Los nuevos Pirelli P Zero alargan su huella
Opiniones y prueba por Gaby Esono
Neumáticos deportivos del estilo del Pirelli P Zero, desarrollados para vehículos de altísimas prestaciones, hay algunos en el mercado, eso está claro. Que para su creación se haya partido de la experiencia de la marca en Fórmula 1, ya no tantos. Y que sean herederos de una tradición que se inició a finales de los años 80, con el desarrollo específico para el mítico Lancia Delta S4, y que después fueran los que calzara el no menos mítico Ferrari F40 cuando pisó por primera vez la calle, ya os aseguro que no hay ninguno.
Y es que si por algo se ha caracterizado el Pirelli P Zero desde sus inicios es que siempre ha seguido la premisa que denominan «perfect fit», es decir, se ha trabajado mano a mano con los constructores de automóviles para adecuar cada neumático a los requerimientos de cada vehículo. Y no automóviles cualquiera: modelos como el Ferrari 512 Testa Rossa, el Lamborghini Aventador, el McLaren P1, el Pagani Zonda o el Aston Martin DB9 forman parte de la ilustre lista de coches que fueron desarrollados teniendo a los P Zero como sustento para controlar el poderío de sus motores.
Los nuevos Pirelli P Zero llegan al mercado con un notable avance, según asegura la marca, en las principales mediciones. Son más ligeros, silenciosos, cuentan con mejor rendimiento en agua y ofrecen una menor resistencia a la rodadura. Además, próximamente se podrán solicitar con la cubierta personalizable opcional con tiras y logos en los flancos pintados al estilo de la Fórmula 1, con uno de los 4 colores por defecto (rojo, amarillo, plateado o blanco), o bien con cualquiera de los colores PANTONE.
Peculiaridades estéticas al margen, lo que realmente hace diferente al Pirelli P Zero es el mimo con el que el fabricante italiano desarrolla cada versión específica para un modelo o tipo de coche. Esta nueva generación sale al mercado con 117 certificaciones (y subiendo…), que es lo mismo que decir que aunque se llamen igual, cada P Zero está creado para adecuarse a los requerimientos de estructura, compuesto y dibujo que cada marca ha establecido para su vehículo.
Se parte, en cualquier caso, de un desarrollo común, que en esta generación se distingue por contar con una nueva construcción del talón (nuevamente heredada de la tecnología de la Fórmula 1), que mejora el asiento de la cubierta en el borde de la llanta; y una nueva estructura, con unos canales longitudinales de menor profundidad pero mayor anchura (para la mejora de las prestaciones en mojado) y construida con nuevos materiales que incluyen polímeros que aportan mayor ligereza, rigidez, confort y también contribuyen a la menor resistencia a la rodadura. Además, Pirelli ha trabajado para asegurar que el rendimiento del neumático se mantiene constante a lo largo de su vida útil.
Los P Zero podrán equipar las tecnologías Runflat (permite rodar durante algunos kilómetros con el neumático sin aire), PNCS (espuma interna que reduce la sonoridad) y Seal Inside (material autosellante capaz de mantener la presión frente a un 85% de las causas accidentales de pérdida de presión). En un futuro próximo, la conectividad también llegará a estos neumáticos de la mano de la tecnología Pirelli Connesso. A través de unos sensores integrados en la cubierta, una aplicación en el smartphone del usuario recopilará información relevante de cada rueda, como la presión de aire, temperatura de la cubierta, cargas verticales y laterales o incluso el nivel de desgaste. Más adelante la aplicación también permitirá conocer la vida útil restante en kilómetros, solicitar cita previa con el taller concertado más próximo o consultar diversos servicios de información.
En su lanzamiento, el catálogo del nuevo Pirelli P Zero contiene 102 medidas que cubren el 90% del mercado, entre las que se incluyen 14 para llantas de 18”, 21 de 19”, 31 de 20”, 8 de 21” y 3 de 22”, entre otras.
Pirelli puso a nuestra disposición una amplia flota de modelos equipados con su nueva generación de neumáticos de altas prestaciones, que pusimos a prueba en las instalaciones del INTA. Para la ocasión desplegaron varias unidades del Porsche 718 y el Lamborghini Huracan Spyder, Audi RS3 y Mercedes-AMG C 63, entre los más prestacionales, mientras que el lado más racional vino de la mano de los Audi A4, Mercedes-Benz Clase E y Volvo V90.
Lejos de poder sacar conclusiones exactas y mediciones comparativas milimétricas respecto a la generación anterior, de lo que se trató fue de ver la eficacia de los neumáticos en condiciones muy diversas y montados en coches de perfil muy distinto -aunque todos de altas prestaciones, por supuesto-.
Para los Porsche se diseñó un pequeño circuito, con curvas a baja velocidad y aceleraciones breves pero intensas, aderezado con una zona de piso deslizante. De ese modo, se mostraba sobre todo la eficacia de los P Zero en fuertes aceleraciones y, en menor medida, su rendimiento en mojado -en realidad era como ir sobre hielo, de modo que las manos del conductor y la electrónica tuvimos que poner mucho de nuestra parte-.
Los espectaculares Lamborghini Huracan Spyder nos esperaban para realizar una prueba de frenado, que empezaba buscando una de las curvas peraltadas del INTA para iniciar una salida lanzada desde 80 km/h hasta lo que te dictara el sentido común. Llegado un punto, había que pisar el freno como si la vida te fuera en ello -bueno, en cierto modo así era…- para conseguir detener el superdeportivo italiano antes de un portal hinchable de Pirelli. Los instructores de Auriga Sport, empresa contratada por Pirelli para la sesión, aseguran que se podían alcanzar los 170 km/h fácil y detenerse a tiempo. Yo me conformé con unos emocionantes 161 km/h, suficientes para hacer trabajar al ABS y a lo discos de carbono del Lambo. Los neumáticos dejaron claro que no iban a ser un problema. Y el biplaza italiano, de hecho, tampoco.
Los Audi A4 y los Mercedes Clase E nos reservaban un recorrido por el trazado oval, peraltado y con asfalto en condiciones no precisamente idílicas, en el que se podía comprobar la baja sonoridad de los Pirelli P Zero y su capacidad para ayudar a la suspensión a absorber los baches.
Los Audi RS 3 y Mercedes-AMG C 63 aportaron otro punto de emoción, en un circuito muy revirado, con subidas y bajadas y alguna curva ciega en la que, de nuevo, de lo que se trataba era de comprobar el comportamiento al límite -pero a velocidades moderadas- de los neumáticos italianos. De hecho, su límite de adherencia es tan alto, especiamente en vehículos tan prestacionales como estos, que para ponerlos en aprietos había que ir bastante más allá de lo que dicta el sentido común.
Si bien todas estas pruebas llamaban la atención por uno u otro motivo, a mí la que más me sorprendió fue la del zig-zag con el Volvo V90. No en vano, por muy dinámicos que intenten hacer sus coches, la gente de la firma sueca tiene una indisimulada debilidad por las suspensiones blandas que no pasó desapercibida en la esquiva de conos, pero que gracias al agarre de los neumáticos daba la sensación de ser un modelo bastante más dinámico de lo que sugiere su apariencia.