El volante motor, por su parte, cuenta con un amortiguador de dos etapas que, además de absorber las variaciones de par, también asume las sacudidas propias del arranque y apagado del motor, para así reducir las vibraciones y el ruido.
El objetivo de estas modificaciones es mejorar la transición en la entrega de par del motor V6 y del eléctrico delantero. El propulsor de gasolina, que se para cuando el coche está detenido, no se pone en funcionamiento de forma inmediata al arrancar sino que, en caso de que la batería esté suficientemente cargada, es el eléctrico el encargado de iniciar la marcha y mantenerla a baja velocidad. En condicionales normales de conducción, la mecánica de combustión recupera el protagonismo, aunque el sistema determina el reparto de potencia para obtener un rendimiento óptimo, primando la economía de combustible.
En este mismo sentido, el sistema de transmisión híbrido del Lexus RS 450h ha sido dotado con tres modos de conducción: ECO, EV y SNOW.
El primero de ellos proporciona un control no lineal de la respuesta del acelerador y de la gestión del aire acondicionado, con el fin de lograr una conducción eficiente. En la práctica, se trata de reducir la respuesta del acelerador para mitigar los efectos de una conducción agresiva, y también de limitar la entrada en funcionamiento del compresor del aire acondicionado en las fases de aceleración.
El modo EV, activado por defecto entre el arranque y los 40 km/h, permite circular con el motor de gasolina apagado y, por tanto, sin emisiones, mientras dure la carga de la batería. Finalmente, al activar el modo SNOW, se suaviza la respuesta del acelerador y se mejora la estabilidad del SUV al arrancar en superficies deslizantes.