Que haya sido el Mini Countryman el segundo modelo de la gama elegido para ser renovado (en julio de 2014 llega a los concesionarios) no es casual.
El Mini Hatch, en su tercera generación, por lógica debía encabezar el nuevo paso adelante de la marca, ya que por algo es el coche que le da el nombre y el sentido. El Mini Countryman, sin embargo, es el modelo que ha contribuido a incrementar exponencialmente su abanico de clientes potenciales.
La carrocería alta, casi monovolumen (aunque esa palabra parece tabú para la marca), con cinco puertas y cinco buenas plazas, más un aceptable maletero, sientan las bases de un coche claramente familiar.
Su simbólico y campero nombre por un lado, y el empeño con el que promocionaron en su lanzamiento unas ciertas aptitudes offroad –por no hablar de las andanzas del Mini All4 Racing en las tres últimas ediciones del Dakar-, disfrazaban en cierto modo su faceta más práctica y menos emocional, pero con el restyling al que ha sido sometido (no tenía sentido hacer un modelo completamente nuevo cuando el original fue lanzado en 2010) ya no hay tanto complejo.
Tanto es así, que en esta ocasión en Mini hablan más de la modularidad y versatilidad del interior que de la tracción total, que se plantea como una opción más dentro del catálogo del nuevo Mini Countryman.
Este cinco plazas compacto mantiene el mismo maletero de 350 litros de capacidad, ampliables a 1.170 litros plegando los asientos traseros (que además se desplazan longitudinalmente 13 cm). La inclinación de los respaldos de las plazas posteriores se puede modificar en varias posiciones. Y, además, dichos respaldos se pueden abatir en una proporción 40:20:40.
En lo que se refiere a la carrocería, el frontal ha sido rediseñado y cuenta con una nueva estructura para la parrilla y faros antiniebla de LED opcionales, que incluyen las luces de posición y la luz diurna. Las versiones All4 con tracción total cuentan de serie con protecciones frontales, posteriores y bajo los faldones laterales (aditamentos opcionales en los tracción delantera). Por otro lado, los bajos se han optimizado para mejorar la eficacia aerodinámica.
La base de la gama de motores se conserva, con ligeros cambios para adaptarla a la futura normativa antipolución Euro 6. Como es habitual en la firma británica, el nuevo Mini Countryman estructura su gama en John Cooper Works, Cooper S, Cooper y One para las variantes gasolina, y Cooper SD, Cooper D y One D los diésel.
El conocido motor de gasolina de 1.598 cc vuelve a ser el encargado de mover al Mini Countryman, en lugar del 2.0 TwinPower Turbo de origen BMW utilizado en el nuevo Mini Hatch. Dotado en su versión más evolucionada con turbo twin-scroll, inyección directa y Valvetronic (regulación plenamente variable de las válvulas de admisión), en el John Cooper Works entrega 218 CV a las cuatro ruedas (la tracción total es de serie en esta versión), mientras que en el Cooper S Contryman se ha subido la potencia de 184 CV a 190 CV. El Cooper ofrece 122 CV y el One se conforma con 98 CV.
En cuanto a los diésel, el Cooper SD mantiene el motor de dos litros y 143 CV, mientras que para el Cooper D y el One D se usa un 1.6, con 122 y 90 CV respectivamente.