Rudo y tosco, anticuado, espartano, incómodo, gastón, lento, feo… Cualquiera de estos adjetivos serviría para definir al Land Rover de siempre, hoy denominado Defender. Y, sin embargo, se trata de uno de los automóviles de trayectoria más longeva en todo el mundo, tras su lanzamiento durante el Salón de Amsterdam de 1948. ¿Por qué?
Pues, probablemente, porque su incomparable robustez y capacidad para trepar por lo hizo merecedor de la confianza de los campesinos más silvestres y de los cazadores más intrépidos, por no hablar de algunos de los cuerpos militares más activos, empezando por el del propio Reino Unido.
Hoy el Land Rover Defender es un coche que todavía resulta rentable para la marca británica. Quizá por ello, las formas del DC100 son sólo un primer paso para que nos vayamos haciendo a la idea de por donde irán los tiros cuando, en 2015, llegue el relevo definitivo del emblemático todoterreno.