El frontal y la zaga mantienen, por tanto, los rasgos principales vistos en el restyling del modelo, de modo que la mejor forma de distinguirlo de sus hermanos es fijándose en su silueta.
En el interior llama la atención el cuadro de instrumentos, con tres aros tubulares de superficie galvanizada, o los volantes disponibles, heredados de los que ha estrenado el nuevo Mercedes-Benz CLS, con tres radios, con el del centro cromado.
La gama de motores se compone de tres variantes de gasolina y dos diésel, todas ellas equipadas con la función de parada y arranque ECO y con el distintivo BlueEFFICIENCY. El Clase C 350 coupé se planta como el tope de la gama, gracias a su motor V6 de 306 CV de inyección directa de gasolina.
Tanto éste, como el motor 1.8 turboalimentado del C 250 montan de serie el cambio automático 7G-Tronic Plus, opcional en el resto de versiones. El bloque tetracilíndrico de 1.796 cc entrega 204 CV en el Clase C 250 coupé, mientras que para el C 180, también de inyección directa y sobrealimentado, se queda en 156 CV.
Los motores diésel, por su parte, también comparten entre ellos el mismo tipo de construcción. Se trata del bloque de cuatro cilindros y 2.143 cc premiado en los International Engine of the Year Awards, el mismo que probamos en el Clase E Cabrio, y que eroga 204 CV en el C 250 CDI y 170 CV en el C 220 CDI.
El esquema de suspensiones mantiene el sistema empleado en el resto de la familia, con un eje delantero McPherson con tres brazos y un tren posterior multibrazo. Para el coupé, se ha montado de serie el tren de rodaje Agility Control, una suspensión activa que ajusta su dureza en función del tipo de conducción. Entre las opciones que se pueden combinar con este dispositivo, están la dirección paramétrica con asistencia variable y desmultiplicación constante del engranaje, o un tren de rodaje con suspensión más dura y 15 mm más corta.