Contacto Renault Kadjar

Prueba realizada por Gaby Esono

Prueba realizada por Gaby Esono

Que los SUV (y sus derivados ‘light’, los crossovers) están de moda salta a la vista. Salvando las distancias, su pujanza en el mercado guarda ciertas similitudes con el de las mountain bikes, bicis que al nacer tenían pinta de ser de carretera pero con ruedas de montaña. Hoy, dudo que haya una sola tienda que pueda sobrevivir sin una buena colección de ellas en su escaparate.

En los coches no es que sea lo mismo, pero está claro que los usuarios se han decantado por las carrocerías de tipo campero, atraídos por ese aura de coche para todo, que lo mismo permite viajes largos como transita por la urbe o, incluso, permite ciertas incursiones en territorio agreste.

Si bien los SUV existen desde hace mucho tiempo atrás, el modelo que ha impulsado este concepto en los segmentos más populares es el Nissan Qashqai.

A partir de aquí, una tras otra el resto de marcas han ido aportando su propia interpretación, siendo Renault una de las que ha llegado más tarde, para lo malo y para lo bueno. Lo malo, lógicamente, es que hay miles de usuarios que se habrían comprado un Renault crossover compacto si la marca les hubiera ofrecido uno. Lo bueno, es que la firma francesa ha tenido tiempo de sobras para desarrollar un coche que se adapte como un guante a las demandas de una gran parte del público.

El lanzamiento del Renault Kadjar en nuestro mercado ha coincidido con el fin de la comercialización (en nuestro mercado) del Renault Koleos. No es que el nuevo todocamino francés sustituya al SUV de origen coreano (se trataba en realidad de un Samsung QM5), pero sí es cierto que el Kadjar apunta claramente a los gustos europeos. Tras el Renault Clio, el Renault Captur y el Renault Espace, el Renault Kadjar es la cuarta creación del diseñador holandés Laurens van den Acker para la Régie, al que ha seguido el vistoso Renault Talisman y pronto el nuevo Renault Mégane. En apenas 4 años la práctica totalidad de su gama habrá recibido una evolución estética de la que, especialmente el Captur, está sacando una gran tajada.

Pero como no sólo de hacer coches atractivos se gana una marca la vida, para el Renault Kadjar se ha trabajado partiendo de la plataforma del Qashqai, que por algo forma parte de la Alianza Nissan-Renault, sobre la que ha desarrollado su propia identidad.

En los últimos 20 años, Renault se ha distinguido por su capacidad como productor de monovolúmenes. Desde el primer Renault Twingo hasta el Renault Vel Satis, la firma gala ha tratado de dar sentido a este tipo de silueta en cualquier segmento, con aciertos copiados por el resto como el Renault Scénic, pero también con ejercicios pintorescos como el Renault Avantime.

Este tipo de estructuras tan versátiles y prácticas están haciéndose un hueco en el corazoncito de los conductores, que siguen necesitando un vehículo familiar pero que también quieren sentirse orgullosos de su coche. Para acercarse a ellos, podría decirse que Renault lo ha tenido relativamente fácil. Adaptar una base reconocida como la del Nissan Qashqai y darle su propio toque, tanto a nivel estético, de presentación y equipamiento es más sencillo que desarrollar un coche desde cero.

El resultado es un vehículo en el que se percibe el salto de calidad que Renault ha dado en sus últimas creaciones. Desprovisto de las ataduras presupuestarias del Renault Captur (que por cierto parte de la base del Nissan Juke), el Renault Kadjar presume de un aspecto interior más cuidado, con materiales de tacto blando, que siempre visten más y contribuyen a dar una sensación de calidad muy superior.

La habitabilidad es excelente, amparada en unas dimensiones tirando a generosas para un compacto, con una longitud de 4.449 mm (distancia entre ejes de 2.646 mm) y una anchura de 1.836 mm que autorizan no sólo un buen espacio para los ocupantes traseros -más en el espacio para las piernas que en la cota de anchura, en la que el pasajero central no es tan bien tratado-, sino también un maletero de capacidad buena con la superficie diáfana enrasando con el paragolpes (472 litros) o excelente contando el doble fondo (527 litros).

La peculiar instrumentación digital no es todo lo intuitiva que debería y requiere un tiempo de adaptación, mientras que el sistema de infoentretenimiento de la marca, el R-Link2, sí ha visto mejorado su funcionamiento respecto a la primera generación.

Renault es una marca que se ha tomado muy en serio la reducción de emisiones mediante el desarrollo de motores pequeños. A sus polifacéticos turbodiésel 1.5 dCi de 110 CV y 1.6 dCi de 130 CV, la firma del rombo añade en la oferta del Renault Kadjar al voluntarioso 1.2 TCe de gasolina, de buen rendimiento general pero cuyos 205 Nm de par motor se quedan un poco justos para una carrocería tan voluminosa como la de este crossover compacto, especialmente si lo comparamos con los 260 Nm del dCi (250 Nm con EDC) y los 320 Nm del resultón dCi 130.

Además, mientras el diésel pequeño homologa una cifra de consumo medio de 3,8 l/100 km y el más potente 4,3 l/100 km, en el gasolina se eleva hasta los 5,6 l/100 km, diferencia que con toda probabilidad se incrementa sensiblemente cuanto más intensivo sea el uso que hagamos de él.

De serie, todos ellos son tracción delantera y van asociados de serie a una caja de cambios manual de 6 velocidades, dejando como opciones el cambio automático EDC de doble embrague para el dCi 110, y la tracción total All Mode 4×4-i para el dCi 130, en cuyo caso se monta una suspensión trasera multibrazo, en lugar de la tradicional barra de torsión del resto de la gama.

Este sistema de transmisión, derivado directamente del que usan el Nissan Qashqai y el Nissan X-Trail, propone tres modos de uso, como son el tracción delantera puro y duro (2WD) para cuando circulamos por carretera, el Auto, en el que se envía par motor a las ruedas traseras cuando las delanteras pierden tracción (ideal para pistas y nieve), y el Lock, que actúa a modo de bloqueo del diferencial central repartiendo el par al 50% entre ambos ejes a velocidades inferiores a 40 km/h, lo que resulta de gran ayuda en situaciones más apuradas.

La gama del Renault Kadjar se estructura en cuatro niveles de acabado, Life, Intens, X-Mod y Zen, disponibles según motorización. El primero de ellos, más básico, ya incluye de serie aire acondicionado, luces diurnas de LED y regulador de velocidad, entre otros. El Intens cuenta con R-Link, climatizador automático, sensor de luces y lluvia, sistema de ayuda al aparcamiento trasero, llantas de aleación de 17 pulgadas y llave inteligente.

El X-Mod se distingue por un planteamiento algo más campero a pesar de ser tracción delantera, de ahí que esté dotado con el sistema de control de tracción avanzado Extended Grip (un mando en la consola central permite adaptar la respuesta al tipo de terreno), además de barras en el techo, asientos traseros plegables desde el maletero, alerta de cambio de carril o el sistema de reconocimiento de las señales de tráfico, entre otros. El Zen, tope de gama, añade el R-Link con navegador.