Los principios básicos de la carrocería permanecen inalterados, como no podía ser de otra forma. Capó apuntando al infinito, ventanillas reducidas a la más afilada expresión y cuatro puertas, sí, pero sin marco. Todo ello, culminado con un techo que desciende suavemente para enlazarse con el maletero en una línea continua, sin apenas transición.
Porque a nivel mecánico los responsables de la estrella ha querido que sigamos dejando que sea nuestra imaginación la que trabaje, ya que de momento no ha dejado escapar ni un pequeño detalle.
Claro que, teniendo en cuenta que en los últimos meses han renovado casi por completo su oferta de propulsores «gordos», qué duda cabe que éstos serán los que tendrán cabida bajo su apuesta silueta, empezando por el nuevo 5.5 V8 biturbo de inyección directa que los artesanos de AMG ya han colocado con mimo en los Clase S y Clase CL 63 AMG.
Antes de seguir soñando, volvamos a la realidad confirmada, en la que se combinan la tecnología LED, que por primera vez abarca a toda la iluminación de un vehículo, con un interior de acabados artesanales en el que el conductor es absoluto protagonista.
El ambiente que lo envuelve denota, una vez más, el carácter dinámico que se ha buscado con intención en su comportamiento, aunque el lujo tampoco falta a su obligada cita en un modelo de la marca alemana. Cuero de semianilina, procedente de cuatro reses, es lo que se necesita para tapizar un CLS, cuyo tacto debería satisfacer los paladares más exquisitos.
La selección de maderas nobles, por su parte, también contribuirán a hacer del CLS, una vez más, paradigma entre los coupés de 4 puertas, sobre todo ahora que modelos como el Porsche Panamera o el Aston Martin Rapide han llegado para hacerse un sitio en el segmento que abrió este Mercedes-Benz y que contará, como gran rival, con el futuro BMW Gran Coupé.