Prueba realizada por Gabriel Esono
Antes de dedicarme a esto de probar coches, tuve tiempo más que de sobra para dilapidar mi escueto presupuesto de estudiante en la compra de revistas del motor. Es gracias a ellas que hoy puedo escribir con cierta propiedad sobre este tema, de ahí que formen parte de mi equipaje con cada mudanza, para alegría de mi madre y desesperación de mi mujer.
Como hoy toca BMW, te contaré uno de los rasgos de esta marca que los ahora veteranos compañeros de profesión se encargaron de grabarme a fuego en el alma: la delicia de conducir cualquiera de sus motores de 6 cilindros en línea.
El recuerdo de la lectura de las pruebas de estos propulsores es de un aplauso casi unánime sobre la mayoría de ellos. Por rendimiento, por finura e incluso por consumos relativos.
Lógicamente, carezco del bagaje de algunos de los ilustres periodistas del motor más veteranos, de ahí que mis referencias anteriores con los 6 cilindros de la marca son todas del siglo XXI. En Cochesafondo ya hemos tenido ocasión de publicar algunos de ellos, bien gasolina, como el BMW Z4 sDrive23i o el BMW X3, o también diésel, en formato de berlina media en el BMW 335d o en el lujosísimo BMW 730d.
Pero los modelos que sin duda me habían puesto en antecedentes de lo que me iba a encontrar eran el BMW 335i y el BMW 535i, casualmente los dos con la carrocería familiar Touring.
El BMW 135i Coupé comparte con ambos una de las joyas de la corona bávara, el motor 3.0 TwinPower Turbo, descendiente directo del ganador en su cilindrada en los International Engine of the Year Awards.
¿Te imaginas lo que pueden dar de sí sus 306 CV bajo la compacta carrocería del Serie 1?
Si normalmente se puede asumir que el motor es el alma de un coche, en este caso la definición se le queda pequeña. Las otras veces que hemos probado el 3.0 TwinPower Turbo de seis cilindros nos ya había dejado un excelente sabor de boca. Montado en el BMW 535i Touring, este bloque ofrecía unas prestaciones de auténtico deportivo sin olvidar, sin embargo, el regio porte a que obliga su apariencia.
El BMW 335i Touring, por su parte, a pesar de su cambio automático se porta como un familiar de carreras, que obliga a ser muy serio al volante para llevarlo no ya al límite, sino simplemente muy rápido. Nunca llegué a tener del todo claro cuanta distancia había entre ambos estados.
Ahora imagínate que hay una alarma de sequía y te vas con tu BMW 135i Coupé zumbando (¿de qué otra manera, si no?) al Mercadona a comprar 40 garrafas de ocho litros de agua. Pues aún así, tu pequeño dos puertas sería más ligero que el Serie 5 familiar.
En resumidas cuentas, con 1.545 kg de peso, los 306 CV de potencia y 400 Nm de par motor campan a sus anchas y empujan la carrocería del coupé pequeño de BMW como si debieran dinero. O, lo que es lo mismo, este coche corre una barbaridad.
Quizá no era necesario escribir más de 500 palabras para llegar a esta conclusión, pero después de haber visto cómo Volvo domesticaba 300 CV en su nuevo S60, no era cuestión de darlo por sentado.
BMW juega a otra cosa, y con las prestaciones no bromea. Es por ello que me atrevo a afirmar que este TwinPower Turbo es de lo más exquisito que te puedes encontrar hoy en día en el mundo del automóvil. Así de simple.
No es sólo una cuestión de que entregue potencia a raudales, que lo hace, sino que además, empuja sin proponérselo desde el ralentí hasta el corte, aunque más allá de las 6.000 rpm sólo los más quemados encontrarán algo interesante que rascar. Al fin y al cabo, por muy bávaro que sea, no hay que olvidar que la turbina por definición da lo mejor de sí misma a medio régimen.
Este propulsor, en realidad, no es más potente que el TwinTurbo anterior, que montaba doble turbocompresor y sistema de distribución Bi-Vanos. Ahora, con el turbo Twin Scroll, la inyección directa y el control de las válvulas Valvetronic, se ha conseguido mantener el rendimiento pero con unos consumos muy inferiores.
De hecho, homologar 8,5 l/100 km (8,4 l/100 km con el cambio DKG) para semejante potencia tiene mucho mérito. El tiempo que lo tuvimos nosotros nos arrojó una media de 13,3 l/100 km, una cifra superlativa si tenemos en cuenta que dio unas cuantas vueltas en el circuito de la escuela de conducción de ParcMotor.
La intención de BMW cuando lanzó el Serie 1 era la de acercarse a un público más joven, que buscaba distinción y sensaciones al volante pero que no quería recurrir a manidas siglas, colores estridentes y alerones delatores.
Pues a todos los que querían sopa, aquí les han puesto tres tazas. Porque si el TwinPower Turbo del BMW 135i Coupé te ofrece en línea recta una sensación de poderío casi inigualable, cuando llegan las curvas el primer sentimiento que asoma es otro bien distinto: yo lo llamo miedo.
El dos puertas de la Serie 1 es un coche vivo, muy rápido de reacciones, tal y como pudimos comprobar con el BMW 123d Coupé. Si a éste, que ya obligaba a tener buenas manos, le sumas un centenar de caballos más directos a su bendito eje posterior, tienes la receta para quemar adrenalina hasta que tu cuerpo y tu mente digan basta.
Como siempre en estos casos, lo más recomendable al principio es confiar en los técnicos de BMW, que han configurado unas ayudas electrónicas de las discretas, de ésas que no se notan demasiado. El control de estabilidad DSC se puede desconectar en varias fases, lo que nos da la oportunidad de intuir hasta cierto punto qué es lo que haría el coche en el caso de que lo liberáramos del todo.
Francamente, no veo que sea la mejor idea hacerlo en carretera abierta. El límite dinámico de este coche está muy por encima de lo razonable y, aunque es mucho más ágil y efectivo que el Serie 5, es tan exigente que una vez superada la capacidad de adherencia de sus neumáticos, sólo te da una oportunidad, justo la que uno espera de un coche con tracción trasera, suspensión dura y dirección deliciosamente directa.
El habitáculo del BMW Serie 1 Coupé es una oda a su conductor y, si acaso, a su acompañante. Detrás, los dos únicos ocupantes no se tocarán entre sí si no les apetece, pero sus piernas rozarán con el respaldo de los asientos delanteros a poco que los habiten personas de media altura para arriba.
En la unidad que probamos no se notaba tanta diferencia de calidad en los materiales del interior como en otras ocasiones. Sin duda la tapicería de piel en asientos y puertas contribuye a este efecto, aunque no basta para ocultar el salto entre el buen tacto de la zona superior del salpicadero y la dureza presente en áreas algo menos visibles.
Habrá a quien todo esto le preocupe más y habrá a quien menos. De lo que estoy casi seguro es de que, cuando se presione el botón de arranque, todo estos detalles pasarán a un segundo plano al oír la deliciosa sinfonía de su motor.
El día que veas a alguien salir por la puerta del concesionario conduciendo un BMW 135i Coupé sabrás que, como poco, le habrá salido la broma por 46.600 €, aunque el BMW Serie 1 M Coupé, de inminente lanzamiento, superará ampliamente dicha cifra.
¿Vale lo que cuesta? Es el eterno dilema, dirimido en miles de blogs y foros. Cuando uno se encuentra frente a cualquier coche en el que escudo sobre el capó implica una serie de atributos intangibles, como el prestigio y la tradición, casi todos los argumentos a favor y en contra son igualmente válidos. Así que, al final, sólo lo vale si estás dispuesto a pagar semejante importe por el coche con mejor relación entre prestaciones y discreción entre todos los compactos del mercado.
Porque sí, había un Ford Focus RS que al conducirlo podría haberte despertado sentimientos muy parecidos por mucho menos dinero, pero no era apto para tímidos y, además, ya es historia.
Cuando era niño un tipo me dijo que todos los caballos de un BMW se encontraban detrás. Para un chavalín como yo, que tuvo aprender por su cuenta qué significaban palabrejas como subviraje o contravolante, semejante sentencia tuvo un efecto devastador, casi traumático, porque aquel listillo se largó sin dar más explicaciones.
Con el tiempo y la madurez, me di cuenta de que el buen hombre apenas sabía a medias de lo que estaba hablando. Y, sin embargo, aquí me tienes, tratando de buscar los caballos donde un día se me dijo que estarían.
Los traumas es lo que tienen, que resulta muy difícil desembarazarse de ellos. Quizá por ello, cuando estaba al volante de este BMW 135i Coupé, habría jurado que vi alguna crin asomando por detrás de la luneta. ¿O quizá eran 306 las que había?