Prueba realizada por Gabriel Esono
La tradición de BMW en la producción de carrocerías familiares derivadas de grandes berlinas viene de lejos. Asociada a la Serie 5 desde su tercera generación, la variante Touring que tenemos aquí es la cuarta ocasión en la que BMW demuestra su interés en contentar a todos aquellos que quieren un modelo muy lujoso, muy dinámico y, a la vez, muy práctico.
Gracias a modelos como éste, uno de los tópicos que caracterizan a nuestro mercado, por lo visto poco dado a conceder oportunidades a las carrocerías tipo break, poco a poco van diluyéndose. Y es que BMW, que salvo alguna excepción acierta bastante en sus diseños (las formas del anterior Serie 7 se llevaron muchos palos), nuevamente ha sido capaz de vestir de etiqueta un coche que, en principio, está pensado para viajar con carga. ¿Renunciando al refinamiento? Por supuesto que no. ¿A ritmo de vértigo? Siempre que se quiera. Pero también desde una óptica más pragmática. O tal vez no.
Digo que tal vez no porque resulta que, sea por una cuestión de moda o porque realmente los station wagon son cada vez más bonitos, parece que no son pocos los que optan por un Touring, un Estate o un Avant para meter dentro los palos de golf y poco más. Mientras las berlinas de 4 puertas y tres volúmenes siguen siendo el paradigma de la elegancia más sobria, los familiares, sobre todo en segmentos de lujo, representan también a un tipo de conductor más joven y, si acaso, amante de las actividades fuera del horario de oficina.
Sea como fuere, la oferta en este sentido está claramente circunscrita a los tres habituales: además de este BMW 535i Touring, tenemos en un lado el Mercedes-Benz Clase E Estate y, en el otro, el Audi A6 Avant, un veterano con los días contados y del que publicamos una prueba con la versión de acceso, el 2.0 TFSI con el cambio Multitronic.
Fuera de este triángulo, otros modelos en los que se puede uno imaginar a la hora de comprar un SW de casi 5 metros de longitud es el Volvo V70 o el Chrysler 300C Tourer, aunque la orientación premium de estas marcas es un poco más modesta que la de los alemanes.
BMW ha hecho suya la construcción de motores de 6 cilindros en línea en posición longitudinal. Es uno de sus sellos de marca y, con cada evolución que presenta, es capaz de sorprender a la concurrencia. El propulsor del BMW 535i Touring, de hecho, es una mejora del 3.0 biturbo varias veces ganador en su categoría (entre 2.5 y 3.0 litros) en los International Engine of the Year Awards.
Esta evolución cuenta con un turbo Twin Scroll en lugar de la doble sobrealimentación del anterior, y la marca bávara lo denomina TwinPower Turbo, en lugar de Twin Turbo a secas. Inyección directa de gasolina High Precision Inyection y regulación variable de las válvulas Valvetronic son otras de las lindezas técnicas que acumula este propulsor.
Normalmente, cuando se lanzan mejoras en un motor, se suele esperar un incremento de la potencia y del par motor que repercutan en las prestaciones. BMW, en cambio, consideró que para correr más ya tenía otros propulsores, de modo que optó por trabajar la reducción de consumos y emisiones.
Ellos dicen que ahora, montado en un conjunto cuyo peso linda los 1.800 kg, los seis cilindros unidos al cambio automático Steptronic de 8 velocidades sólo necesitan 8,5 l/100 km de gasolina, que se convierten en 8,6 l/100 km en la versión manual. Desde luego, ser capaces de homologar semejante cifra en un coche equipado con un motor de 306 CV y 400 Nm, es como para sentirse orgullosos de sí mismos. De hecho, el Z4, que aún monta la variante anterior de este motor, declara 9,4 l/100 km a pesar de su carrocería más penetrante y sus más de 200 kg de ahorro.
En cualquier caso, luego es conveniente explicarle al cliente que el BMW 535i, Touring o no Touring, tiene una respuesta a cualquier régimen que invita a olvidar todas las premisas sobre conducción eficiente que se enseñan en las escuelas de conducción. A nosotros, tras 1.034 km sin multas, el ordenador de a bordo nos marcó una media de 12,0 l/100 km, no demasiado alejada de los 12,9 l/100 km que nos dio el Volvo S60 T6, que ofrece unas cifras de rendimiento teórico similares.
Paso la página de los consumos para ir a lo que de verdad importa cuando uno conduce un BMW con los dígitos 3 y 5 seguidos de una «i». Se trata de un propulsor muy poderoso, eso está claro. La respuesta desde las 1.200 vueltas es muy contundente y siempre tienes una agradable sensación de empuje hasta bien pasadas las 5.000 rpm. Es algo más que una sensación, porque de hecho la potencia máxima no llega hasta las 5.800 revoluciones, de manera que si realmente se quiere ir deprisa, no será el motor el que te detenga.
A pesar de que la potencia es muy respetable, sin embargo, tampoco se tiene sensación de exceso. Me gustaría decir que es equilibrado, pero sospecho que este calificativo habría que reservarlo para algún diésel o para los 258 CV atmosféricos del 528i. En el 535i se puede afirmar que es un coche muy prestacional, pero que se ha dejado a propósito algo en el tintero. No sé. ¿Un V8, tal vez?
Sin duda una de las razones que contribuyen a esta impresión es el cambio automático Steptronic. El inevitable filtrado del convertidor de par se gana en el nuevo Serie 5 todos los elogios en cuanto a suavidad de marcha. Parece que no esté y contribuye claramente al empuje lineal del que hace gala el 3.0 TwinPower Turbo. La contrapartida la encontramos en que parece restarle un punto de garra que va más allá que las décimas que pierde en aceleración pura.
No se puede tener todo, aunque también hay que decir que, gracias a la rebaja de emisiones lograda con esta transmisión (197 g/km el Steptronic, 201 g/km el manual), el BMW 535i Touring se queda en la escala del 9,75% en el impuesto de matriculación. Eso significa que el cambio automático cuesta sólo 420,21 € sobre la versión de base, y también que todas las opciones pasan a ser un 5% más baratas.
Será extraño que en una prueba de un BMW no aparezca, al menos una vez, la palabra «dinamismo». Al igual que el buen rendimiento de sus propulsores, la firma de Múnich ha acuñado ese concepto de tal manera que en cuanto te subes en uno de sus modelos, estás moralmente obligado a buscarle las cosquillas entre recta y recta.
Adherida a este concepto de diversión al volante, la tracción trasera es un recurso al que de momento no han querido renunciar, aunque alguna desalentadora noticia nos ha señalado que esa historia se truncará pronto con un tracción delantera.
Pero dejemos las lágrimas para entonces. Ahora se trata de ver si el BMW 535i Touring se merece su ilustre apellido. Y la respuesta es sí, pero con matices. Igual que puede ocurrirte al subir al BMW Serie 7 (por ejemplo, en la prueba del BMW 730d), la primera impresión que te causa es la que estás en un trasatlántico de dimensiones descomunales, y eso no puede ser nada bueno si eres amante de los tramos ratoneros.
Una vez en marcha, la sensación inicial se mantiene, pero corregida y aumentada, a causa de una suspensión que digiere todas las irregularidades como si siempre circuláramos en una autopista recién estrenada. Semejante comodidad lo convierte en un espécimen ideal para ir a buscar a los niños al cole, o para circular por el casco antiguo de una ciudad de origen medieval. Aunque para eso, pocos coches son mejores que un Citroën C5 con la suspensión hydractiva.
Una introducción como ésta puede que sea desalentadora para algunos, pero no debería serlo. Al menos no antes de comprobar si nuestra unidad incorpora el Adaptive Drive (3.613,60 €) con el Control Dinámico de Suspensión incorporado.
Probablemente, a los chicos de BMW les encantaría que hiciera una detallada descripción del sistema para, a continuación, hacer un sesudo análisis de sus ventajas. Si me lo pides, te lo haré encantado, pero en esta prueba mejor hacer un resumen: este sistema transforma el 535i Touring por completo.
Del coche de talante señorial se pasa, con sólo presionar una de las teclas colocadas junto a la palanca de cambios, en un automóvil sorprendentemente ágil. La sorpresa es mayor cuanto más avanzas en los programas, porque de la posición Comfort a la Sport+ tienes dos modos intermedios, Normal y Sport, que se ajustan perfectamente a tu estado de ánimo.
Las tres primeras se podrían catalogar como civilizadas, a la vez que pueden seducir por un lado a los que prefieren estar aislados del resto del mundo como a los que les gusta sentir ese pequeño guijarro apostado justo en la trazada ideal.
La Sport+, va un punto más allá, y delega en el conductor mucha más responsabilidad. La dirección es más directa, la suspensión más dura, la reacción del acelerador inmediata y la del cambio, instantánea. Un control de estabilidad de moral distraída completa una configuración en la que, sólo si las cosas van mal dadas, mamá electrónica hace acto de presencia para regañarte por no haber sido bueno. Aunque también es cierto que es una madre muy benevolente, y deja un amplio margen antes de dar señales de vida.
El habitáculo del nuevo BMW Serie 5 Touring no deja ninguna duda del tipo del coche con el que nos enfrentamos. Es amplio, está perfectamente acabado, los materiales son de una calidad exquisita y, por si acaso, puedes ponerte la lista de opciones como libro de cabecera durante un par de semanitas bien buenas.
Como BMW tiende a dar prioridad al que se pone al volante a la hora de diseñar el interior, empezaré por el puesto de conducción: perfecto. Los asientos delanteros tienen todos los ajustes necesarios para sentirte cómodo de inmediato, aunque la sensación es de que, si sólo se movieran en sentido longitudinal, también serían ideales. Es como estar en el salón de tu casa, pero bien abrigado y mejor sujeto.
Detrás el panorama también es óptimo para dos plazas. Amplitud extrema, se mida por donde se mida, y de nuevo la comodidad como signo distintivo. Y a ello, súmale de nuevo todos los accesorios que se te pasen por la cabeza para que los de atrás no digan que sólo has pensado en ti.
¿Pero qué pasa si queremos invitar a la abuela a ver el partido de volley de los nietos? Llámame impertinente, pero no me la imagino con las piernas abiertas para colocarlas a ambos lados del túnel de transmisión. Como siempre, es una cuestión de elegir y, si no te gusta, siempre puedes mirarte el BMW X5 que probamos hace un tiempo. Por favor, no confundir con el BMW X6.
Respecto al maletero, los 560 litros de capacidad en su configuración original parecen un poco escasos, atendiendo a los más de 4,9 metros de longitud de este coche, y más teniendo en cuenta que el Mercedes-Benz Clase E Estate, su gran rival, cubica 695 litros. Seguramente la forma de medir el volumen haya sido diferente, pero sabiendo que el familiar de la firma de la estrella puede incorporar, opcionalmente, dos asientos suplementarios, aquí el BMW Serie 5 Touring ha dejado claro que la capacidad de carga no es su principal prioridad.
Después de haberte leído casi 2.000 palabras, puede que no te haya quedado claro qué es realmente el BMW Serie 5 Touring. Se puede decir que es un coche de lujo, ideal para viajar muy rápido a todo confort, pero ningún presidente de un banco se subiría en el asiento trasero.
Es un gran coche familiar, pero para familias modernas, con uno o dos hijos a lo sumo, porque si tienes más comienzas a ver ciertas carencias que en otras marcas tienen cubiertas. Y, para colmo, además de lujoso y familiar, tiene ese punto de dinamismo que, hasta ahora, sólo BMW se atreve a dar a su producto. Porque desde luego, esta combinación de motor-cambio-bastidor es toda una referencia en cuanto a pasarlo más o menos bien, dentro de lo que lo permiten sus dimensiones y peso.
A cambio de todo este paquete, BMW tiene apuntado en su lista un precio de 59.620,21 €, apenas 3.500 € más que el BMW 335i Touring, cuyo cambio automático es menos satisfactorio. Visto así, si tu presupuesto ronda esos márgenes, el 535i Touring se hace aún más apetecible.
Hace poco probamos en Cochesafondo.com el Audi A6 3.0 TDI quattro, un coche con los días contados al que, sin embargo, no le faltaba de nada. O eso pensaba yo hasta que, subido en este BMW 535i Touring, me encontré con todo tipo de gadgets. Unos, como el control de velocidad activo o el Active Drive, ya no sorprenden, aunque se agradece tenerlos.
Otros, como el detector de peatones y la pantalla de visión nocturna, pues sí que lo hacen. Lo que ahora hace falta es que alguien enseñe a utilizar todos estos sistemas, que requieren un tiempo de adaptación para aprender a reaccionar ante tanto nuevo estímulo.
Pitidos por un lado, luces por el otro o cinturones que te agarran sin previo aviso son dispositivos muy bien pensados y que llevan detrás una ingente cantidad de desarrollo. De hecho, saber todo lo que lleva hace que te sientas como en una fortaleza en la que nada malo te puede pasar.
Pero, ¿qué ocurrirá cuando te acerques a un concesionario de BMW y les digas que sólo quieres conducir?
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