De los 5 litros de desplazamiento declarados se podían extraer hasta 507 CV a 7.750 rpm, siempre y cuando nos hubiéramos leído la biblia en forma de libro de instrucciones. Un atajo, para el que prefiera la sangre a la letra: la tecla M del volante, bien configurada, transforma los 400 CV disponibles tras pulsar el arranque a la mágica cifra por encima del medio millar. Sin ninguna duda, palabras mayores que, repito, provienen de un motor que respiraba a pleno pulmón sin necesidad de que ningún artilugio extraño le empujara.
Como deportivo, el M6 confiaba la mayor parte de su poderío al V10, pero no toda. En el aprovechamiento de su caballería jugaba un papel primordial el cambio SMG de 7 marchas, un semiautomático robotizado en el que se podía seleccionar la velocidad de selección gracias a la gestión electrónica Drivelogic.
Ese marketiniano término también era responsable del Launch Control, alias «salidas de infarto» para los amigos, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos, dos decimitas más con el descapotable.Lanzado en 2005, BMW ha fabricado 9.087 ejemplares del BMW M6 Coupé, la mayoría de los cuales ruedan en las Highways estadounidenses o en las Autobahnen alemanas. Lo mismo puede decirse del M6 Cabrio que, presentado un año después, cuenta con 5.065 unidades fabricadas.
Estaba triste, pero de repente he recordado que en internet corren unos cuantos rumores sobre el desarrollo de una nueva generación del M5 y de la Serie 6. Creo que pronto volveremos a alegrarnos.