Museo Lamborghini: P 250 Urraco

Roger Escriche. – Los rumores sobre el lanzamiento de un Lamborghini pequeño fueron una constante desde el nacimiento de la marca, pero por varias razones nunca había llegado a materializarse. Finalmente, en el Salón de Turín de 1970 se desveló la primera aproximación seria de la firma de Sant’Agata a un escalón inferior en el que se encontraban propuestas más versátilesque los enormes V12, como el Porsche 911.

El Lamborghini Urraco desvelado en el Salón de Turín equipaba un V8 de 2.5 litros y además anticipaba otro cambio tecnológico importante en Sant’Agata: a partir de hora, los motores irían siempre montados detrás. Con todo, los primeros prototipos fueron construidos demasiado precipitadamente y el proyecto sufrió bastantes cambios antes de llegar definitivamente a la producción, algo que encareció el precio final del vehículo y lastró sus posibilidades frente a la competencia.

La fabricación del vehículo no se encarriló hasta 1974, cuando Ferruccio Lamborghini ya había perdido el control de la compañía. El corazón del Urraco era el nuevo motor V8 de 2.463 cc con un único árbol de levas por bancada de cilindros y distribución por correa en lugar de cadena.

El motor de 220 bhp estaba montado transversalmente y desplazado hacia la derecha gracias a su compacidad. A la izquierda del propulsor, se situaba el cambio manual de cinco velocidades. El V8 estaba alojado en un subchasis junto con la suspensión trasera, y todavía quedaba espacio detrás para un pequeño compartimento de carga.

En el interior, además de ofrecer acabados de una calidad superior a los anteriores Lamborghini, el Urraco contaba con una innovadora colocación de los principales indicadores y dispositivos que, en la práctica, funcionaba bastante bien.

A pesar de ser un Lamborghini muy diferente de los vistos hasta el momento, el Urraco no era menos seductor una vez puesto sobre el asfalto. El diminuto V8 era de respuesta inmediata y fresca, aunque el cambio -de recorridos bastante largos- dejaba mucho que desear y el embrague era exageradamente pesado. Con todo, la dinámica del vehículo siempre fue extraordinaria. El paso por curva era fabuloso gracias a la rigidez del chasis. A diferencia de un Porsche 911, más apropiado para el uso diario, el Urraco era un coche más enfocado a la diversión momentánea, agotador en distancias largas.

En 1974, el Urraco recibió una segunda versión denominada P300 con motor de 2.997 cc y 250 bhp, y en 1975, un tercera variante de 2.0 litros y 182 bhp, concebida únicamente para adecuarse al sistema de impuestos del mercado italiano, y la cuestión no debía ser ninguna tontería si tenemos en cuenta que Ferrari hizo exactamente lo mismo con el Dino y Maserati con el Merak.

El Urraco agantó en cartel hasta 1979, coincidiendo con una de las etapas con mayores problemas financieros para Lamborghini. A consecuencia de ello, su producción fue bastante errática -aunque inicialmente se había previsto fabricar 2.000 unidades del Urraco cada año-, el control de calidad algo justo y el trabajo comercial completamente inexistente.

Cochesafondo en el Museo Lamborghini I