La primera faceta se caracteriza por los motores eléctricos conectados a cada una de sus dos ruedas. Su misión es tanto la de impulsar el vehículo como la de controlar la frenada y la detención del mismo. Su especial configuración permite, asimismo, un radio de giro radicalmente reducido.
La alimentación, como viene siendo habitual en los prototipos eléctricos de última generación, parte unas baterías de iones de litio que pueden recargarse en la red eléctrica doméstica. La autonomía estimada es de unos 40 km.
El segundo concepto, el de conectividad, se manifiesta en diversos sistemas, como el de comunicación con la red eléctrica, para establecer el mejor momento para recargar en función del consumo general. Por otra parte, gracias al GPS y a las tecnologías de comunicación entre vehículos y análisis de distancias mediantes cámaras y sensores, el EN-V se puede conducir tanto de forma manual como autónoma.En el modo autónomo, este concept car selecciona automáticamente la ruta más rápida en función de la información del tráfico obtenida en tiempo real. Además, con estas tecnologías se podrían prevenir gran cantidad de accidentes.