Prueba realizada por Gaby Esono
El Renault Captur se está convirtiendo en una especie de joya de la corona para la firma francesa, que entre este crossover urbano y el Renault Clio, parece que por fin ha dado con la tecla que hace que las cabezas se giren a ver pasar a sus productos.
La llegada del cambio EDC (Efficient Dual Clutch) como opción para el motor 1.5 dCi 90 ya fue anunciada durante la presentación del Renault Captur, lo que de momento demuestra que los planes de la firma del rombo siguen tal y como estaba previsto, salvo por un detalle: el éxito de ventas de este coche, que a estas alturas ya no se puede explicar simplemente por el efecto novedad.
Sea porque su silueta es atractiva, o sea porque Renault ha trabajado muy en serio en aunar en un mismo coche las ventajas de un SUV (estética y carrocería alta), con las de una berlina (comportamiento dinámico) y las de un monovolumen (habitabilidad y visibilidad), lo cierto es que cada vez se ven más Renault Captur por la calle. Y sospecho que esto no ha hecho más que empezar.
Si el Renault Captur va camino de convertirse en uno de los modelos clave de la Régie, el motor 1.5 dCi (denominado internamente K9K) es ya todo un estandarte para la firma, que no solo lo monta a lo largo y ancho de su catálogo (y del Dacia), sino que también nutre a diversos modelos de su aliado Nissan y también de su reciente y cada vez más estrecho colaborador Mercedes-Benz (el Clase A, un importante ejemplo de ello).
A pesar de que se produce con diversas configuraciones de potencia, para el Captur se ha elegido únicamente la de 90 CV, a la espera de que se incorpore a la familia el 1.6 dCi de 130 CV.
El 1.5 dCi 90 es, pues, un propulsor relativamente modesto, como el resto de la gama, cuya principal pretensión es ahorrar visitas a la gasolinera, tal y como demuestra la presencia del botón ECO en la consola central, que atempera la respuesta del motor y el funcionamiento del aire acondicionado.
Con el cambio manual de 5 velocidades de serie, este turbodiésel declara en el familiar de la marca francesa una cifra de consumo excepcional: 3,7 l/100 km. Con la caja de cambios EDC de doble embrague con 6 marchas (producida por el especialista alemán Getrag), la cifra oficial es igualmente meritoria, pues se ha conseguido homologar un consumo de 3,9 l/100 km, pese a que esta transmisión es incompatible con el sistema Start&Stop que sí monta de serie el manual.
Aunque el par motor máximo de 220 Nm a 1.750 rpm es bastante razonable para los 1.461 cc de cubicaje de este propulsor y se antoja suficiente para arrastrar los 1.213 kg de peso (en vacío) del Renault Captur dCi 90 EDC, una vez puesto en carretera no puede ocultar la modestia de sus prestaciones. Por eso resulta de una gran ayuda la intervención del cambio EDC que, como es norma en este tipo de cajas, cuando estás en marcha es cuando más se aprecian sus ventajas, que no es otra que la de pasar totalmente desapercibida.
En aceleración los saltos son inmediatos y, cuando se trata de recuperar velocidad, las reducciones resultan tan rápidas como suaves. A falta de levas en el volante (reservadas por lo visto para el Renault Clio R.S.), se puede cambiar la posición de la palanca para subir o bajar de marchas de forma manual, aunque a la larga acabas prefiriendo que actúe por su cuenta, porque el sistema trabaja mejor de lo que recordaba de la prueba del Renault Mégane que realizamos hace tres años.
También se ha mejorado algo su brusquedad en parado y a baja velocidad, aunque sigue siendo uno de los principales peros de este conjunto motor-transmisión, incluso en comparación con otros similares en los que los embragues funcionan en seco.
El otro sería el consumo que arrojó durante nuestro recorrido. En los cerca de 400 km que realizamos con él, casi todos por autovía y a velocidades legales, la media se mantuvo alrededor de los 6,0 l/100 km. No es que sea una cifra excesiva, pero da una muestra de que los motores pequeños realizan un esfuerzo extra para poder arrastrar carrocerías grandes.
La factoría de Renault en Valladolid es una de las históricas y más prolíficas de nuestro país. Después de algún altibajo sufrido, por ejemplo, por la escasa aceptación con que contó en su momento el Renault Modus, ahora con el Captur parece que el futuro de la planta está asegurado. No en vano, el ritmo de producción es de 690 unidades diarias, con las que esperan abastecer la demanda de los 67 países de todo el mundo donde se va a acabar comercializando el último modelo de Renault.
En Renault no están del todo seguros de cuál ha sido la clave de esta buena aceptación, pero probablemente se deba a una serie de factores. Entre ellos estaría el tema de la carrocería bitono, de serie con el acabado Zen que es, además del más equipado, también el mayor demanda (el 70% de las unidades se pintan en dos colores).
Los responsables de la factoría están además muy orgullosos de cómo han conseguido abaratar y acortar este laborioso proceso de pintado, que requiere un enmascarado manual previo de la zona interior del coche.
El resultado, 18 combinaciones de colores “especialmente brillantes”, aseguran en Renault, de la que el techo negro y el resto marfil es la que más clientes eligen.
De la fábrica castellanoleonense no sólo sale el Renault Captur para todo el mundo, sino que también producen el 38% de todos los motores 1.5 dCi, así como el veterano 1.6 16v de gasolina (K4).
El Renault Captur es un coche con muchas posibilidades. Realmente creo que la firma del rombo ha sabido combinar con acierto los tres conceptos que manejaba al crearlo.
Su carrocería tipo SUV entra bien por la vista (aunque no tiene, ni tendrá, tracción a las cuatro ruedas); el comportamiento es de turismo, más orientado al confort que a la deportividad, pero que con una gama de motores no demasiado exigente no sufre la mayor altura respecto al Clio, con el que comparte la plataforma; y la versatilidad y pragmatismo interior son propios de monovolumen, en el que destacan el enorme cofre en lugar de guantera, un maletero de entre 377 y 455 litros (los asientos traseros se pueden desplazar longitudinalmente) y las tapicerías desmontables con cremallera.
Renault también está poniendo mucho empeño en publicitar el sistema R-Link, un dispositivo de infotenimiento que integra la radio, el navegador y una alta conectividad con el smartphone. La posibilidad de escuchar los mensajes de redes sociales o instalar aplicaciones de ayuda a la conducción (el avisador de radares Coyote, muy utilizado en Francia, sería una de ellas) abren muchas posibilidades, aunque exige un periodo de adaptación para acostumbrarse a un funcionamiento menos intuitivo de lo deseable.
La gama de motores es de momento escasa (dos gasolina y un diésel 1.5 dCi, a la espera del más prestacional 1.6 dCi) y, sobre todo, muy orientada a obtener bajos consumos que unas buenas velocidades promedio.
Dado que Renault concibe el Captur como un coche de talante más bien urbano, no es un aspecto especialmente criticable, pero obliga a tener presente que si que quiere hacer un trayecto aprovechando sus posibilidades de carga, con cualquiera de los motores habrá que hacer un uso intensivo del cambio de marchas en cualquier recorrido que no sea llano y con dos carriles por sentido. Y en estos casos, el cambio EDC vuelve a cobrar especial sentido.
Por otra parte, las posibilidades de personalización, tanto del exterior como en el interior, le dan un toque colorista que no consigue disimular, sin embargo, la sencillez de los acabados.
Versiones |
Precios |
Renault Captur Life TCe 90 S&S |
15.200 € |
Renault Captur Life dCi 90 S&S |
16.850 € |
Renault Captur Intens TCe 90 S&S |
16.700 € |
Renault Captur Intens TCe 120 EDC |
18.800 € |
Renault Captur Intens dCi 90 S&S |
18.350 € |
Renault Captur Intens dCi 90 EDC |
19.750 € |
Renault Captur Zen TCe 90 S&S |
17.700 € |
Renault Captur Zen TCe 120 EDC |
19.800 € |
Renault Captur Zen dCi 90 S&S |
19.350 € |
Renault Captur Zen dCi 90 EDC |
20.750 € |
Renault Captur Adventure dCi 90 S&S (serie limitada) |
19.650 € |