Aunque con llegada de la carrocería larga, el Qashqai +2, se realizaron algunos cambios menores, las modificaciones previstas para la próxima primavera (fuentes de la marca afirman que como pronto no llegará a nuestro mercado hasta bien entrado marzo) sí muestran una modernización de sus líneas.
El frontal ha sido completamente renovado, con un nuevo capó, paragolpes, aletas y faros, mientras que para la parte trasera se han adoptado pilotos tipo LED de diseño transparente.
En el interior destaca el panel de instrumentos, ahora con grafías más claras y legibles de los relojes principales (velocímetro y cuentavueltas), entre los cuales se ha situado un ordenador de a bordo rediseñado, con pantalla blanca de cristal líquido.
Detalles como un nuevo material aislante en puntos estratégicos, así como un parabrisas «acústico», contribuyen a mejorar el confort de marcha gracias a un menor nivel sonoro. Pequeños cambios en la suspensión también van encaminados en esta dirección, a la vez que se ha buscado mejorar la respuesta en carretera.
En lo que respecta a las mecánicas, la marca ha anunciado como primicia la llegada de las versiones Pure Drive, cuya principal característica reside en su contenido nivel de emisiones. Gracias al trabajo realizado para lograr una reducción del peso y de la resistencia aerodinámica, el motor turbodiésel common-rail 1.5 dCi de origen Renault pasa de emitir 137 g/km de CO2 a 129 g/km.El resto de combinaciones mecánicas son conocidas, como el propulsores de gasolina 1.6 y el diésel 1.5 dCi, ambos con tracción delantera, y los 2.0, también en gasolina y diésel, los dos con cambio manual de serie y con la posibilidad de adquirirse con tracción delantera o 4×4. El 2.0 gasolina tiene como opción una transmisión CVT, mientras que el turbodiésel 2.0 dCi 4WD se puede solicitar con un cambio automático convencional, con convertidor de par.