Prueba realizada por Gaby Esono
El Renault Captur es la primera apuesta realmente en serio de la firma francesa por ofrecer un crossover para todos los públicos. Mientras el Koleos es más bien una adaptación a nuestro mercado del Samsung QM5, el Captur ha surgido como respuesta a la evolución de los familiares del segmento B, en el que la demanda parece que se está desplazando de los monovolúmenes como el Renault Modus o el Opel Meriva a los coches con planteamiento “ideal parejas con planes a corto”.
Es por ello que en los últimos tiempos se están dejando caer en el mercado propuestas que van desde el caro Mini Countryman a los Opel Mokka y el Chevrolet Trax, pasando por el excéntrico pero bien planteado Nissan Juke, pionero en este nicho que va camino de convertirse en un segmento en sí mismo.
Yo añadiría el Citroën C3 Picasso, que aunque entra dentro del grupo anterior, su aspecto deja entrever que la firma de los dos chevrones ya venía venir hace tiempo hacia donde van las preferencias del público, aunque se haya quedado a medio camino.
De todas formas, de entre todos los modelos que Renault menciona como rivales, con el que tienen claro que se van a pelear por atraer clientes es el Peugeot 2008, cuyo lanzamiento es también inminente.
La gama de motores que Renault ofrece de inicio en el Captur son el 0.9 TCe (tricilíndrico) y el 1.2 TCe de gasolina, con 90 y 120 CV respectivamente, más el 1.5 dCi, orgullo de la firma del rombo, en su variante de 90 CV.
El TCe 120 y el dCi fueron los coches disponibles durante la presentación, y ambos dieron muestra de un funcionamiento bien diferenciado. El gasolina, equipado con inyección directa, doble distribución variable y turbocompresor, está asociado de serie al cambio secuencial de doble embrague de Renault, el EDC, que probamos por primera vez en el Renault Mégane.
Se trata de un propulsor de temperamento tranquilo, que combina bien con esta transmisión cuando se va a realizar una conducción sin pretensiones prestacionales. He echado de menos unas levas en el volante para poder manejar el cambio.
Cuando se necesita sacar algo más de este propulsor, es mejor recurrir al uso manual del EDC y anticiparte así al funcionamiento del sistema, cuya respuesta es correcta en modo normal (tarda un poco en reaccionar, pero la transición de una marcha a otra es casi inmediata), pero más lenta en modo ECO. Porque sí, el Captur tiene escondida en la consola central, junto al botón del regulador/limitador de velocidad (una posición que ya me sorprendió en el Renault Laguna), una tecla que cambia las leyes de actuación de la centralita del motor, el acelerador, el funcionamiento del climatizador y, en el caso de los coches con EDC, las reacciones del cambio, que son mucho más pausadas y pensadas para rebajar los consumos. Activado o no el modo ECO, lo cierto es que los 190 Nm de par máximo de este motor se antojan un poco justos, sobre todo si se va cargado.
Otra cosa bien distinta es lo que te encuentras con el 1.5 dCi de 90 CV. Este motor demuestra que, al final, la potencia sirve de poco si no hay fuerza con capacidad para arrastrar el peso del coche que, por cierto, es bastante liviano: más o menos entre 1.100 y 1.180 kg según motor y equipamiento.
Sin ser una bomba (ni lo pretende), este turbodiésel muestra un ánimo que se echa de menos en el gasolina, que no acaba de sacar todo el partido del EDC. El dCi no tiene tal problema, porque de momento se ofrece solo con cambio manual de 5 velocidades de buen tacto (el EDC estará disponible a finales de 2013), lo suficiente como para que apetezca usarlo con frecuencia.
El comportamiento sobre el asfalto es noble, sin estridencias. A pesar de que el tiempo en Biarritz no acompañó y todo el recorrido fue sobre mojado, donde los límites de cualquier coche son más bien difusos, el guiado de la dirección era muy preciso, acorde con la actitud de un tren rodante que daba una sensación de aplomo, pese a que se ha buscado que predominara la comodidad y facilidad de conducción sobre la eficacia pura y dura.
El Renault Captur cuenta con una serie de detalles que no se pueden encontrar juntos en ningún otro coche del mercado. Uno de ellos es la guantera, que en este coche no puede calificarse como tal, ya que en realidad es un cajón en el que cabe, sin problemas, una caja de clínex. Además, al desplazarse longitudinalmente, es más fácil acceder a su contenido desde el puesto del conductor (¿Quién no ha rebuscado alguna vez en la guantera sin parar el coche?).
Otro de ellos es la posibilidad de personalizar el interior a juego con el color de la carrocería. Pero más que la personalización en sí, que es algo que Citroën ya ha trabajado bastante bien en su gama DS, lo llamativo es que en las versiones Zen, las más equipadas, la tapicería está unida a los asientos con cremallera, de manera que se pueden retirar muy fácilmente para lavarlas (o para cambiarlas por otras nuevas cuando envejezcan). Este sistema es opcional (289,26 euros) con el acabado Intens.
El tercer punto a tener en cuenta la modularidad del maletero, que puede pasar de 377 a 455 litros (que no están nada mal para un coche de 4,12 metros de longitud) desplazando los asientos posteriores (se puede hacer tanto desde el habitáculo como desde el propio maletero). Ahora bien, en su posición más adelantada la banqueta queda a muy pocos centímetros del respaldo de los asientos delanteros. Si se pliegan los asientos, la capacidad alcanza los 1.235 litros.
Otra forma de infotenimiento
En lo que se refiere a los sistemas de «infotenimiento», Renault ha desarrollado recientemente el suyo propio, al que denomina R-Link, opción disponible con el acabado Zen por 487,60 euros. Aunque a primera vista se podría confundir con un radio-CD con navegador (TomTom) y manos libres con Bluetooth, si hurgas un poco más se puede ver que los encargados de los estudios de mercado han hecho su trabajo a conciencia.
El R-Link va más allá, porque permite, por ejemplo, consultar los principales titulares del canal de noticias seleccionado (en España son las de Euronews). Si estás parado, puedes leer la noticia completa, pero al iniciar la marcha muestra únicamente el titular y el sistema te «lee» la noticia mientras estás conduciendo.
Lo mismo hace con el correo electrónico y los tuits, de forma que solo con eso ya tienen un gran argumento para mucha gente que los consulta en el coche. Otros servicios igualmente útiles son la búsqueda de gasolineras ordenadas por distancia o por precio del combustible, alerta de radares o de controles de policía (gracias a la aplicación Coyote). Por poder, hasta te puedes descargar la aplicación del horóscopo de Elle. No digo más…
El Renault Captur me parece un coche atractivo, de los que entra por los ojos. En el programa de personalización desarrollado para este modelo, destacan la posibilidad de elegir carrocería bitono, con el techo de un color diferente (347,11 euros en los acabados Intens y Zen), o las tapicerías desenfundables. Siempre está bien que cada uno pueda elegir algo más que el color y los accesorios de su coche.
Otro punto fuerte es su modularidad que, sin llegar tal vez a los niveles de un monovolumen, sí permite que una pareja de surferos no tenga que plantearse un cambio de coche urgente cuando cambian la tabla por una sillita.
Los precios de partida son, además, bastante competitivos: por 15.200 euros que cuesta el Renault Captur Life con el motor TCe 90 con Start&Stop tienes un coche de lo más pintón y que no descuida los valores prácticos de un buen coche familiar.
El precio casi de derribo del Renault Captur tiene un poco de truco: el acabado Life, el más básico, no incluye la tapicería desenfundable (ni siquiera como opción), mientras que el aire acondicionado y la radio con manos libres son opcionales (Pack Basic: 735,54 euros). Sigue siendo un precio competitivo, pero no deja de llamar la atención.
Por otra parte, Renault ha puesto tanto empeño en ajustar el tiro que todo lo que se ha preocupado en personalizar el Captur lo ha desestimado en la oferta mecánica. De los tres motores que ofrece inicialmente se aumentará a un par más a finales de año, pero siempre siguiendo la misma idea de frugalidad.
Y eso vale lo mismo para la transmisión: el Captur no tiene (ni tendrá, según nos han contado) tracción a las cuatro ruedas, ni siquiera como opción. Poco a poco, los fabricantes se van dejando de historias y, si saben que casi nadie va a sacar este tipo de coches al campo, no merece la pena gastarse el dinero en desarrollar un 4×4.
La gente de Renault ha sido de lo más pragmática al desarrollar el Captur (que, por cierto, se fabrica en exclusiva en Valladolid para todos los mercados) y han buscado la rentabilidad sobre todas las cosas. Han sabido disimularlo bien, pero se echa de menos algo más de variedad y, por qué no, alguna versión con más picante. Quizá no hace falta llegar hasta el motor del Clio R.S, pero no estaría de más ver por aquí el diésel 1.6 dCi de 130 CV.
Versiones | P.V.P. |
Renault Captur Life Energy TCe 90 S&S eco2 | 15.200€ |
Renault Captur Life Energy dCi 90 S&S eco2 | 16.850€ |
Renault Captur Intens Energy TCe 90 S&S eco2 | 16.700€ |
Renault Captur Intens Energy dCi 90 S&S eco2 | 18.350€ |
Renault Captur Zen Energy TCe 90 S&S eco2 | 17.700€ |
Renault Captur Zen TCe 120 | 19.800€ |
Renault Captur Zen Energy dCi 90 S&S eco2 | 19.350€ |