Cuando me preguntan sobre la conveniencia o no de comprar un coche de segunda mano, por lo general mi respuesta es que adquirir un vehículo es siempre una lotería, pero si encima es usado tenemos más números para que nos salga rana. Hay, sin embargo, una serie de medidas que nos pueden ayudar a reducir el riesgo y salir airoso de la aventura.
1. ¿Particular o profesional?
La diferencia entre uno u otro tipo de vendedor va más allá de la confianza inspiren. Por ejemplo, tal y como explican desde la asesoría jurídica de Ganvam (Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios) los profesionales que realizan compraventa de vehículos están obligados a ofrecer garantía de dos años, o mínimo de un año si así se ha pactado entre el comprador y el vendedor. Los particulares, en cambio, sólo están obligados a entregar el coche sin cargas ni gravámenes y sin vicios ni defectos ocultos, y no tienen por qué entregar nada por escrito, de manera que en el caso de encontrar tras la compra un fallo previo el usuario deberá probar el perjuicio y reclamar antes de seis meses desde la entrega.
2. ¿Compraventa o concesionario?
Como norma general, un concesionario está sometido a unas directrices impuestas por la marca, que siempre está interesada en mantener la misma imagen de calidad y confianza en los vehículos usados que ofrece en los nuevos. Eso implica que todos los modelos puestos a la venta han de pasar una revisión completa siguiendo un protocolo en el que se presta especial atención a los componentes de seguridad. Esto, sin embargo, suele incrementar el precio del coche respecto a los compraventas tradicionales. Una alternativa intermedia es la de los negocios de compraventa de vehículos seminuevos vinculados con concesionarios multimarca como Grup T Automoció, pero con funcionamiento independiente.
3. ¿Internet o exposición?
Antes de comprar un coche está claro que conviene verlo y probarlo, pero páginas web como Coches.net o Autoscout 24 son excelentes escaparates donde sondear el mercado. Ayudan a comparar precios y permiten encontrar el modelo que mejor se ajusta a nuestras necesidades. Además, muchos profesionales presentan sus coches en stock en portales de ese tipo, de forma que se puede hacer la prospección en casa y acudir a la exposición con una idea muy clara de lo que se va a buscar.
4. ¿Cómo saber si se ha cuidado el coche?
El aspecto exterior e interior de un vehículo pueden ser falsos indicadores de su estado real. Especialmente si el vano motor está muy brillante. Si el vendedor es capaz de enseñar rápidamente las facturas de las revisiones y reparaciones que se han realizado al coche, incluso como complemento al libro de mantenimiento con todos los sellos estampados, tendremos la tranquilidad de que el anterior propietario se ha preocupado de hacerle un mantenimiento correcto, y no únicamente una limpieza a fondo para sacárselo de encima.
5. ¿Es malo que un coche tenga muchos kilómetros?
Eso depende, y mucho, de cómo se hayan realizado. Un coche con muchos años y pocos kilómetros es muy probable que haya recorrido la mayor parte de ellos por ciudad, mientras que uno con poca antigüedad y largo kilometraje es casi seguro que haya pisado más autopista que otra cosa. Los trayectos urbanos, con constantes paradas y arranques, acelerones y circulación en marchas cortas, son los más perjudiciales para el motor; la autopista, en cambio, con velocidades sostenidas durante largos periodos y el motor en condiciones óptimas de refrigeración, es como haber conducido un camión.
6. ¿A qué señales hay que atender?
Un coche es una máquina de precisión, y sólo un profesional experto y con las herramientas adecuadas puede determinar su estado real. Hay, sin embargo, diversos detalles fáciles de comprobar y a los que no en todas las ITV prestan la misma atención. Los neumáticos, por ejemplo, no deben presentar grietas ni golpes y su desgaste debe ser equilibrado en toda la banda de rodadura. De no ser así, el coche podría tener problemas de dirección y/o de suspensión.
7.¿Qué cosas pueden hacer sospechar?
Desconozco si todavía hay quien se cree la historia de la señora mayor que casi nunca cogía ese Volkswagen Golf de nuestros sueños. De ser así, antes de cerrar la compra hay que fijarse en detalles como el desgaste excesivo del volante, pedales, pomo del cambio y tapicería de los asientos, y pensar si se corresponden con los 19.000 kilómetros que señala el marcador, después de 10 años en circulación. La “reparación” del cuentakilómetros es una de las estafas más comunes en la venta de coches usados.
8. ¿Cualquier seguro vale?
Va a ser que no. Hay que tener en cuenta hasta qué punto interesa contratar un seguro a todo riesgo o un terceros ampliado, etc. Una buena opción es la Mutua Madrileña, que actualmente cuenta con una oferta interesante incluso en seguros para motos.
9. ¿Qué debo probar del coche?
Si hay oportunidad, en el caso de un particular sería interesante dejar que sea él primero el que nos dé una vuelta con el coche, para ver si su forma de conducir (brusquedades con los mandos y la palanca de cambios, circular con el pie sobre el pedal del embrague, etc.) nos da la pista de algún posible defecto. Posteriormente, intentar hacer lo mismo que haríamos con nuestro propio coche, ver si nos sentimos cómodos, y comprobar todo lo que se nos ocurra: cierre de puertas y maletero, funcionamiento de los elevalunas, alguna frenada a fondo para ver si se desvía, etc.
10. ¿Qué pasa si se lo quitan de las manos?
Básicamente nada. Salvo que estemos buscando algo muy especifico o nos urja muchísimo, debemos pensar que cada día aparecen cientos de nuevas oportunidades que se adaptan a lo que necesitamos. El que vende tiene siempre más prisa que el compra, y en el caso de un coche usado nunca conviene precipitarse.