Prueba realizada por: GAP
Peugeot concedió al 308 el honor de inaugurar la familia de modelos cuya denominación finaliza con un 8 reafirmando las principales virtudes del 307: aprovechar al máximo el concepto de arquitectura semi alta y mejorar la habitabilidad partiendo de la misma plataforma y sin perder las características básicas de una carrocería compacta.
Las diferencias del Peugeot 308 protagonista de la prueba con los 3 millones de 307 fabricados desde 2001 se reducen a milímetros: 74 mm más de longitud y 53 mm más de anchura para el 308, con los que se ha conseguido mejorar tanto la habitabilidad interior como las medidas de seguridad. La distancia entre ejes entre ambos se mantiene invariable y el 308 pierde 12 mm de altura respecto al 307 para optimizar la penetración aerodinámica y reducir el consumo, aunque la pérdida de milímetros no se nota en el interior.
El Peugeot 308 es un vehículo que busca una clientela totalmente diversificada. Nada entre segmentos como lo hacen el Toyota Auris o el Nissan Tiida, y esto lo puede interpretar cada cuál como buenamente prefiera. Lo que marca la diferencia con la mayoría de compactos es una posición de conducción más elevada, un habitáculo más amplio en casi todas las mediciones, que supera a los del Kia Cee’d o el Citroën C4, y una luminosidad interior que deja a la altura del claroscuro a modelos con la cintura más alta como el Renault Mégane, el Opel Astra o el SEAT León.
El motor diesel common-rail HDi de 1.6 litros y 110 CV del Grupo PSA es un viejo conocido que se adapta como anillo al dedo en vehículos enfocados a una conducción tranquila y económica en los que el nivel de prestaciones puras queda relegado a un segundo plano. Respecto a otros propulsores de prestaciones similares de otros fabricantes, el motor de origen PSA destaca por su buena entrega de par a bajas vueltas, que permite no tener que acudir a la zona alta del cuentarrevoluciones para encontrar puntualmente el empuje necesario, algo que agradecen muchos conductores de talante más sosegado.
El propulsor está asociado como única versión de la gama a un cambio manual de seis velocidades de recorridos bastante largos y tacto suave sin llegar a ser esponjoso, en consonancia con el tarado general del vehículo, en el que se prima la comodidad.
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Con todo, el consumo del Peugeot 308 con el motor diesel de 110 CV es realmente reducido. Se conforma con 4,9 l/100 km en ciclo combinado y 6,2 l/100 km en conducción urbana. La reducción de los 12 mm de altura respecto al 307 demuestra que la eficiencia aerodinámica ha sido un elemento importante en el desarrollo del vehículo para conseguir una reducción palpable de los consumos de combustible.
El Peugeot 308 es un vehículo que no exige nada al conductor excepto relajarse en sus cómodos asientos y conducir. Los 53 mm de anchura extra respecto a su predecesor en la marca y unas suspensiones blandas y de largo recorrido se traducen una buena calidad de rodadura en todas las circunstancias. Las versiones más prestacionales del modelo francés disponen de un tarado algo más duro de los muelles que redunda en un comportamiento más preciso en conducción deportiva, pero las versiones con propulsores menos potentes están mucho más claramente enfocadas al confort.
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Con todo, en apoyos más intensos y asfaltos en mal estado pueden apreciarse tirones en el volante durante las aceleraciones fuertes. Por su parte, los umbrales de intervención del imprescindible ESP, montado de serie en todas las versiones excepto la de acceso Urban, son muy acertados. El dispositivo entra de forma natural y sin brusquedades, en el momento apropiado y con la intensidad necesaria sin llegar a detener demasiado el vehículo.
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Los frenos no sólo están correctamente dimensionados en relación a los 1.412 kg del conjunto, que suponen el tope de peso en la carrocería de cinco puertas con el propulsor de 110 CV, sino que incluso ofrecen una frenada bastante seca si se exprimen con más contundencia. Con el acabado Premium se monta de serie neumáticos 225/45 en llanta de aleación de 17 pulgadas, que consiguen dar un toque estético al conjunto y no llegan a comprometer el comportamiento ni aumentar demasiado el consumo.
Poco más se les puede pedir a los 4,2 metros de longitud del Peugeot 308. El generoso espacio interior que ofrece a los ocupantes comienza a percibirse desde el inicio del mismo gesto para acceder al habitáculo, que concluye con la llegada a unos asientos anchos, cómodos y sin apenas reborde lateral. Tres personas viajarán cómodamente en las plazas traseras, que disponen de una doble salida de aire del climatizador.
Uno de los puntos que llama más la atención es la luminosidad en todo el interior, que con el muy recomendable techo solar ya adquiere cotas de campeonato. La profusión de superficies acristaladas consigue crear el efecto de un interior limpio y confortable desde el primer momento.
El salpicadero es sencillo y funcional. Al estar muy inclinado parece contribuir todavía más a la entrada de luz del exterior y ofrece un buen acceso a toda la información y dispositivos con un simple vistazo mientras se está conduciendo. La posición de conducción es más elevada que la de una berlina convencional, pero no llega a las cotas de los monovolúmenes, mientras que el volante parece excesivamente grande, y por lo tanto poco manejable, para un vehículo de sus dimensiones.
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A veces, los detalles pueden marcar la diferencia entre una u otra opción de vehículo, y en el Peugeot 308 se parecía una dedicación especial en el apartado de la calidad percibida. Sin ir más lejos, en la bandeja del maletero se encuentra un curioso espacio portaobjetos al que probablemente cueste encontrar un uso determinado, pero que demuestran un intento por ofrecer a los ocupantes soluciones que faciliten la vida a bordo. Este hecho también se aprecia en el maletero, donde una práctica bandeja portaherramientas que cubre la rueda de repuesto de galleta genera una imagen de limpieza y orden.
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Y como no podía ser de otra manera, los 430 litros de espacio útil de carga se encuentran entre los mayores de su segmento. A pesar de que la boca de boca del maletero queda bastante elevada desde el suelo, es muy amplia.
El Peugeot 308 1.6 HDi 110 FAP es un vehículo totalmente orientado al máximo disfrute de la vida a bordo, con un consumo bastante contenido y un nivel de prestaciones suficientes, que en este caso pasan a un segundo plano. Su confortable interior es incluso más amplio de lo que parece desde el exterior, y está literalmente bañado por la luz exterior gracias al muy recomendable techo panorámico, de serie en los acabados Premium y GT y como opción en el acabado Sport por 480 €.
La versión de acceso a la gama Peugeot 308, con carrocería de tres puertas y el motor de gasolina VTi de 1.4 litros y 95 CV, se ofrece por un precio inicial muy competitivo de 13.680 €. Con todo, tiene sentido recurrir a versiones más completas en equipamiento para sacar el máximo partido a las particulares características del modelo y a toda su habitabilidad interior. La unidad de pruebas, con carrocería de cinco puertas y nivel de acabado Premium, está destinada a exprimir al máximo estas posibilidades cuando no hay necesidad de disponer de un motor potente. El precio de la versión con el motor HDi 110 arranca en los 21.030 €.