Durante un período de cuatro años de investigación, los socios del proyecto han desarrollado nuevos sistemas de asistencia a la conducción, tecnologías de información y posibles soluciones para una eficiente gestión del tráfico.
La primera de las aplicaciones desarrolladas persigue mejorar la seguridad de todos los participantes en el tráfico, y no sólo de los vehículos. Mediante un vehículo de pruebas con un sistema frontal de sensores de imagen 3D y una unidad de procesamiento, el coche es capaz de identificar la situación del tráfico e iniciar una serie de acciones que pueden intervenir sobre la dirección y sobre los frenos para neutralizar situaciones potenciales de accidente en la que se verían involucrados peatones o ciclistas.
El momento de aplicación de la fuerza de frenado también puede adelantarse basándose en informaciones sobre el conductor. Los ingenieros de Audi utilizan una cámara basada en la observación para determinar el nivel de alerta y atención del conductor. La cámara graba la posición y la orientación de la cabeza del conductor para deducir su nivel de atención y adelantar la frenada automática de emergencia.