Prueba realizada por Gaby Esono
La moda SUV se ha instalado en los mercados europeos, español incluido, y el SEAT Ateca es la respuesta de la firma de Martorell a una corriente a la que es obligatorio sumarse si se quiere mantener un nivel de ventas razonable. Ya quedan lejos las críticas que se hacían a este tipo de vehículos, cuyas capacidades fuera del asfalto no alcanzaban las de los todoterrenos de toda la vida, mientras que en carretera sus especiales características (sobre todo peso y altura) les impedían ofrecer un comportamiento a la altura de las berlinas equivalentes. Y sin embargo, cada vez se vendían más.
La razón está bastante clara: a la gente nos gustan mucho más los coches con aspecto de todoterreno, tanto por sus formas como por lo que representan (¿vocación de ocio, tal vez?), que los siempre pragmáticos y a menudo modulables monovolúmenes, pero con mucho menos tirón estético, aunque hayan evolucionado lo suyo en los últimos tiempos.
El comportamiento de SEAT es paradigmático de esto que explico. A pesar de los buenos resultados de ventas que obtuvo con los SEAT Altea y SEAT Altea XL, llegado el momento de plantearse su sustitución la marca española ha optado por ofrecer a las familias el tipo de coche de aspecto campero que están buscando ahora y, de momento, sólo por las reacciones de la gente que veía el SEAT Ateca por las calles de Barcelona durante la presentación internacional a la prensa, diría que han dado en el clavo.
Para la presentación del SEAT Ateca, la marca diseñó dos tipos de recorrido para que pudiéramos comprobar las bondades del nuevo SUV compacto.
El primero, de unos 90 kilómetros, discurría sobre todo por carreteras reviradas de los alrededores de Barcelona, en las que conduje un 1.4 TSI de 150 CV con cambio manual y tracción delantera cuyo comportamiento me ha fascinado.
Hasta ahora, en su segmento tenía como principales referencias en este sentido el Mazda CX-5 y la primera generación del Volkswagen Tiguan (aquella unidad de pruebas montaba sin embargo el paquete deportivo R-Line). Pues a partir de ahora el nuevo ejemplo a seguir es este Ateca que, sin necesidad de montar configuraciones de bastidor especiales, se muestra sobre el asfalto como si fuera una ágil berlina de 4 metros.
Me ha impresionado el tacto de la dirección, lo francos que son los apoyos y la solvencia con la que afronta los virajes y todo ello, insisto, sin necesidad de recurrir a unas suspensiones de tarado deportivo. Eso, sospecho, lo van a dejar para más adelante.
También me ha llamado la atención el empuje del motor 1.4 TSI, que siempre me había hecho sonreír montado en coches pequeños o compactos, pero del que tenía ciertas dudas sobre su capacidad en modelos de mayor envergadura. Pues he de decir que todas resueltas.
Este bloque, pionero entre la generación de motores pequeños y potentes creados bajo la filosofía del downsizing, sigue combinando la inyección directa de gasolina con la sobrealimentación, pero ahora se prescinde del compresor que ayudaba a bajas vueltas porque los turbos de hoy en día tienen una asombrosa capacidad para empujar desde bastante abajo y dar una respuesta muy llena en alta.
Por otra parte, con el SEAT Ateca se extiende el sistema de desconexión automática de cilindros para el ahorro de combustible. Con el CoD (cylinder on demand), en condiciones de baja demanda de potencia un mecanismo en el árbol de levas desactiva las válvulas de dos cilindros, y la gestión del motor deja de enviarles gasolina.
Su eficacia, más allá del ahorro conseguido en los ciclos de homologación, depende en gran medida de la pericia del conductor para sacarle provecho, pero en cualquier caso es un avance exclusivo de las marcas del Grupo Volkswagen, que cuentan de ese modo con un dispositivo que, por otra parte, no merma las excelentes prestaciones de este propulsor, y sólo se percibe su entrada en funcionamiento gracias a un testigo en el cuadro de instrumentos.
Hay que decir que parte del mérito de las buenas sensaciones que me ha producido el SEAT Ateca al conducirlo hay que atribuírlo a que cuando me entregaron el coche SEAT Drive Profile estaba, no creo que por casualidad, en modo Sport. Si el SEAT León incorpora una tecla en el salpicadero para seleccionar varios tipos de conducción, era de esperar que el Ateca contara con un sistema similar pero mejorado, ya que cuenta con un nuevo mando giratorio en la consola central facilita su manejo-, y porque en este caso ofrece 4 modos para los tracción delantera (Eco, Normal, Sport e Individual) y 2 más para los 4Drive de tracción total (Off-road y Nieve).
Lo cierto es que, en el tiempo que llevé el 1.4 TSI tuve que hilar muy fino para notar una diferencia importante entre ellos, ya que ni el tarado de la dirección ni la respuesta del motor (ni la de los accesorios y el aire acondicionado) tienen en ningún caso un comportamiento extremo en un sentido u otro. En las unidades con el cambio automático DSG probablemente sí se note más la modificación de la cartografía electrónica.
Lo que sí me pareció extremo es el comportamiento 4×4 del SEAT Ateca. Y es que la segunda parte de la presentación se llevó a cabo en un trazado cerrado (‘parcour‘, lo llaman) en el Port Vell de Barcelona. Allí dispusieron un recorrido en el que se ponía a prueba la capacidad de este SUV para afrontar rampas y pendientes de gran desnivel, así como importantes inclinaciones laterales y, sobre todo, el cruce de puentes, prueba de fuego de cualquier todoterreno y que el Ateca, con el sistema Haldex de quinta generación y ayudas electrónicas mediante, saldó con muy buena nota.
Si el SEAT León marcó el camino a seguir para los futuros modelos de la marca, el SEAT Ateca puede considerarse, al menos a nivel tecnológico y de momento, el mejor SEAT de la historia.
Pocos sistemas de ayudas a la conducción existen hoy en el mercado que no puedan incluirse en el SUV de Martorell, en cuya lista de equipamientos (de serie u opcionales según nivel de acabado) se pueden encontrar por fin dispositivos como el Park Assist, el detector de ángulo muerto más alerta de tráfico posterior, la efectiva cámara de visión de 360º o el Traffic Jam Assist, una función que en retenciones de tráfico puede maniobrar, acelerar y frenar automáticamente, hasta otros como la llave inteligente y arranque por botón o el sistema automático de apertura del portón trasero sin manos.
A ello hay que sumarle la última evolución de sus sistemas de información y entrenimiento, que entre el Easy Connect, el Full Link con Mirror Link (se muestran en la pantalla del salpicadero las principales apps instaladas en el móvil) y la SEAT ConnectApp aseguran una conectividad e interactividad total con el smartphone.
La pantalla táctil de 8 pulgadas del Media System Plus puede mostrar los iconos alineados (como en un móvil) o en carrusel como hasta ahora, mientras que la Connectivity Box sirve de antena amplificadora del teléfono e incluso permite cargar de forma inalámbrica aquellos que estén preparados para ello.
Si dejamos todo eso a un lado, lo que nos encontramos es un habitáculo cuyo salpicadero está claramente inspirado en el del León. De hecho, se trata de un estilo que convence a la marca y, por lo que comentan sus diseñadores, tienen previsto seguir con él un tiempo. Con el estilo, y con la mejora de la calidad percibida, una constante en las últimas creaciones de SEAT que tiene su justa correspondencia en el Ateca, en el que todo parece estar en su sitio, con buenos materiales y excelentes ajustes.
La habitabilidad es otro de los puntos destacados del SEAT Ateca, que al menos en las versiones con techo metálico (opcionalmente está disponible el techo eléctrico panorámico, por 1.100 o 1.143,18 euros según motorización) dejan una más que destacable cota de altura tanto delante como detrás.
Sus 4.363 mm de longitud le permiten albergar un maletero de entre 485 (en los tracción total 4Drive) y 510 litros (tracción delantera) de capacidad, ampliables hasta los 1.579 litros y los 1.604 litros respectivamente con los asientos traseros plegados. La superficie que queda en este caso no es plana, como ya es norma habitual en la mayoría de marcas debido, según me explicaron los diseñadores, a los refuerzos necesarios en la estructura para conseguir las cinco estrellas EuroNCAP.
La gama del SEAT Ateca está disponible desde junio de 2016 y está compuesta inicialmente por trece versiones, resultado de combinar dos niveles de equipamiento (Style y el nuevo Xcellence; más adelante llegará el Reference, más básico), con dos motores gasolina (1.0 TSI de 3 cilindros y 115 CV; y 1.4 TSI de 150 CV) y tres diésel (1.6 TDI de 115 CV y 2.0 TDI de 150 y 190 CV). El cambio automático de doble embrague DSG y la tracción total 4Drive son opcionales no combinables en los motores de 150 CV, mientras que el TDI 190 los monta de serie.
Versiones | Precios |
SEAT Ateca 1.0 TSI 115 Style | 23.690 € |
SEAT Ateca 1.4 TSI 150 Style | 25.730 € |
SEAT Ateca 1.4 TSI 150 Xcellence | 28.550 € |
SEAT Ateca 1.4 TSI 150 DSG-7 Xcellence | 30.660 € |
SEAT Ateca 1.4 TSI 150 4Drive Xcellence | 31.170 € |
SEAT Ateca 1.6 TDI 115 Style Ecomotive | 26.370 € |
SEAT Ateca 2.0 TDI 150 Style | 28.130 € |
SEAT Ateca 2.0 TDI 150 DSG-7 Style | 30.240 € |
SEAT Ateca 2.0 TDI 150 4Drive Style | 30.890 € |
SEAT Ateca 2.0 TDI 150 Xcellence | 30.940 € |
SEAT Ateca 2.0 TDI 150 DSG-7 Xcellence | 33.060 € |
SEAT Ateca 2.0 TDI 150 4Drive Xcellence | 33.560 € |
SEAT Ateca 2.0 TDI 190 DSG-7 4Drive Xcellence | 37.790 € |