El bloque tetracilíndrico de 1.997 cc, denominado DW10, fue la base de partida de la gama, que inicialmente enfocaba sus valores en la economía de consumo, reducción de emisiones, suavidad de funcionamiento y baja rumorosidad.
Sus variantes iniciales, con 90 y 110 CV (ésta con intercooler), se colocaron en modelos de prácticamente todos los segmentos: del Peugeot 206 al 806, pasando por el 306 y el 406, o bien del Xsara al Evasion, sin olvidar el Xantia.Pronto se pasó a versiones que rondaban los 130-140 CV, que aportaban un punto más prestacional a los originales, del cual Ford comenzó a sacar provecho a partir de 2005, en la segunda generación del Focus y dos años después en el Mondeo, de la misma forma que los Peugeot 307 y 407 o los Citroën C4 y C5, a los que hay que sumar los Mazda3 o Mazda
Antes, sin embargo, ya se había colocado por debajo el motor de 1,4 litros, el cual llegaba a entregar hasta 92 CV montado en el primer Citroën C3. Fue en esa época cuando Ford, que denomina comercialmente Duratorq TDCi a sus modelos diésel, comenzó a sacar provecho del trabajo realizado con el grupo galo.
De ese modo, modelos como el Ford Fiesta de la generación anterior a la actual o su derivado monovolumen, el Fusion, contaron con variantes de ese motor, aunque con una configuración específica de la que también se aprovechó el Mazda2. Una evolución de este propulsor subió la cilindrada de los 1.399 cc a los 1.560 cc, gracias a lo cual la entrega de potencia se incrementa hasta los 110 CV, con un par máximo de 260 Nm gracias a la función overboost.. El estreno de este motor tuvo lugar en el Peugeot 206, pero en poco tiempo comenzó a incorporarse a las gamas no sólo de Citroën, Peugeot y Ford, sino también a otros modelos de Mazda y Volvo. Incluso BMW decidió usarlo para las versiones Cooper D de la segunda generación del nuevo Mini. Si por debajo del estándar dos litros la oferta estaba bien cubierta, por encima, fue la mecánica de 2.179 cc, la DW12 también de origen PSA, la que se encargó de ocupar un sitio de privilegio en los modelos de mayor tamaño de cada marca, es decir las berlinas de Ford (Mondeo), Peugeot (407 y 607) y Citroën (C5 y C6), así como sus monovolúmenes, a saber: Ford S-Max y Galaxy por un lado, y los clónicos Citroën C8 y Peugeot 807. Con cuatro cilindros, una alta cilindrada y turbo de geometría variable, los árboles de equilibrado ponen el punto de refinamiento necesario para que no se perciba una diferencia excesiva con el motor V6 que los franceses montan en sus buques insignia y que Ford sigue proporcionando a Jaguar y Land Rover, a pesar de haberse desvinculado de esas marcas premium. El objetivo de Ford y de PSA Peugeot-Citroën es desarrollar una nueva gama de motores que permite cumplir la normativa EU6 para turismos y vehículos comerciales. Para ello, se invertirán entre ambos grupos unos 300 millones de euros, que deberían permitir el inicio de la producción durante el año 2013.