Hoy, sin embargo, cualquier fabricante de vehículos de alto standing sabe que tiene ofrecer una alternativa al tradicional motor de gasolina. Así lo entiende Infiniti, que a la espera del lanzamiento prometido de un coche con propulsión híbrida, ha desarrollado una mecánica diésel 3.0 V6 con la que cubrir un hueco en su catálogo necesario en el Viejo Continente.
Los crossover de Infiniti, el EX y el FX, serán los primeros en beneficiarse de la llegada de este turbodiésel, que posteriormente hará entrada en la última berlina presentada por la marca, el M.El nuevo motor V6, denominado V9X, cubica 2.993 cc y ha sido desarrollado en Europa por los técnicos de Infiniti, en colaboración con especialistas de la Alianza Renault Nissan. Descartada la opción de crear un bloque V8 por no ser aprovechable para las marcas más populares, en Infiniti decidieron que la configuración de seis cilindros proporcionaba un justo equilibrio entre prestaciones y refinamiento. La potencia de 238 CV y los 550 Nm de par máximo extraídos entre 1.750 y 2.500 rpm parecen garantizar la primera de las premisas.
En cuanto a lograr valores de satisfactorios de la segunda, la toma de decisiones tuvo varios puntos críticos. Para empezar, porque se trataba de crear un propulsor diésel que debía caber en el vano motor de automóviles concebidos inicialmente para alojar mecánicas de gasolina, más livianas y compactas. Por ese motivo se estableció un ángulo de 65º entre bancadas, de manera que se lograba acercarse a la compacidad de un motor con la V a 60º, más ortodoxo, a la vez que se dejaba suficiente espacio entre ellas para colocar un turbocompresor relativamente grande.Por otra parte, la construcción del bloque descartó el aluminio por la complejidad técnica que requiere, debido a la gran cantidad de refuerzos que necesita para compensar su falta de rigidez frente a la pesada fundición de acero, y también por culpa de los elaborados árboles contrarrotantes que exige aquel material. La solución elegida ha sido el acero compactado con grafito (Compacted Graphite Iron CGI), componente que según la marca combina las ventajas de un bloque de fundición pero pesa un 20% menos, con lo que su masa concede menos margen al aluminio. Un cuidado estudio de su estructura y de los refuerzo ha permitido reducir al mínimo las
vibraciones a la par que ha asegurado una resistencia suficiente a las elevadas cargas que es capaz de desarrollar este V6. Eso sí, la culata es de aluminio. La confianza en el resultado obtenido es la responsable de que se haya establecido el régimen de ralentí a tan sólo 650 rpm.Además del turbocompresor de gran tamaño, la alimentación se ha confiado a un sistema de inyección directa common-rail de última generación firmado por el especialista alemán Bosch, el cual finaliza su función con siete inyectores piezoeléctricos de siete orificios capaces de trabajar a 1.800 bares de presión.
El séptimo inyector va a alojado en el sistema de escape, como parte de las medidas para reducir las emisiones nocivas, y trabaja conjuntamente con el filtro de partículas DPF para facilitar su regeneración quemando de forma imperceptible los restos de hollín adheridos a dicho filtro.
La presentación oficial de las versiones equipadas con este motor tendrá lugar durante el próximo Salón del Automóvil de Ginebra, que abre sus puertas al público el próximo 4 de marzo.