletero, con 385 litros de capacidad debajo de la bandeja, que no se ve demasiado perjudicado por la mencionada línea de coupé. Este nos ofrece una boca de carga de grandes dimensiones a pesar de encontrarse bastante elevada del suelo.
El Citroën DS4 THP 200 es un coche más particular de lo que parece. Normalmente, los compactos que presumen de estas cifras de potencia juegan a ser deportivos. El DS4 no. El DS4 es el compacto de la línea distintiva de Citroën, y por lo tanto a lo que juega es a ser una berlina premium, cosa que en general consigue. Es una opción lógica: si vendo productos distintivos, tengo que ofrecer por lo menos la posibilidad de montar motores distintivos.
Aunque como creación de Citroën que es desprenda un cierto aire generalista, el comprador que opte por hacerse con este DS4 podrá degustar un coche diferente a nivel estético, bien rematado, con un comportamiento que mejora sustancialmente el C4 de la línea convencional, y además con un motor realmente premium.
Aunque todo ello también requerirá pasar antes por caja, cabe decir que no hay muchos modelos en el mercado con estas cifras de potencia que cuesten menos de 30.000 €. El precio básico del Citroën DS4 THP 200 Sport es de 29.190 €, a los que podremos sumar opciones como el navegador eMyWay (852,20 €), las llantas de 19 pulgadas más estéticas que otra cosa (426,09 €), el equipo de sonido HiFi (592,37 €) o los faros Bi-Xenón (982,09 €). El asistente de aparcamiento cuesta 1.304,27 €.