La llegada del nuevo Fiat Bravo ha supuesto un soplo de aire fresco para la gama del fabricante italiano. Sustituto del Stilo, recupera las formas redondeadas que se habían abandonado en éste, para darle una imagen más elegante sin perder un cierto toque juvenil.
Este modelo, perteneciente al segmento de los compactos, de momento sólo se ofrece con carrocería de 5 puertas. Fiat sigue así la misma filosofía que utiliza Seat con el León, dado que la mayoría de unidades vendidas en esta categoría cuentan con este tipo de configuración.
El italiano, sin embargo, no ha buscado un talante deportivo como sí hace la firma española. El grupo ya tiene a Alfa Romeo para tales menesteres, que en este caso representa con el veterano 147, de próxima sustitución. Para el Bravo, el constructor transalpino ha tratado de crear un coche equilibrado, apto para el uso diario más habitual, en el que no hay demasiadas exigencias dinámicas. Así pues, se presenta como una opción muy válida e interesante tanto para los jóvenes como para las pequeñas familias que busquen un coche de tamaño medio y precio asequible.
La versión probada cuenta con el motor turbodiésel de 1.6 litros de 105 CV. Fiel a la tendencia del «downsizing» que se está imponiendo entre los constructores, se encuentra con rivales de la talla del Peugeot 308 HDi 110 o el Citroën C4 con el mismo motor. En el mismo rango de potencia y cilindrada hay otros candidatos que se encuentran entre los súperventas de nuestro mercado, como el Renault Mégane 1.5 dCi o el Ford Focus 1.6 TdCi. Todos ellos tienen en común la combinación del turbo con la inyección directa por common-rail, aunque lo que se ha buscado en ellos sobre todo es una reducción del consumo y de las emisiones a cambio de unas prestaciones razonables.
El Grupo Fiat, inventor del common-rail (aunque luego vendiera la patente a Bosch), denomina Multijet a todos sus motores que equipan este sistema. En el caso de este 1.6 litros, entrega los 105 CV de potencia a 4.000 rpm, y el par máximo de 290 Nm llega a 1.500 rpm. Estas cifras pueden parecer suficientes para un vehículo de sus características, pero lo cierto es que en determinadas circunstancias se nota que es un motor pensado para circular tranquilo. Cuando salimos desde parado, se percibe una cierta falta de empuje que obliga a jugar con el embrague si queremos arrancar con brío. Una vez superado este momento, la entrada del turbo permite sentir la potencia que se espera de un propulsor de su cilindrada.
Esta falta de bajos resulta sorprendente si nos atenemos a las cotas de internas del propulsor, ya que se trata de un motor más o menos cuadrado (79,5 mm de diámetro por 80,5 mm de carrera en cada cilindro) y la compresión no es demasiado elevada para tratarse de un propulsor diesel (16,5:1), lo que debería ofrecernos un comportamiento más práctico para la ciudad.
Donde realmente se ve la razón de ser de esta mecánica es en el apartado de consumos. Oficialmente tiene un gasto medio en ciclo combinado de 4,5 litros a los 100 km, con unas emisiones de CO2 de 119 gr/km. En la práctica el consumo mixto se eleva hasta los 5,5 litros una cifra, sin embargo, bastante contenida. Las prestaciones son más que adecuadas para el uso que tiene pensado el coche. Acelera de 0 a 100 km/h en 11,3 segundos y tiene una velocidad punta de 187 km/h.En recuperaciones para realizar adelantamientos, rara vez se llega a notar falta de potencia, pero en ningún caso nada que no se pueda solucionar con una reducción.
Neutro, es la palabra que define a la perfección al Fiat Bravo. Pese a tratarse de un tracción delantera con turbo, es complicado hacer subvirar el afinado chasis italiano.
Las suspensiones son un poco blandas, pero perfectas para hacer traccionar al coche a la salida de una curva cerrada. El problema que presentan es que en una sucesión de virajes rápidos, el vehículo se puede comportar de forma un poco perezosa. Pero no hay que engañarse, teniendo en cuenta el uso para el que está destinado este coche, resultan cómodas y capaces de absorber las irregularidades de una carretera levemente bacheada. Son independientes en su parte delantera y de eje semirrígido en la parte trasera.
Los frenos se mantuvieron en perfecto estado durante las jornadas de prueba. En ningún momento flaquearon y apenas perdieron tacto al final de la sesión. Equipa unos discos ventilados en la parte delantera con un diámetro de 284 mm y unos discos macizos en la parte trasera de 251 mm. El ABS, por su parte, actuaba de forma más que correcta y el control de tracción entra en acción de forma natural, sin alterar de forma acusada la trazada. La unidad que hemos probado cuenta con ayuda de salida en pendiente, que resulta una opción bastante interesante.
Al contrario de lo que ocurre con el motor, las ruedas pecan un poco de exceso de tamaño. En un coche que no está pensado para una conducción al límite, no parecen necesarios los neumáticos 205/55 R16 que equipaba nuestra unidad de pruebas, ya que no mejoran el comportamiento y por el contrario aumentan el consumo. Pero eso sí, quedan muy bonitas.
En el lado negativo, encontramos una dirección excesivamente blanda. No entiendo el por qué, porque teniendo el sistema City, que permite ablandar la dirección a bajas velocidades, no es necesario sacrificar tanto el comportamiento en favor de la comodidad.
Los desarrollos de la caja de cambios, sin estar mal escogidos, a veces pecan en exceso de buscar un bajo consumo del vehículo, lo que puede traducirse en baja respuesta en ciertos momentos, algo que se da en ocasiones contadas y que podemos solucionar con una simple reducción.
Completo y bastante amplio, así es el interior que presenta el Fiat Bravo.
Los asientos de las plazas delanteras son bastante cómodos, regulables tanto en altura como distancia y con ajuste lumbar. No sujetan demasiado el cuerpo, pero por el contrario facilitan la entrada y la salida del vehículo. Por su parte, las plazas traseras son correctas para dos ocupantes y bastante escasas para tres. La posición del volante es muy buena, regulable en altura y longitud, y en la parte derecha hay un apoyabrazos que es muy cómodo cuando se realizan viajes largos. La posición del conductor, gracias a los múltiples ajustes, puede llegar a ser muy buena, combinando comodidad con una gran visibilidad. La posición de la palanca de cambios es casi perfecta.
Dentro del equipamiento interior lo que más práctico resulta en el uso diario es la entrada USB para poder escuchar dispositivos de MP3. El navegador sigue la nueva tendencia de informar a través de la consola central, entre los relojes de velocidad y rpm. Se trata de un sistema en teoría más seguro que el tradicional, pero en mi opinión es más fácil despistarse con él. Otro problema que presenta es que se carga mediante la entrada USB, lo que imposibilita poder escuchar un reproductor portátil a la vez que utilizamos el sistema de navegación.
Entre el resto de los gadgets presentes más destacados se encuentran cuatro airbags de serie y cuatro opcionales, ordenador de a bordo y dispositivo «follow me home».
El volumen del maletero es de 400 Litros, que se pueden convertir en 1.175 litros en caso de abatir los asientos delanteros.
El equipamiento de nuestra unidad era prácticamente el más completo posible, lo cual hace que el valor total del vehículo ascienda a 19.560 €, sólo por debajo del Volkswagen Golf de similares características.
El Fiat Bravo es un coche que no desentona en ninguno de sus apartados. Cómodo y ahorrador, resulta práctico y moderno a la vez, sin olvidar su lado juvenil, con lo que resulta una buena opción para un usuario que busque desplazarse de un sitio a otro sin más alardes.
La gran virtud de este coche es, pues, su equilibrio. Mientras otras marcas enfocan su producto hacia un lado más dinámico y «emocional», como Seat con el León, y otras se han ganado fama de calidad y robustez gracias a modelos como el Golf de Volkswagen, en el Bravo encontraremos un poco de cada uno de ellos. No destaca especialmente en ningún aspecto pero tampoco desentona, lo cual lo puede hacer más atractivo para un mayor número de conductores.