El apelativo RS, con el que Audi señala aquellas versiones de su catálogo en las que no ha tenido ningún recato mostrar sus intenciones (es decir, las que ofrecen unas prestaciones sobresalientes), ha llegado por fin al A7 Sportback, el coupé de 4 puertas y portón que llegará a los concesionarios españoles en octubre y que, con un precio de 136.850 euros, ocupará la zona noble de su oferta.
El Audi RS7 Sportback cumple, pues, con los requisitos que se le suponen a los productos reelaborados por quattro GmbH, la filial encargada de las creaciones más exclusivas de la firma de Ingolstadt. Empezando por su motor, se trata del 4.0 TFSI que desarrolla 560 CV de potencia y 700 Nm de par. Pese a mantenerse fiel a la filosofía downsizing, este propulsor V8 logra semejante rendimiento gracias a la intervención de un sistema biturbo con turbocompresores twin scroll combinado con la inyección directa de gasolina. Esto le permite alcanzar los 305 km/h de velocidad punta si se adquiere el paquete dinámico plus opcional.
En otro sentido completamente opuesto trabaja el sistema cylinder on demand (COD), que desactiva cuatro de los cilindros en situaciones de carga y régimen bajo o medio cerrando para ello sus válvulas. Con ello, la marca asegura que se consigue un ahorro de combustible de hasta un 10% a velocidades moderadas, y en el ciclo combinado se ha logrado homologar un consumo de 9,8 l/100 km.
Para trasladar toda la potencia del motor al suelo, el Audi RS 7 Sportback cuenta con una caja de cambios automática tiptronic de 8 velocidades, que envía el par al sistema de tracción total permanente quattro, que cuenta en esta ocasión con un diferencial central específico, que en condiciones ideales reparte un 40% de la fuerza al eje delantero y un 60% al trasero. Opcionalmente, se puede instalar un diferencial trasero activo.
Otra de las características propias del Audi RS7 Sportback es la suspensión neumática RS (adaptive air suspensión RS) de serie, que rebaja la altura de la carrocería 20 mm respecto a sus hermanos de gama, pero que permite al conductor regular la dureza. Si se quiere una suspensión sin compromisos, se puede optar por el tren de rodaje deportivo RS plus, más duro, con Dynamic Ride Control.
En este caso, los muelles son de acero y lo que es variable es la amortiguación. Los amortiguadores, regulables en tres etapas, están conectados entre sí por un circuito hidráulico de aceite controlado por una válvula central.
Por si esto fuera poco, la eficacia del bastidor se puede mejorar incluso con la dirección activa, que modifica de forma constante la desmultiplicación e incluso realiza un leve contravolante cuando se detecta sobreviraje, o con los discos de freno cerámicos reforzados con fibra de carbono.