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Poco a poco la firma del óvalo va desvelando cada vez más detalles y carrocerías de la próxima generación del Focus, la tercera del compacto que cuenta, como en las dos anteriores, con el ágil comportamiento dinámico como su rasgo más característico.
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La
elaborada suspensión trasera multibrazo anda detrás de unas cualidades sobre el asfalto que, en esta edición del modelo intermedio de Ford, debería subir incluso un peldaño más. Ahora bien, si en cuanto a sensaciones al volante aún habrá que esperar un poco para poder experimentarlas,
en lo que se refiere a eficiencia de los propulsores de gasolina sí puede avanzarse que habrá un mundo entre las nuevas versiones y las que aún están a la venta.
Esto, que era una sospecha creíble a la luz de los datos publicados sobre la nueva familia de motores Ford EcoBoost, cobra rango de verdad absoluta en el caso del nuevo Focus ST, la variante «racional» más deportiva de la gama, que lamentablemente no comenzará a venderse hasta 2012.
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Olvidada ya su relación con Volvo,
Ford ha elegido para rellenar el vano motor del próximo ST el nuevo bloque tetracilíndrico SCTi que cambia cilindrada y fuerza bruta por refinamiento tecnológico.
Así, de los 2,5 litros sobrealimentados y repartidos en 5 cilindros se pasa a un 2.0 de aluminio, también con turbo, pero con inyección directa de gasolina y distribución variable TIVCT, que actúa de forma independiente sobre las válvulas de admisión y las de escape.
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Cuando anunció este motor a principios de 2010, Ford ya anticipó que estaba diseñado para entregar potencias superiores a los 200 CV. Pues, en el caso del Focus, la promesa alcanza los 250 CV, una cifra que supera en 25 CV los del anterior ST y que le permite mirar de cerca las creaciones más radicales del segmento de los compactos, como el
Mazda3 MPS, el SEAT
León Cupra R o el Volkswagen
Golf R, entre otros.
Ahora bien, más de uno está esperando que Ford se pronuncie acerca del futuro Focus RS, uno de los coches más salvajes y adictivos que hemos probado.
