Prueba realizada por Gabriel Esono
Imaginemos por un momento que tienes una empresa que fabrica millones de unidades de un producto muy popular y las vende en todo el mundo. Quieres incrementar el negocio, pero no te interesa producir más de lo mismo, así que apuntas a otro segmento, más elitista y con mayor valor añadido.
En este negocio, sin embargo, te encuentras con unos pocos que presumen de llevar haciendo eso mismo desde hace décadas, una circunstancia que sus clientes tipo valoran muy positivamente. Así que decides ofrecer ese producto de lujo en mercados donde tus raíces sean menos importantes que tus cualidades objetivas.
Eso es, a grandes rasgos, lo que hizo Toyota hace 21 años cuando lanzó en Estados Unidos su primer Lexus, el LS 400. Se trataba del coche más grande y lujoso fabricado nunca por una marca japonesa, que culminaba de esa forma su asentamiento en el mercado americano, más permeable que el europeo.
Aunque con el tiempo nos estamos acostumbrando a ver la «L» presidiendo la parrilla de algunos de los modelos premium mejor elaborados y con mayor reconocimiento de fiabilidad, en Toyota tenían claro que en un cara a cara frente a las marcas tradicionales, es decir, BMW, Mercedes-Benz y también Audi, la corta historia de Lexus se encontraba en franca desventaja frente a los valores cimentados durante muchos años por los fabricantes alemanes.
Como el lujo y la calidad ya estaban conseguidos, en Lexus decidieron distinguirse del resto mirando a los valores del futuro: la eficiencia energética.
Tomando como base la tecnología híbrida que Toyota mostró por primera vez con el Prius (Hybrid Sinergy Drive, HSD), en Lexus han desarrollado lo que denominan Lexus Hybrid Drive (LSD), que en este Lexus RX 450h presenta su segunda generación o, lo que es lo mismo, que le lleva una cabeza de ventaja a todos los que acaban de empezar a producir sus propios SUV de lujo con propulsión híbrida, desde los mellizos Porsche Cayenne S Hybrid y Volkswagen Touareg Hybrid, al BMW ActiveHybrid X6. Audi también su aplicación mixta gasolina/eléctrico, aunque el Q5 Hybrid milita en un segmento de menor tamaño.
Tal y como decía en la introducción, el rasgo distintivo de Lexus es la propulsión híbrida, sistema que utiliza en casi todos sus modelos. De hecho, en los últimos tiempos está focalizando su estrategia en este tipo de motores, al menos en Europa, y como prueba de la confianza en ellos, tanto el LS 600h, actual buque insignia de Lexus, como el GS 450h y este RX 450h se ofrecen únicamente con esta combinación mecánica. Lo mismo podrá decirse del inminente CT 200h, la alternativa compacta premium a los BMW Serie 1 y Audi A3, aunque su concepción es calcada a la del Toyota Prius y el nuevo Auris HSD.
Si quieres saber en qué consiste exactamente la tecnología híbrida del Lexus RX 450h, date una vuelta por el reportaje que tenemos aquí publicado. Si quieres saber lo que se siente al conducirlo, sigue leyendo.
La mejor noticia que uno puede esperar al subirse a un coche híbrido es que se cumpla promesa principal: menos consumos a igualdad de prestaciones. En lo que se refiere a los primeros, Lexus declara una cifra en el ciclo combinado de 6,3 l/100 km. Sobre el papel, se trata de un valor extraordinario para un coche que, en una versión completamente equipada como la de esta prueba, puede superar los 2.200 kg de peso.
Luego, una vez en marcha, las cosas cambian un poco. Aunque es muy sobrio para lo que es habitual en un SUV de 300 CV, los 12,0 l/100 km que mostraba el ordenador de a bordo tras los 1.464 km que hicimos con él todavía lo dejan un poco alejado de lo que puede verse en un buen diésel, como el Volkswagen Touareg 3.0 TDI que probamos hace unos meses.
Esto significa que si el pretexto para comprar el Lexus RX 450h es por la eficiencia de la tecnología híbrida, entonces también sería recomendable hacer un curso de conducción ecológica si se quiere aprovechar al cien por cien sus cualidades.
En cuanto a las prestaciones, desde luego los CV están ahí. Una vez lanzado, no tiene ningún problema para mantener unos cruceros muy elevados sin dificultad aparente. Es más, la velocidad máxima, establecida en 200 km/h, no parece que sea un tope mecánico y, aunque no va sobrado, sí da la sensación de que podría llegar algo más arriba.
Pero como no estamos en Alemania, supongo que es más importante señalar su buena respuesta en general. Cierto es que los kilos están ahí, pero el empuje es constante desde muy bajas velocidades, gracias no sólo a la potencia del conjunto propulsor, sino debido al peculiar funcionamiento del cambio de variador continuo.
Si estás acostumbrado a un cambio convencional, al principio se te hará extraño sentir el desfase entre las revoluciones del motor y la aceleración percibida. Pero luego las cifras no engañan: acelerar de 0 a 100 km/h en 7,8 segundos sólo está autorizado para coches serios, y el Lexus RX 450h lo es.
Al iniciar la comercialización del RX 450h, Lexus ofrecía dos posibilidades de suspensión en su versión más alta, denominada President. Una, que montaba la unidad que ves en las fotos, con un sistema neumático que sustituye a los tradicionales muelles y amortiguadores. Otra, con un elaborado sistema de barras estabilizadoras activas que, finalmente, la marca ha dejado de ofrecer en nuestro mercado al considerar que la primera se adaptaba mejor a los gustos de los clientes.
Como no he podido comparar, no te puedo decir hasta qué punto es acertada la decisión, pero desde luego la suspensión neumática se comporta de manera ejemplar.
Los coches que cuentan con este tipo de sistema suelen distinguirse por un elevado grado de confort y facilidad para absorber las irregularidades. En este caso, además, es capaz de camuflar bastante bien el centro de gravedad que, como no podía ser de otra forma tratándose de un SUV grande, se encuentra bastante elevado.
La forma como trabaja la amortiguación, especialmente en carreteras amplias, es de lo mejor que ha pasado por nuestras manos, porque además no transmite en ningún momento esa cierta sensación de flotabilidad, en ocasiones mareante, que sí percibimos por ejemplo en el Volkswagen Touareg.
En carretera estrecha, sin embargo, la cosa no está tan clara. Aquí la altura y el peso juegan claramente en su contra y no invita a mantener ritmos elevados. De hecho, cuando hable del interior ya lo entenderás, pero el Lexus RX 450h no engaña en este sentido y las sensaciones que transmite desde el primer momento es de que la carretera, cuanto más señorial, mejor.
Lexus, por otra parte, ha aprovechado la coyuntura para instalar un botón (por cierto, un poco oculto) que permite variar la altura de la carrocería. Muy útil para afrontar las agresivas rampas de algunos garajes, también puede dar pie a pensar que este coche es un todoterreno.
Error. Aquí, en realidad, es donde se ve a qué juega el crossover japonés, que no es otra cosa que a cumplir con las expectativas de gran cantidad de clientes, hartos de ver alargadas berlinas de formato clásico de tres volúmenes y cuatro puertas. Con el RX 450h parece que te puedes meter en el campo y, de hecho, no te dará apuro ir con él a la casa de la sierra, pero no te tentará a buscar rutas ocultas en recónditos parajes sin asfaltar. No es su estilo.
El estilo del Lexus RX 450h es más bien el de un sibarita, amante de los espectáculos exclusivos, las cenas de gala o eventos con alfombra roja. Eso es lo que transmite su interior, que no oculta la particular forma que tienen en Japón de entender el lujo.
Piel por doquier, inserciones de madera y ajustes impecables, combinados con unos plásticos de aspecto aceptable, presiden un interior en el que no se puede echar prácticamente nada en falta.
Los asientos delanteros, eléctricos y climatizados (pueden enfriar o calentar), son dos auténticos butacones en los que no importa que tu cuerpo sea menudo o consistente, te harán sentir como en casa. O casi mejor, porque el equipo de sonido Mark Levinson incluye toda la parafernalia que puedas imaginar: 15 altavoces, sonido envolvente Sorround System 7.1, cargador de 6 DVD frontal más disco duro para almacenar música, combinado con el navegador con pantalla de 8″.
Los pasajeros de detrás no se sentirán discriminados tampoco. Ahora Lexus monta dos enormes pantallas tras los asientos delanteros para que cada uno decida lo que quiere ver y oír, gracias también a unos auriculares inalámbricos que también impresionan lo suyo.
En definitiva, el Lexus RX 450h es lo que normalmente lo que se suele denominar un salón rodante, en el que el confort y el espacio predominan sobre cualquier otra condición excepto los dispositivos de seguridad.
El Head-up Display, que proyecta sobre el campo visual funciones básicas de la conducción es uno de los detalles llamativo, aunque también destaca el Control de Crucero Adaptable (ACC), que mantiene la distancia de seguridad programada respecto al vehículo que nos precede.
Si nos fijamos en la cantidad de SUV de lujo que las marcas premium han ido lanzando en los últimos años, parece que se trata de uno de los segmentos más apetecibles para las marcas.
Entre todos ellos, probablemente el Lexus RX 450h es uno de los más consecuentes con el público al que está dirigido. Bien formados y lógicamente con un alto poder adquisitivo, es muy probable que sus clientes valoren positivamente el esfuerzo tecnológico de Toyota, casa madre de Lexus, por ofrecer un vehículo más eficiente.
Pero, matices ecológicos al margen, lo cierto es que el Lexus RX 450h es un coche de lujo en toda regla, de los que hacen sentir orgulloso a su propietario, consciente de que adquirir un coche con cierto aspecto de todoterreno no significa necesariamente que te guste mancharte los mocasines de barro.
El precio del Lexus RX 450h President, 86.900 €, no tiene trampa. Es lo que se dice un «full equip» con todo el equipamiento que le cabe. Si lo quieres más modesto, se queda en los 68.430 € de la versión Premium.
Alejado de la hipertrofia del BMW ActiveHybrid X6 (98.700 € por 485 CV), el RX 450h parece que entre más en colisión con el nuevo Volkswagen Touareg 3.0 TSI Hybrid, que empieza en casi 84.000 €, aunque la carta de opciones de 4×4 alemán es tan amplia, que con muy poco te plantas por encima del tope de la gama «campera» de Lexus.
Cuando uno se dedica a esto de probar coches, lo normal es que te sucedan anécdotas de vez en cuando. Descubrir una nueva carretera, posar junto a una vaca, ver la inescrutable expresión de un policía preguntándose qué hace un tipo como yo en un coche como ése. La respuesta, suele ser siempre la misma: una sonrisa.
No reí, sin embargo, cuando, de camino al garaje, pensaba en si había apagado la luz del interior del coche o no. El resultado, lo puedes imaginar: tuve que abrir la puerta con la llave. Con más de 100 coches probados en estos casi dos años de Cochesafondo, tenía que elegir un Lexus híbrido para cometer el típico descuido por el que sueles mofarte de otros.
Así que no me quedó otra que actuar como lo haría un cliente exigente, llamar de inmediato al servicio de asistencia de la marca, que actuó como si le fuera la vida en ello.
Es en momentos como estos cuando entiendes que la diferencia entre un coche popular y otro de marca premium va un poco más allá de lo que los coches son. Y eso tiene un precio.