Prueba realizada por Gaby Esono / Fotos por Pere Nubiola
Si le pidiéramos a cualquier persona que nos cruzáramos por la calle que nos citara diez marcas de coches, con toda probabilidad Ford sería una de ellas. En España, porque es una marca «nacional» desde que en octubre de 1976 el Ford Fiesta comenzara su andadura en la planta de Almussafes (Valencia). En Europa, porque en la sede de Colonia (Alemania) se gesta gran parte de la gama europea desde casi una década antes, creando así una familia paralela de productos con identidad propia.
Y en el mundo, porque si hay alguien a quien quepa atribuirle el mérito de que hoy la movilidad individual en automóvil no sea un privilegio exclusivo de ricos, ése es Henry Ford, fundador de la marca y el primero en aplicar el concepto de producción en cadena a una factoría de coches. El ahorro de costes de esta innovación permitió establecer precios populares para un coche que estaba disponible en cualquier color, siempre que el cliente lo quisiera negro.
Hacer coches accesibles para todos fue un primer paso, pero hoy en día no se concibe una marca de éxito comercial que no haya hecho sus pinitos en competición. Henry Ford, de hecho, consiguió fundar su empresa 18 meses después de haberse impuesto en una carrera a Alexander Winton, el piloto más famoso de la época, gracias al apoyo inversor de algunos acaudalados espectadores de la prueba.
Hoy, con las 24 Horas de Le Mans 2016 a la vuelta de la esquina, la firma del óvalo ha reinventado el Ford GT para conmemorar que hace 40 años logró la primera de sus cuatro victorias consecutivas en la mítica prueba (1966, 67, 68 y 69), con el no menos mítico Ford GT40. Y no contentos con crear un nuevo superdeportivo, de cuyo motor 3.5 V6 Ecoboost han de brotar más de 600 CV en su versión de calle, han pasado unos cuantos meses preparándolo para presentar 4 unidades en la parrilla de salida del circuito de la Sarthe.
El Ford GT es, no obstante, la guinda de un pastel que la marca se ha tomado su tiempo en ir cocinando, pero que poco a poco está tomando una forma -y un sabor- de lo más apetitoso. En diciembre de 2014, coincidiendo con la confirmación de que habría un Ford Focus RS también en la tercera generación de este compacto, Ford anunciaba que para 2020 contaría con nada menos que 12 modelos deportivos que estarían disponibles globalmente, y de cuyo desarrollo se encargaría el nuevo departamento denominado Global Ford Performance, nacido de la unión entre los departamentos Team RS, Ford SVT y Ford Racing.
De momento, el resultado se resume en el Fiesta ST (ya está disponible la variante de 200 CV del generosísimo utilitario), el Focus ST (en versión gasolina de 250 CV o con un sorprendente diésel de 170 CV), el Focus RS (por primera vez con tracción a las cuatro ruedas, necesaria para controlar sus 350 CV), los Ford Mustang (Fastback y convertible, en versiones 2.3 Ecoboost y 5.0 V8) y el propio Ford GT, de modo que aun queda bastante margen para la emoción.
De poco sirve, sin embargo, contar con una emocionante familia de modelos deportivos si no los das a conocer. Y qué mejor forma de conocerlos que desarrollando el programa Ford Performance Driving Experience, cuyo nombre no deja lugar a ninguna duda: es una invitación a experimentar hasta donde dan de sí las prestaciones de los modelos deportivos de Ford.
Nada menos que 15 unidades de la fama Ford Performance se dieron cita en las instalaciones del circuito de Castellolí, en Barcelona. Este trazado se ha convertido en uno de los preferidos de muchas empresas para organizar todo tipo de eventos relacionados con el motor, y Ford tampoco es ajena a sus encantos.
Allí desplazó 5 Ford Fiesta ST (la versión de 182 CV), 5 Ford Focus ST (diésel y gasolina, 5 puertas y Sportbreak), y otros tantos Ford Mustang (4 hachtback y un convertible, con el motor 2.3 Ecoboost o el 5.0 V8), preparados para ser sometidos al trato exigente que siempre supone un circuito para cualquier coche de estricta serie. «Sólo hemos alterado las presiones», nos comentaron en el briefing previo a la toma de contacto con los coches, «y las hemos tenido que poner a 3,5 kilos para que los neumáticos Continental pudieran soportar más vueltas».
Y es que la marca alemana de neumáticos colabora con Ford en esta serie de eventos pensados para clientes, proporcionando neumáticos de calle que, pese a su buen rendimiento, sufrieron de lo lindo en el abrasivo asfalto del circuito catalán.
En el evento los conductores nos dividíamos en turnos para coger cada modelo. Los instructores encabezaban cada uno de los trenes de coches -uno para los Fiesta, otro para los Focus y un tercero para los Mustang-, y marcaban el ritmo a seguir basándose en el ritmo de los «pilotos por un día».
Si nunca has estado en una prueba de este tipo, en condiciones normales te recomendaría que empezaras de menos a más a poco que pudieras elegir. Lo que ocurre es que en la Ford Performance Driving Experience no está muy claro qué coche te da más que otro.
El Ford Fiesta ST es el menos potente del lote, pero también es el más juguetón y nervioso; los Ford Mustang, por el contrario, son los más potentes y, sin embargo, la eficacia del Ford Focus ST les puede poner en aprietos a poco que se tengan buenas manos.