©Nissan
Barcelona.- Cada vez son más los fabricantes decididos a demostrar que las actuales tecnologías de propulsión eléctrica exigen pagar ciertos peajes en cuanto a comportamiento. La última incorporación a la batalla de candidatos es el Esflow de Nissan, un por ahora prototipo de biplaza deportivo eléctrico con tracción trasera y dos motores, cada uno de ellos acoplados a una rueda.
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La solvencia de Nissan fabricando deportivos está fuera de toda duda, algo que pudimos comprobar
conduciendo el 370Z. Ahora, los ingenieros de la firma japonesa han dado una vuelta de tuerca a la tecnología ya vista en el Leaf para adaptarla a las prestaciones que se esperan de un coupé con las líneas del Esflow.
Sobre el papel por lo menos, lo ha conseguido. Lo que en el Leaf son las prestaciones que se esperan de un vehículo familiar y completamente limpio, en el Esflow se convierte en una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 5 segundos. La tracción trasera pura se compone de dos motores, colocados por delante del eje trasero y en posición central. Cada motor acciona de manera independiente cada una de las ruedas, de forma que la entrega de par también se emplea para asegurar la estabilidad del vehículo.
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La energía para el funcionamiento de los motores la proporcionan los mismos packs de baterías laminadas de iones de litio que posee en Leaf, aunque en el caso del Esflow se han posicionado a lo largo de los ejes delantero y trasero del vehículo para centralizar las masas. Con estas baterías, el Esflow puede recorrer hasta 240 km sin emisiones contaminantes.
El Esflow está construido sobre un chasis de aluminio que incorpora su propia jaula de protección. Las células de las baterías se han colocado de manera que aumenten la rigidez y el equilibrio del coche. Además, el reparto de masas se mantiene constante durante la conducción puesto que no hay un depósito de gasolina que pierda peso.