Redacción – Uno de los ejercicios más habituales -y necesarios- a la hora de escribir una noticia sobre un nuevo propulsor, es el de quemar la prosa con la que los fabricantes adornan las virtudes de su última creación. A veces se consigue, pero no siempre.
Por eso esta lista incluye los motores de verdad, los que han pasado por nuestras manos, sin intermediarios y que, tras habernos dado todo lo que llevaban dentro, nos han dejado con una sonrisa boba en la cara. O, por lo menos, han sido capaces de sorprendernos.
Volkswagen 1.2 TSI 105 CV. El motor 1.2 TSI del Grupo Volkswagen ha supuesto un nuevo giro de tuerca a la filosofía «downsizing» que tan buenos resultados le está dando. Lo fabrica Skoda, pero tanto lo monta en el Audi A3 como en la familia de los SEAT Ibiza, León y Altea. En la prueba que le hicimos al VW Golf nos dejó un muy grato sabor de boca. | |
Mitsubishi 1.8 DI-D 150 CV. Inmersa en una profunda reestructuración desde hace algunos años, Mitsubishi ha sido, sin embargo, capaz de desarrollar un excelente motor diésel partiendo prácticamente de cero. El ASX ha sido el primero en usarlo, seguido del Lancer, aunque de este bloque se deriva otra variante más potente que monta el Outlander. | |
Volkswagen 2.0 TSI 200 CV – 270 CV. Si el pequeño 1.2 TSI sorprende, el 2.0 con turbo e inyección directa de gasolina maravilla sea cual sea el modelo en el que se monte. Frente al equilibrio de los 200 CV de todo un Scirocco o de un León FR, el añadido de una R al Golf, al Cupra o al propio coupé alemán, es una clara invitación al exceso. | |
BMW L6 3.0 TwinPower Turbo 306 CV. Seis cilindros en línea y BMW en una misma frase sólo pueden significar una cosa: refinamiento mecánico y prestaciones de primer orden. Tras el 3.0 TwinTurbo que probamos en el 335i, la gente de Múnich lo mejoró para que corriera igual gastando menos, como vimos en el BMW 535i. | |
BMW M 4.4 V8 Biturbo 555 CV. La capacidad de la firma bávara de extraer elevados rendimientos de sus motores alcanza niveles de obra maestra cuando se añade una M a la ecuación. Sólo así se entiende que una mole como el BMW X5 M sea capaz de moverse como un ligero coupé a pesar de sus 2.300 kg de peso. |