Después de unos años ciertamente difíciles, en los que Fiat había decidido recortar gastos en inversiones para nuevos modelos -a cambio adquirió Chrysler, y con ella Jeep y el resto de marcas-, la firma italiana está remontando el vuelo gracias, sobre todo, al éxito del Fiat 500.
Nacido en 2007, la enorme aceptación del pequeño urbano de inspiración vintage animó a Fiat a desarrollar más modelos basados en el mismo concepto estético, pero mucho más versátiles y prácticos. El Fiat 500L, monovolumen de 5 o 7 plazas, y especialmente el Fiat 500X, atractivo crossover con plataforma de Jeep, copan ahora la mayor parte de las exposiciones en los concesionarios de la marca, dejando apenas espacio al Fiat Panda y al Fiat Punto, además del Fiat Freemont, modelo en vías de desaparición.
Con la llegada de la última evolución del Fiat 500, de línea claramente continuista y de la que puede esperarse una vida comercial de otros cinco años, queda claro pues que Fiat ha apostado por dar protagonismo a este modelo, icono de la motorización italiana en los años 50 y 60, y que ahora se ha convertido en el estandarte de la Fiat del siglo XXI.
Ahora bien, para Fiat el nuevo 500 es una suerte de afortunado accidente en su histórica trayectoria, vinculada desde siempre a la producción de coches prácticos y asequibles. Por eso, frente su enfoque pasional y, por qué no decirlo, de coche de capricho y aspiracional, la firma turinesa no tiene intención de renunciar a lo que siempre ha sido su negocio principal.
En este sentido, la gama de modelos convencionales mantendrá un urbano y un polivalente, además de aportar un nuevo compacto. Es decir, sigue el Panda, y en 2016 llegarán el sucesor del descatalogado Fiat Bravo y del longevo Fiat Punto (11 años lleva el actual modelo, con diferentes nombres como Grande Punto o Punto Evo…).
El nuevo compacto, cuya denominación interna es 356 (el nombre definitivo, dicen desde la marca, recuperará un término ya conocido y muy italiano), contará con 3 carrocerías: un sedán de 4 puertas derivado del asequible Fiat Ægea fabricado en Turquía, una de cinco puertas y un familiar. Desde la marca aseguran que será un coche claramente del segmento C, con el nivel de equipamientos esperables en un vehículo de su clase, pero a precios de segmento B. Posteriormente llegará el reemplazo del actual Fiat Punto que, esta vez sí, será un coche completamente nuevo.
Más difícil de clasificar en este panorama será el Fiat 124 Spyder, un descapotable biplaza de ambiciones prestacionales. Fruto del acuerdo de colaboración con Mazda, aprovecha la plataforma del Mazda MX-5 para ofrecer una configuración de motor delantero y tracción trasera. El motor, un 1.4 MultiAir que rondará los 180 CV, cambio e incluso distribución de pesos serán propios de Fiat, amén de la estética, ya que se está poniendo mucho interés en ofrecer un carácter propio y bien diferenciado del roadster japonés. Tanto es así, que contará con su correspondiente variante Abarth, con lo que eso supondrá de exclusividad y, sobre todo, altas prestaciones, con una potencia que podría situarse en torno a los 200 CV, gracias al motor 1.8 MultiAir utilizado en el Alfa Romeo 4C (aquí tienes la prueba), convenientemente domesticado.
Esta lista de modelos, aunque no se puede decir que sea definitiva, sí deja sin solución de continuidad a modelos de mayor tamaño, como una berlina del segmento D o un monovolumen que reemplace al Fiat Freemont. La compra del grupo Chrysler aportó esta solución familiar a corto plazo (hay que recordar que se trata del Dodge Journey adaptado al mercado europeo), pero las altas exigencias para los motores diésel en materia de emisiones, especialmente con la entrada en vigor de la norma euro6, obligan a una elevada inversión a los fabricantes, esfuerzo que en FCA (Fiat Chrysler Automobiles) han considerado que no merece la pena para las ventas potenciales. Es más, ni siquiera la Chrysler Voyager, reconvertida a Lancia, seguirá vendiéndose en Europa, donde el diésel sigue teniendo un peso mayoritario en este tipo de segmentos.