Primero fue el crossover CX-5, luego la berlina media Mazda6 y ahora le ha llegado el turno al Mazda3, el compacto. La firma de Hiroshima sigue renovando su propuesta de modelos con una forma de desarrollo distintiva e integral, que se distingue a primera vista por el lenguaje de diseño Kodo.
Cuando Mazda desveló la filosofía Skyactiv hace casi tres años, aseguraba que todavía se pueden hacer coches mejores “simplemente” optimizando los recursos. Mejor comportamiento y prestaciones por un lado, mayor eficiencia por el otro, pero sin grandes estridencias ni más siglas que esa denominación que, en el fondo, es sobre todo una declaración de intenciones.
El nuevo Mazda3 hereda pues la misma filosofía de sus hermanos y es más ligero (90 kg) y su carrocería más rígida (un 30%) y aerodinámica (Cx de 0,275; con la parrilla de aire activa opcional). Las suspensiones también son más ligeras y rígidas, lo que junto a una geometría revisada deberían garantizar una mejora sustancial de sus aptitudes sobre el asfalto, un aspecto en el que ya destacaba su predecesor.
La oferta de motores la componen inicialmente tres gasolina atmosféricos de inyección directa (Skyactiv-G 1.5 de 100 CV y 150 Nm; y Skyactive-G 2.0 de 120 y 165 CV y 210 Nm) y el diésel Skyactive-D 2.2 de 150 CV y 380 Nm que probamos en el Mazda CX-5 asociado a la caja de cambios automática Skyactive-Drive de 6 velocidades, opción disponible tanto para el diésel como para el gasolina de 120 CV, frente a la transmisión manual Skyactiv-MT, también de 6 marchas.
Mazda ofrecerá, como en la anterior generación, dos carrocerías para el Mazda3, la de dos volúmenes y 5 puertas y el sedán de 4 puertas, cuyo lanzamiento en Europa está previsto durante el otoño de 2013.