Contacto Mercedes-Benz GLK 250 CDI 4Matic BlueEFFICIENCY

Prueba realizada por Gabriel Esono

La primera impresión que te causa el Mercedes-Benz GLK cuando lo ves de cerca es la tener delante un todoterreno de los de antes.

Sus líneas angulosas, muy marcadas en toda la carrocería, y sus proporciones especialmente cuadradas, en contra de la tendencia actual, te transportan a tiempos pretéritos, en los que Land Rover con su Defender (o Santana, si lo prefieres) o Nissan con su Patrol, imponían su ley fuera del asfalto, con permiso de los lujosísimos Range Rover y Mercedes-Benz Clase G de la época.

La firma alemana ha apostado, pues, por recuperar un cierto sabor añejo a la hora de diseñar un producto que, sin embargo, está perfectamente adaptado a las tendencias y exigencias actuales.

Motores modernos y eficientes, tracción total pero no radical y, tradición obliga, interiores sobrios y de impecable factura. Luego iremos a todo esto.

El Mercedes-Benz GLK responde, pues, a la misma tendencia que la firma de la estrella inició con el primer Clase M, un todoterreno que ya tenía la mirada puesta en muchos conductores que, sin ser unos entusiastas del 4×4, sí deseaban tener la opción de hacer alguna excursión fuera del asfalto. O no, y simplemente querían un todoterreno y usarlo como les diera la gana.

Así, mientras el Mercedes-Benz ML es un coche casi de representación, el GLK cubre la oferta por debajo de éste, en un segmento donde se las tiene que ver no sólo modelos de sus rivales naturales, como son el BMW X3 y el Audi Q5, sino también con ejemplares de marcas populares con ciertos aires, como son el Volkswagen Tiguan o el Ford Kuga.

Mercedes-Benz está extendiendo el logo BlueEFFICIENCY a lo largo y ancho de su catálogo. Con este apelativo, distingue a las versiones en las que se han aplicado ciertas medidas para mejorar sensiblemente la emisión de CO2 y reducir los consumos.

El Mercedes-Benz GLK 250 CDI BlueEFFICIENCY ofrece, no obstante, un algo más. Equipa el motor de 4 cilindros y 2.143 cc, con sobrealimentación de dos etapas, que en 2009 ganó el premio de su categoría en los International Engine of the Year Awards y que ya tuvimos ocasión de probar a fondo en el Mercedes-Benz Clase E 250 CDI Cabrio. Es decir, toda una garantía de equilibrio entre prestaciones y consumos.

De hecho, como todas las versiones con la tracción a las cuatro ruedas 4Matic, este propulsor está asociado de serie al cambio automático de 7 velocidades 7G-Tronic que envía a las cuatro ruedas motrices los 204 CV de potencia y 500 Nm de par motor que, en la breve toma de contacto que tuvimos con él, no se quedaba para nada corto.

A pesar del lastre que supone la resistencia aerodinámica y el peso de su carrocería, además de todo el sistema de transmisión, el 2.1 biturbo BlueEFFICIENCY se defendía muy bien en la ascensión al Coll de l’Illa, un divertido pero rápido puerto de montaña en la N-240, entre Valls y Montblanc.

Incluso el cambio parecía encontrarse muy a gusto en unas condiciones que, a priori, parecían más pensadas para el Mercedes-Benz Clase E 63 AMG que publicamos hace unos días. Con transmisiones como éstas, cada vez se quedan con menos argumentos los que prefieren el cambio manual al automático.

La mayor parte del recorrido que hice con el Mercedes-Benz GLK 250 CDI BlueEFFICIENCY fue por carretera y, de la misma manera que el motor, su talante fue muy satisfactorio.

La suspensión es tirando a blanda, algo que interpreto como una intención consciente de la marca de adaptar el coche a la mayor variedad posible de terrenos.

Lo que ocurre es que, con un bastidor tan elaborado, te puedes permitir el lujo de sacrificar algo de eficacia a cambio del confort que, por otra parte, es de desear en un coche de talante más bien familiar.

Así, la inclinación en las curvas es relativamente escasa, sobre todo teniendo en cuenta su altura, y su actitud al límite era más bien noble, con un leve subviraje inicial fácilmente corregible y que no estaba reñido con la eficacia de la tracción total, que permite acelerar antes de lo esperado en un coche de su tamaño.

Ahora bien, si tienes claro que el campo es para las postales, Mercedes tiene para ti el paquete deportivo AMG (4.178,70 €), con faldón delantero y trasero, suspensión rebajada 20 mm y, atención, llantas de 20 pulgadas con neumáticos 235/45 R 20 delante y 255/40 R 20. De ser tu caso, gran parte de lo escrito antes carece de sentido.

Si bien el puesto de conducción es casi perfecto, con un asiento que permite un acomodo inmediato y con unos mandos que están justo donde deben estar, creo que son los pasajeros los que más a gusto van a viajar en este coche.

Detrás, el espacio es más que suficiente en todas las cotas para tres adultos (o para dos pivots y un alero) y, además, la superficie del piso es completamente plana.

Si encima les regalas el techo panorámico (1982,68 €) y el climatizador automático Thermotronic de 3 zonas (829,10 €), te ganas el cielo.

Estos son sólo dos opciones de una lista muy poblada, de ahí que en el momento que has decidido que vas a gastarte 46.223,66 € en un coche como el Mercedes-Benz GLK 250 CDI BlueEFFICIENCY, lo mejor es ir a casa con el catálogo para pensártelo con calma.